Por: Lev Moujahid Velázquez. Revolución Tres Punto Cero. 22/01/2016
Empezamos un año nuevo y continuamos sin esperanza de un proyecto educativo viable en lo que resta del gobierno de Enrique Peña Nieto. La distribución de tabletas para la alfabetización digital, hoy inservibles, que se había presentado como base infraestructural para el desarrollo de la calidad educativa, resultó ser el gran fraude que se nos vendió siguiendo los principios mercantiles de la obsolescencia programada en la tecnología, ahora sólo podemos concluir que su objetivo, no fue el impulso a la educación estratégica o de gran calado, sino agilizar el negocio inmediato de las empresas privadas adentradas en la producción y venta de Tecnologías de la Información y la Comunicación.
Esta carencia fue sustituida por violencia contra los que han sido, desde la posrevolución, pilares de la educación. No obstante que apenas aprobada la Reforma Educativa y sin tener aún sus leyes secundarias, los maestros de la CNTE instaron al gobierno federal para que conjuntamente se convocara a una consulta nacional, los diputados y senadores, políticos y autoridades educativas que participaron, no tuvieron capacidad para discutir nada de fondo, salvo comas y puntos que defendieron escolásticamente, intentando dejar intactas las propuestas legislativas de carácter operativo, pre elaboradas por la diosa OCDE.
A tres años de distancia la misma incapacidad ronda sobre la figura de Aurelio Nuño, quien rehúye a un diálogo serio, es decir, de más de un interlocutor sobre las prerrogativas de la Reforma Educativa. El soliloquio semanal que el secretario de educación teatraliza sobre el escenario mediático, evade nuevamente las opiniones de investigadores de diversas universidades e institutos de educación superior especialistas en la materia, así como de los maestros del país; sin embargo, dice que este enero ya presentará una propuesta de educación que incluye un nuevo currículo.
El titular de la SEP sólo ha podido conjeturar dos o tres elucubraciones sobre el tema educativo, entre ellas que el nuevo modelo tendrá como base la “Autonomía de Gestión”, discurso que en el lenguaje economicista de la tecnocracia explica el control administrativo de las escuelas públicas, a su vez que éstas se organizan para su independencia financiera del estado o privatización, pero eso de nueva cuenta, nada dice acerca de los fundamentos pedagógicos y curriculares de los planes y programas de estudio del sistema educativo nacional.
Fortalecer la enseñanza en lecto-escritura y matemáticas, es otra de sus declaraciones tautológicas, son precisamente esos dos temas los que más ocupan a los maestros de primaria; según la propia OCDE en Panorama Educativo 2014 “35% del tiempo de instrucción se dedica a la lectura y a la escritura (el promedio de la OCDE es de 22%) y el 27% del tiempo de instrucción se dedica a las matemáticas (el promedio de la OCDE es de 15%)”, pero es el enfoque fragmentario de las competencias reducidas a habilidades laborales lo que en realidad ha fracasado y por supuesto no la va a reconocer y mucho menos lo abandonará porque garantiza la sumisión de un pueblo inculto.
La flexibilización del horario es la más reciente de sus falacias, extender la jornada educativa sin orientación de un proyecto curricular para el desarrollo multifacético del alumno, que diversifique las actividades de aprendizaje en lo teórico y lo práctico, dentro y fuera del aula, y que por tanto resulte en la necesidad de ampliar las horas de clase, no es más que una propuesta que condena a los centros escolares a ser simples estancias desprovistas de finalidad pedagógica para garantizar la incursión, sobre todo de las madres de familia, en el mercado laboral.
Con base en lo anterior, seríamos muy ingenuos si esperásemos de la clase política neoliberal una educación emanada realmente del pueblo, obviamente la reunión del Secretario General de la OCDE con Aurelio Nuño, no fue sólo para impulsar el programa de infraestructura, ahí se definió la ruta para el desmantelamiento de la escuela pública, la apertura de la SEP al consumo de tecnologías y la vinculación del sector educativo con las necesidades laborales del empresariado internacional. El diálogo y la consulta incluyente para construir un proyecto de educación pensando en el pueblo surgirán desde la ciudadanía más crítica, desde los maestros progresistas y más comprometidos del país.