Por José Eduardo Celis Ochoa Cordero. Insurgencia Magisterial. 12 de agosto de 2018
La cautivadora Vietnam
Creo que hay varios factores para que en mi ser interno estuviera la inquietud de conocer Vietnam, la primera es por supuesto la época de los 60’s-70’s en la que una de las contribuciones del rock y de la juventud en general de esa época fue la de protestar por la invasión y masacre que los estadounidenses, sobre todo, en el gobierno de Richard Nixon le infringieron a la población vietnamita. De esa forma Vietnam se convirtió en un símbolo de protesta y de libertad en mis años de la juventud.
El segundo factor fue la plática que tuve con un argentino en un vuelo doméstico en China, quien prácticamente a lo largo del vuelo me estuvo platicando acerca de su reciente visita –en ese entonces- a Vietnam y su asistencia al museo de la guerra de Hanói, lo cual lo había marcado para toda su vida.
El tercer factor y de hecho ya lo comenté en mi acotación anterior, fue aquel día en que en Beijing, mi hijo nos llevó a cenar a un restaurante vietnamita y definitivamente quedé prendado de esos rollos deliciosos, frescos, envueltos en hoja de arroz.
Así que el día en que volamos de Chiang Mai (Tailandia) a Hanói, digamos que la suerte ya estaba echada. El vuelo es de alrededor de 3 horas por Vietnam Airlines, línea también agradable y cómoda.
A diferencia de Tailandia, los requisitos para el visado de Vietnam, son muy sencillos, prácticamente solo se deben cubrir los requisitos de “cajón”: pasaporte con vigencia mínima de 6 meses, solicitud llenada con fotografía, boletos de avión y reservas de hoteles, el costo de la visa va de 150 USD a 250 USD para entrada sencilla o múltiple, respectivamente (alrededor de 2800 a 4700 MXN para cada caso), pero tienen una modalidad que se llama algo así como “Visa al arribo” que consiste en entrar en alguna liga de internet (hay varias disponibles) llenar la solicitud con ciertos requisitos, hacer pago en línea y cuando llegas al aeropuerto de Hanói pasas a un mostrador en donde haces el trámite y el pago final, la verdad de las cosas para nosotros fue mejor hacer el trámite por medio del gestor de la agencia de viajes local, ya que de esta manera ya vas a lo seguro y te representa ahorro de tiempo ya que por ejemplo, cuando nosotros llegamos, tuvimos que esperar a los compañeros mexicanos que iban en nuestro tour para que les dieran su visa en el mostrador respectivo.
A diferencia de Tailandia, cuyo régimen de gobierno recae en la monarquía, hoy en día Vietnam es un república socialista, pero a lo largo de su historia ha sufrido algunas invasiones y dominaciones dentro de las que se destaca a la china, la francesa, la japonesa, la estadounidense y la de la URSS que fueron prácticamente simultáneas cuando existía Vietnam del Norte y Vietnam del Sur. Pero gracias al héroe nacional que le dio libertad e independencia al país, Ho Chi Min, actualmente se trata de un país unido en una república socialista, insisto, e insisto porque quizá de los países socialistas que he conocido, el socialismo de Vietnam es por llamarlo así “muy atractivo” por la forma de vida que llevan los vietnamitas.
La moneda en curso es el Dong y su equivalencia es de alrededor de 23243 dong por 1 USD, o 1224 dong por 1 MXN, pero insisto, no te vayas con la finta de las equivalencias, aunque eso sí, debo reconocer que Vietnam es un país que no es muy caro.
El sistema educativo de Vietnam se inicia cuando los niños tienen entre 5 y 7 años, el jardín de niños no es obligatorio, sino opcional. Luego, siguen las etapas de primaria (5 años de duración), escuela media (4 años) y escuela superior (3 años). En promedio, los vietnamitas terminan la escuela entre los 17 y los 19 años de edad. La universidad en Vietnam dura entre 4 y 6 años, dependiendo de la carrera elegida.
Para variar Vietnam es uno más de los países que en el lapso de alrededor de los últimos 20 o 30 años, ha rebasado a México, por ejemplo ha llegado a tener un impresionante crecimiento del PIB del 8.5 % en al año del 2007.
Curiosamente ese crecimiento ha afectado a los bienes raíces en la capital Hanói, de tal suerte que los terrenos son exageradamente caros y para abaratarlos de alguna manera las casas se construyen en terrenos muy estrechos con casas que van de tres a cuatro o más pisos de altura, sin garaje. Este es uno de los detalles por los que en Vietnam, pero en particular en Hanói, el medio de transporte que más abunda es la motocicleta, esto se debe por una parte como ya dije a que las casas no tienen garaje, por otra a la facilidad de desplazamiento que da la motocicleta y también a que las motocicletas de cierta cilindrada, no pagan impuestos.
El día que llegamos al aeropuerto de Hanói, fuimos recibidos por un guía muy amable que se llama Hoang (nosotros le decíamos Juan), de hecho cuando emprendimos el recorrido hacia el hotel comenzaron las sorpresas agradables, primero en la entrada de la ciudad, de repente apareció un mural que señala un periodo de mil años (de 1010 a 2010), eso definitivamente me impactó pues me dije ¡guau mil años de cultura!, comenzamos a ver la inmensa cantidad de motocicletas, al llegar al hotel fuimos recibidos con un exquisito té vietnamita, así como con obsequios por parte de la agencia de Vietnam que consistieron en palillos para los hombres y un abanico para la señora.
Como ese día era tarde libre, decidimos comer un tente en pie y dedicarnos a deambular hacia el lago (Hoan Kiem) del centro de Hanói en busca del museo de la guerra, afortunadamente todo lo que vimos en el recorrido fue muy grato y dado que ya prácticamente estábamos a media tarde, no nos fue posible localizar el museo de la guerra, así que esa visita quedará como uno de los pendientes de mi vida y como pretexto para una segunda visita a Vietnam en el futuro.
Los vietnamitas “viven mucho en la calle” generalmente desayunan y comen fuera de casa por cuestiones laborales, por lo que abundan las cafeterías y restaurantes callejeros en donde se alimentan, no sé si como la mayoría de la gente es de talla relativamente pequeña, están sentados en la calle en sillas pequeñas o algunos de ellos están en posición de –dijéramos en México- “aguilita”.
A diferencia de las tailandesas, las mujeres vietnamitas en general son muy guapas no obstante su corta estatura, sus cuerpos son muy bien torneados, muchas de ellas visten elegantemente. Como a mi hijo se le ocurrió acudir a una clase de crossfit, Mys y yo seguimos caminando a lo largo de lago Hoan Kiem, pera en un momento dado, el cansancio nos obligó a tomar un pequeño receso, encontramos una agradable cafetería en donde ella degustó el buen café vietnamita, yo pedí una bebida que en la carta decía es tradicional de Vietnam, para mi gusto se trata de una especie de algún grano pulverizado tipo pinole, revuelto con agua y algo de dulce, con hielo, rara a nuestro paladar, pero no dejó de ser interesante.
El entusiasmo de la llegada a Hanói y la salida a la caminata hacia el lago, nos hizo olvidarnos de que esta época es de lluvias también en Vietnam, así que luego de salir de la cafetería no agarró tremendo aguacero, nos mojamos, de cualquier manera nos divertimos, decidimos abordar un taxi y aquí viene quizá el único punto negro de Hanói, los taxistas, muchos de ellos son muy transas y pese a que tienen taxímetro cuando te das cuenta te quieren cobrar una cifra estratosférica, pero, otro punto a favor del hotel que nos tocó en Hanói, cuando llegas y le dices al recepcionista del hotel que verifique la tarifa, obligan al taxista a que te cobre lo justo, eso no lo había yo visto en ninguna parte del mundo. Cuando nos reunimos con mi hijo, nos seguimos mojando en busca de un buen restaurante, lo encontramos y cenamos muy rico ¡sí! Atinaste ¡yo pedí rollos vietnamitas! Esa vez fueron fritos.
Bien, al día siguiente, luego de un buen desayuno en el hotel, comenzó la aventura en Hanói ya con Juan, el guía del tour.
Obviamente al ser un grupo y con ubicaciones en diferentes hoteles, hay que hacer un recorrido para recoger a la gente, por fortuna todo fue puntual y el grupo no era numeroso, así que nuestro bus iba a media capacidad (éramos 20 `personas) entre las que había: mexicanos, portugueses y españoles. Aquí permíteme hacer un paréntesis entre la diferencia de ir en un tour de una agencia a ir por tu cuenta, me refiero a la oportunidad que en el caso del tour de la agencia, tienes de convivir estrechamente con gente de diversas nacionalidades, los cual hace que platiques de manera grata con ellos y en un momento determinado hagas lazos de amistad, en un viaje de ese tipo logré la amistad de mi amigo brasileño Zilli, con quien a la fecha seguimos intercambiando mensajes o fotos de nuestros viajes.
Ese día en Hanói, estuvo pletórico de experiencias, comenzamos con la visita al mausoleo del héroe de Vietnam, en donde se supone que están sus restos embalsamados, o sea Ho Chi Min, lamentablemente el mausoleo estaba en etapa de mantenimiento por un par de meses, así que no fue posible entrar, pero a cambio de eso pudimos presenciar el cambio de guardia:
Muy interesante, como puedes ver los gallardos soldados visten elegantemente de blanco con vivos rojos. Aquí algo que nada tiene que ver con el héroe o con algún otro aspecto, es que está tajantemente prohibido en la plaza Ba Dinh (la parte de acceso al mausoleo) el masticar chicle en toda esa área, situación similar se presenta tanto en los templos de Vietnam como en los de Tailandia, la razón es que anteriormente la gente escupía el chicle masticado y al pisarlo ya sabes lo que pasa, pero obviamente eso no pasa en México.
Acudimos también al Templo de la Literatura, un sitio milenario que alberga a donde fue la primera universidad del país la cual data del año de 1070 y se considera el símbolo de Hanói, es un sitio muy interesante que incluye varias salas, pequeños templos en honor de Buda, pequeños museos, pequeñas fuentes, pero sobre todo bonsáis vietnamitas los cuales son similares a los chinos, o sea son relativamente grandes, los bonsáis pequeños que alguna vez has admirado son obra de los japoneses.
Otro lugar cultural de interés al que nos llevaron fue el museo de Etnología, el cual como su nombre lo indica, hace un recorrido por las diversas etnias que dieron origen a la población vietnamita.
De ahí fuimos a la pagoda de un solo pilar, la cual fue construida en 1049 por el emperador Ly Thai Tong, está circundada por un pequeño lago con peces y tiene en su interior un pequeño Buda de oro, pero en el sitio hay otros recintos muy interesantes en donde se pueden observar diversas ofrendas en honor a Buda.
De ahí regresamos al lago que visitamos de manera independiente el día anterior, es decir, el lago Hoan Kiem, pero accedimos al templo Ngoc Son, en donde también hallas pagodas muy altas, un cementerio de monjes, bonsáis y cosas por el estilo. Antes de que se me olvide, no olvides que en todos los templos orientales debes de quitarte los zapatos para poder entrar, también está prohibido pisar la madera que se encuentra a ras de piso en la entrada de cada templo, se considera una afrenta pisarlo, son sus costumbres religiosas, debes respetarlas.
De ahí nos llevaron a comer a un restaurante con un bufet de comida típica vietnamita, delicioso, abundaron los fideos, las carnes, ¡los rollos!, los postres. Otro punto a favor de la agencia es que fue a saludarnos la coordinadora de viajes, nos preguntó si estábamos a gusto y nos pidió nuestros números de celular para tenerla de contacto en caso de ser necesario.
El día terminó con un paseo en ciclo pousse (un carro bicicleta impulsado por una persona) por el barrio antiguo de Hanói, el cual es muy divertido e interesante, además de ver la vida de esa zona de Hanói, vives las peripecias de los ciclistas para no chocar con las motocicletas o con uno que otro automóvil u otros ciclistas que circulan por esas calles. De ahí mi esposa, mi hijo y yo fuimos a descansar un rato al hotel, para salir más tarde a caminar y cenar por ahí.
El siguiente día, luego de un agradable desayuno bufet en el hotel, nos dispusimos a salir hacia uno de los sitios que la UNESCO declaró como patrimonio de la humanidad en el año de 1994, la bahía de Ha Long:
El viaje se hizo por carreta a lo largo del cual pudimos observar parte de la vida en provincia de Vietnam, así como muchos sembradíos de arroz. El río que corre por ahí se conoce como el río Rojo. Me encantó ver a los campesinos con el clásico y típico sombrero vietnamita haciendo las faenas en los campos de arroz, por ahí se asomaban búfalos de agua, los cuales conviven con muchos patos por cierto de plumaje completamente blanco, eso es característico de la zona, Hoan me explicó luego que en otras zonas sí hay patos de plumaje de otro color, pero el detalle del plumaje blanco me llamó mucho la atención.
Esta parte del viaje comprende una travesía en un mini crucero, se trata de un barco de madera impulsado por motor cuya capacidad es tan solo de 20 pasajeros, la tripulación es como de 10 personas, son muy cómodos y agradables y los cuartos tienen un buen espacio que abarca tanto la recámara, como el wc y la ducha. Entre los servicios está incluida comida, cena y desayuno.
La bahía de Ha Long es un sitio de aguas de mar mansas y esto se debe a que está rodeada de una especie de cordillera de montañas que por cierto tienen diversas formas que protegen a la zona de los vientos huracanados, de tal suerte que aunque estás en el mar, no hay olas.
Cuenta la leyenda que hace muchísimos años, cuando los vietnamitas luchaban contra los invasores chinos provenientes del mar, el Emperador de Jade envió una familia de dragones celestiales para ayudarles a defender su tierra. Estos dragones escupían joyas y jade. Las joyas se convirtieron en las islas e islotes de la bahía, uniéndose para formar una gran muralla frente a los invasores.
Ahí tuvimos la oportunidad de dar un paseo en una lancha impulsada por una nativa, pero también observamos las casas flotantes de la gente que vive en esa área. Conocimos un pequeño museo que ahí existe. Al retornar para la cena, hubo una grata convivencia con nuestros compañeros de viaje.
Despertar en un barco es algo que nunca había yo vivido, así que al día siguiente el cual marcaba ya prácticamente el comienzo del final de esta parte del viaje y también en general del viaje, viví una de las más grandes experiencias que me han dejado marcado en Vietnam.
Pero antes de ello, fuimos a conocer una pequeña gruta que se llama “Gruta de la Sorpresa” la cual contiene estalactitas y estalagmitas, yo creo que se llama gruta de la sorpresa porque te sorprende su pequeñez, pero no deja de ser interesante, sobre todo porque ahí se realizan excavaciones de estudio arqueológico.
Retornamos al puerto de la bahía para abordar nuestro autobús con destino a Hanói, en el trayecto visitamos una cultivo de perlas, muy interesante porque te explican cómo se hace el cultivo de perlas, obviamente hay una zona de ventas de joyas de perlas, pero no exageran con el tiempo de estancia, que en ocasiones es enfadoso que los guías te llevan a sitios para compras, habiendo cosas de interés más importantes que las compras.
El camión hizo una parada técnica en donde existe gente trabajando ya sea como dependientes o elaborando vestidos, camisas, artesanías, etc. ¿de qué me sorprendo? Pues resulta que la mayoría de la gente que ahí labora tiene alguna discapacidad ¿oye Juan, ese es un programa gubernamental? Efectivamente, me respondió, es un apoyo hacia los discapacitados.
Con ese buen gusto en la boca, regresamos al autobús cuando en ese momento Juan nos dice, a continuación vamos a visitar otro templo ¿what? ¿otro templo? (me dije a mí mismo).
Nos bajamos al pie de la carreta y comenzamos a caminar por una calle polvosa, el calor era, para variar, extenuante y yo me seguía diciendo ¿otro templo? Pero la verdad de las cosas, jamás me imaginé de qué clase de templo se trataba.
El sitio –la pagoda de Dien Quang- es un complejo de edificaciones en el que encuentras desde estatuas de deidades, pasando por un cementerio, fuentes, pagodas, un pequeño museo y ¡oh my god! Uno de los templos budistas más impactantes (después de aquel de Seúl que alguna vez te conté) que me han marcado para toda la vida.
De por sí, ya en mi asombro de repente me alejé del grupo, caminé hacia el fondo del lugar y llegué a un área donde se ve que comen los monjes, muy interesante, sencillo pero mágico, caminé unos metros más y llegué a las proximidades de una gran cocina y comedor ¡ah caray! ¿pues quiénes comen aquí? Comencé a escuchar una especie de campanadas y cánticos, vi una escalera, en eso que me ve una señora, me sonrió y me hizo una seña ¡sube la escalera! Lo hice, cuando llegué a la parte superior del edificio, resulta ser que es el lugar donde se desarrollan las ceremonias budistas; los cánticos que escuchaba era entonados por el monje budista, el sitio, completamente hermoso, muy bello, me dispuse a filmar lo que ves a continuación. Mis ojos y mi corazón no daban crédito a la experiencia espiritual que en ese momento viví. De ahí me re encontré con el grupo y con mi familia, lo único que alcancé a decirles fue ¡vaya forma de terminar el viaje!
Mys pasó a una estatua de un Buda gordo a rascarle la panza para que nos de buena suerte, en realidad yo creo ya no has dado mucha suerte a lo largo de nuestra vida.
Regresamos a la calle polvosa, todos maravillados de los que acabábamos de ver. el regreso a Hanói fue prácticamente en silencio, yo creo todos nos preparábamos para despedirnos, porque a excepción de nosotros que regresábamos a Hanói, al resto del grupo lo dejaríamos en los aeropuertos internacional y nacional de Hanói, ya que partían hacia otros destinos.
Al regresar al hotel y preguntarle a Juan, ¿oye qué sigue? Él nos dijo, aquí terminamos, pero hoy es viernes y ustedes se pueden ir por su cuenta después de las 7 de la noche a la parte del lago Hoan Kiem porque toda la zona se cierra al tránsito vehicular y ahí se ubica un mercado nocturno en el cual se pueden adquirir diversas mercancías y hasta comida callejera, pasamos a un restaurante para comer mis últimos rollos, salimos de la cena, llovía, pero eso no importó, la lluvia para ese momento ya había cesado, así que caminamos y caminamos y caminamos por el interesante mercado nocturno, retornamos al lago rumbo al hotel y presenciamos algunos espectáculos que ahí se dan, seguimos caminando y llegamos a un área donde los niños se divierten, seguimos caminando y caminado rumbo al hotel, llegamos cansados. Cuando vi la app de salud de mi iPhone, en distancia caminada, ésta marcó 12.8 km recorridos a lo largo de ese viernes de agosto el cual marcaba el fin del tour en Vietnam ¿ahora me entiendes porqué te digo que Vietnam me cautivó?
Al día siguiente, Juan pasó por nosotros en la mañana a la hora convenida para llevarnos al aeropuerto, mi hijo retornó a Beijing, nosotros lo hicimos a Bangkok.
Bien este viaje me ha dejado nuevamente un enriquecimiento cultural y espiritual que me llena de satisfacción por un lado y por el otro de decepción y enojo una vez más con respecto a nuestro país.
¿Cómo es posible que siendo México un país tan rico en muchos sentidos a la vuelta de 20 años países como Tailandia y Vietnam, entre otros, nos hayan superado en muchos aspectos? La razón creo está en el contenido de un anuncio que vi en Tailandia: cero tolerancia a la corrupción y a la impunidad.
Fotografías: José Eduardo Celis Ochoa Cordero