Por: Paula Albornoz. Nueva Revolución. 02/07/2020
La lucha de las mujeres ya cuenta con varios siglos de dolor y fuerza, y aún hoy nos queda muchísimo por alcanzar. Las mujeres, que somos más de la mitad de la población mundial, todavía debemos reclamar, exigir y demandar por un lugar equitativo con el de los varones en todos los aspectos de la vida y la sociedad, y el ambiente musical es uno de esos espacios. Si te dicen “cantante de rock”, “bajista”, “guitarrista” o “baterista”, seguramente la primera persona que se te venga a la mente sea un hombre. Hemos aprendido a lo largo de las décadas que ese lugar era casi exclusivamente para ellos; a pesar de algunas excepciones, ver hombres en los escenarios de festivales, conciertos y programas de televisión era – y sigue siendo – lo más habitual del mundo; y mucha gente desea que siga siendo así.
En diciembre del año pasado, en Argentina, se aprobó la ley 27.539 de cupo femenino y acceso de artistas mujeres a festivales: así es, sin una ley, los dueños, productores y organizadores de eventos de ese tipo siquiera consideran invitar a mujeres a participar. Los mismos nombres, las mismas caras e incluso las mismas canciones se repiten hace décadas en los line up de casi todos los festivales del país – y del mundo. La ley de cupo femenino fue una victoria de la lucha feminista, de las mujeres y de las músicas; no solo por las que ya tienen su carrera musical en marcha, sino por todas aquellas que sueñan con vivir de lo que aman algún día, e incluso por las que aún ni siquiera consideran que una mujer pueda dedicarse a eso, a la música, al rock.
En esta oportunidad, tuve el placer de hablar con cuatro mujeres del ámbito musical argentino: dos nombres ya conocidos que hoy en día suenan como los más representativos del rock nacional, Barbi Recanati @barbirecanati y Brenda Martin @brenda_martin_en_bajo, y dos que sueñan con algún día ocupar también ese lugar, Camila Albornoz @tysmr5 y Mayra Muñoz @acariciarperritos.
Bárbara “Barbi” Recanati es cantante, compositora, guitarrista y productora de rock argentino. Es conocida por haber sido vocalista de la banda “Utopians” hasta su disolución en 2017, y ahora se consagra como solista con el lanzamiento de su primer álbum, “Ubicación en tiempo real”, lanzado a comienzos de este año. Además, es fundadora del sello discográfico “Goza Records” que busca darle lugar a jóvenes artistas, especialmente mujeres y personas LGBT, eternamente ignoradxs por las discográficas mainstream. Es voz del podcast de Spotify “Mostras del Rock”, donde nos ilustra acerca de todas esas poderosas mujeres del rock internacional que, quizá, posiblemente, no tuvieron el lugar en la historia que se merecían.
Brenda Martin es bajista, guitarrista, vocalista y compositora del grupo de rock “Eruca Sativa”. También es docente y diseñadora gráfica. Su primeros pasos en la música los dio justamente en una banda de chicas llamada “Bernarda Alba” tocando la guitarra eléctrica. Desde 2017 es parte de “Eruca Sativa” junto a Lula Bertoldi y Gabriel Pedernera.
Camila Albornoz es una joven guitarrista de 19 años, estudiante en el conservatorio de Morón “Alberto Ginastera”. A su corta edad, ya fue parte de las bandas “La Máquina” (metal), “Piak Ibozia” (punk), “Into the rubik” (covers de la década de los 80) y actualmente “Aera Liverta” (hard rock alternativo).
Mayra Muñoz tiene 20 años, es baterista, y forma parte del proyecto “Nube”. Toca la guitarra desde los 11 años, fue baterista en “Arjé” entre 2018 y 2019 y está por ingresar a la carrera de Lic. en Musicoterapia en la UBA. Cuenta que en sus ratos libres compone música que aún no se anima a “sacar a la luz”.
Cuando a Barbi y Brenda se les preguntó qué responsabilidad o sentimiento tenían como referentes del auge de las mujeres en la música argentina, ambas contestaron como si no sintieran que tienen ese lugar. “Las músicas referentes que tuve en mi vida fueron fundamentales para mí. Pensar que alguien puede ponerme en un lugar así es muy fuerte”, expresó Brenda Martin. “Siento que mi responsabilidad es no desaprovechar la oportunidad que tengo para manifestarme, estar abierta a escuchar y observar, ser a mi manera, no responder al estereotipo, hacer la mejor música que pueda, realizar acciones que construyan un lugar mejor y más igualitario”. Por su parte, Barbi afirmó: “No me siento referente. De hecho me siento hasta un poco antigua. A mí me llevó muchos años ver las cosas como las veo hoy, y siento que hay una generación de artistas 15 años más jóvenes que nunca tuvieron que desaprender o deconstruírse”, y agregó, “aún así, sí siento una responsabilidad sobre cada decisión que tomo como artista, que de chica no sentía para nada, y que creo que tiene 100% que ver con el feminismo”.
No tenemos por qué demostrar que podemos hacerlo mejor que ellos
Como mujeres, el feminismo nos atraviesa por completo. Afortunadamente, en los últimos cinco años el movimiento creció de forma casi sin precedentes, tanto así que cada vez son más jóvenes las chicas que no solo son conscientes de lo que les toca por ser mujeres, sino también de la necesidad de la lucha para modificar nuestra realidad. Es por eso que también nos preguntamos, ¿es más fácil ahora ser mujer en la música en Argentina que hace algunos años?
“No sé si la palabra ‘fácil’ es la que elegiría”, expresa Barbi. “Creo que ahora hay una escena musical paralela alejada del sexismo. Antes era re loco ver una baterista, una bajista, y hoy a mí ya me choca ver una banda entera de varones cis heterosexuales. Cuando toco en un festi y me cruzo con una banda entera de chabones es como impactante visualmente”, y al pronunciar estas palabras, logra decir lo que muchas venimos sintiendo hace ya algún tiempo, algo que durante muchos años estuvo normalizado y ahora nos dispara una nueva sensación. Por su parte, Brenda opinó: “Creo que hoy hay más apertura, es un comienzo, pero no en todos los lugares por igual. Argentina es un país muy grande y las realidades de cada ciudad son muy diferentes entre sí. De sólo pensar que ahora estamos hablando de mujeres y sin nombrar disidencias que la reman terriblemente contra los prejuicios de su entorno… desde la Capital se ve todo más abierto pero mirando en profundidad, a veces viajar por el país es como viajar por el tiempo al pasado. Creo que en muchos ámbitos las cosas empiezan a ponerse un poco menos difíciles para las mujeres, pero falta muchísimo para lograr la igualdad”, y agrega algo que vale la pena remarcar: “te estoy hablando de que todavía hay que explicarle a muchísimas personas por qué se pide una ley de cupo en festivales, y en la respuesta argumentan «el talento». No ven la falta de oportunidades histórica”.
Me pareció importante también tener en cuenta qué piensan las generaciones más jóvenes al respecto, esas que aún pasan cada fin de semana buscando un escenario que les dé un lugar para la semana siguiente, esas que, por aún ser desconocidas, todavía deben enfrentar la incredulidad de sus ¿colegas? masculinos que cuestionan su lugar en la escena musical emergente. Camila, guitarrista, nos contó: “yo diría que es menos difícil, y no más fácil. (…) Te dicen que tenés que ganarte el lugar siendo de lo mejor, cuando todxs sabemos que hay muchas bandas de hombres que hacen siempre lo mismo y son de lo más conocido del país. Piden que demostremos lo que podemos hacer, y a un chico que dice que es músico no le piden pruebas. De los estilos que yo toqué en el under la mayoría son varones, y cuando llego yo u otra chica es como que el aporte que hacemos es ser lo que se ve lindo en el escenario”, afirma confirmando una vez más lo que, como mujeres, ya sabemos muy bien; el único lugar que los hombres, que el machismo y el patriarcado nos permiten tener es aquel de objetos, de decoración, y es fácil comprobarlo en videos musicales y performances. No obstante, tanto Camila como Mayra, baterista, coinciden en la importancia del movimiento feminista en este sentido. Esta última sostiene que “contamos con un movimiento social que nos da respaldo para afrontar las situaciones machistas, y con referentes que nos enseñaron que podemos pisar un escenaro con seguridad”.
Barbi y Brenda, lo sepan o no, quizá sin desearlo o sin querer, se han convertido en referentes para muchas jóvenes. Es por eso que les pedí un pequeño mensaje que quieran enviarle a las mujeres que quieren dedicarse a la música. “Que se esfuercen por siempre tener muchas pibas, pibis alrededor trabajando y tocando. Que no sean una piba entre mil hombres”, aconsejó Barbi. “Que le pongan todo, que exploren el lenguaje, el instrumento y cuenten su mundo. Que busquen su espacio. El otro día escuchaba una entrevista a una música que contaba que en su casa ella y su compañero son músiques profesionales, y que cuando ella quiere ponerse a estudiar guitarra entran sus hijos o él por cualquier cosa y la interrumpen, pero no la interrumpen cuando está cocinando o lavando los platos. Pero si él está encerrado haciendo música nadie le interrumpe. Entonces me quedé pensando que es muy cierto que en todas las etapas de la vida es más difícil para las mujeres tener tiempo de sentarnos mil horas a estudiar. Bien, eso les digo: generemos y defendamos nuestros espacios y tiempo para hacer música”, fueron las palabras de Brenda.
A veces nos sentimos cansadas; agotadas de que todo en nuestra vida implique una pelea, la lucha constante por ser oídas
Sin embargo, también me parecía interesante e importante escuchar las palabras de las jóvenes, aquellas que están recorriendo sus primeros años de experiencia en el ámbito musical, acerca de su mensaje para las futuras generaciones que quieran seguir sus pasos (y los de tantas otras). Camila les aconseja que “no se rindan fácil, porque es probable que las critiquen y comparen (…). Hay que practicar mucho, pero vale la pena para poder expresar lo que queremos, que nuestra lucha sea cantada por nosotras y no por un aliado. Y no hagan caso de los que ponen categorías a los instrumentos como de mujer u hombre, porque podemos tocar igual o mejor que ellos”. Asimismo, Mayra sentenció: “que lo hagan, sin lugar a dudas, y creo que la mejor manera de dar ese mensaje es subiéndonos a un escenario, para que las pibas que están en duda puedan tomar el coraje de ahí”.
Al principio de esta nota, nombré la existencia del cupo femenino en los festivales y eventos musicales. Les pregunté a estas cuatro mujeres por qué les parece importante su promulgación, a lo que Barbi respondió; “creo que lo del cupo es una cosa importante entre un montón… está como más al final del camino. Porque para llegar a un festival tenés que pasar por un montón de otros obstáculos, que sin sexismo en esos espacios es muy difícil que siquiera llegues a utilizar ese cupo (…). No hay que descuidar la periferia del resto de la escena musical, los lugares chicos, los sellos, las radios. Quiénes suenan y quiénes trabajan ahí”. Por su parte, Brenda cree que “se trata de visibilizar una situación que es injusta, y de poner concretamente sobre el escenario referentes para que las próximas generaciones vean una balanza más equilibrada y sepan que hacer música no es para determinado género, o que ser varón no te hace más talentoso. Además de estar dando una ventaja real en cuanto a la oportunidad laboral que ocupar el lugar en una grilla implica, en el mejor de los casos. Lo ideal sería que no haya ley de cupo y que se haga naturalmente a conciencia, pero no es lo que está pasando en la actualidad. ”. En concordancia con esas palabras, Mayra comentó que “es difícil tener que explicar el por qué, cuando parece algo que debería ser normal, algo que no deberíamos estar exigiendo. (…) Además no tenemos por qué demostrar que podemos hacerlo mejor que ellos, porque los varones no tienen que funcionar como un medidor de talento”. Las palabras de Camila hacen eco de la misma indignación: “a nosotras siempre nos dicen que nos tenemos que “ganar el lugar”. Pero nadie les dice eso a los varones, simplemente los ponen porque como son hombres deben tocar bien. (…) Creen que es cosa de ellos y se niegan a escuchar otras cosas. Hay que abrirles la cabeza, que sepan que estamos y se nos den las mismas oportunidades para que podamos salir del under y crecer como músicas”.
Está claro que un cambio de paradigma es urgente en todos los ámbitos de nuestras vidas. La ley de cupo femenino puede ser una de las herramientas que de ahora en más tengan las mujeres para empezar a quebrar, de a poco, este sistema que por milenios nos ha oprimido y silenciado, que nos ha borrado de la historia y puesto nombres de varones en nuestras creaciones, que ha ignorado nuestra perspectiva del mundo y del arte en particular. A veces nos sentimos cansadas; agotadas de que todo en nuestra vida implique una pelea, la lucha constante por ser oídas, validadas y reconocidas. Pero continuamos. Porque cuando sentimos que no aguantamos más, las redes feministas llegan y nos rescatan. La lucha de las mujeres en la música es tanto de quienes la hacen como de quienes la escuchan. Se trata de al fin reconocernos en esos acordes, en esas letras, en esas historias de vida. Por eso, ¡escuchemos mujeres! El rock, la música, también puede ser de las pibas y de la lucha feminista.
Bonus track
¿Cuál es tu mayor meta como música?
Barbi: “No sé si tengo una meta. Me gusta hacer canciones, y me encanta tocarlas en vivo”.
Brenda: “Disfrutarla siempre y poder emocionar a otras personas. Y la verdad de la verdad, desde siempre quiero cambiar el mundo”.
Camila: “Mi mayor meta es vivir de hacer música, poder viajar y ser reconocida por lo que hago. Disfrutar y expresar mis ideas y sentimientos, e inspirar a más gente a que forme parte del mundo de la música, que es algo que todos y todas amamos, y desde la primera canción que te aprendes te das cuenta de lo bien que se siente”.
Mayra: “Mi mayor meta, proyectando a corto plazo, es salir a tocar sin ser juzgada con la mirada (momento siempre previo a empezar a tocar mi instrumento) y que me den el mismo lugar que le dan a las bandas compuestas por varones, porque así como eso empieza a cambiar en festivales grandes e importantes, también tiene que empezar a pasar en el bar que está a diez cuadras de mi casa. El respeto también tiene que existir en el under”.
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Fotografía: Nueva Revolución.