Por: Alejandro Hidalgo Zamorano. 13/10/2024
El patriarcado, tal como lo describe Bell Hooks en su obra “El deseo de cambiar”, es una enfermedad social que impacta profundamente tanto a hombres como a mujeres, aunque su efecto sobre los hombres es a menudo ignorado. Este texto reflexiona sobre cómo el patriarcado ha moldeado la vida de los hombres, imponiendo normas rígidas que limitan su humanidad y les enseñan a reprimir emociones, a no buscar ayuda psicológica y a cumplir con roles de proveedor.
En noviembre de 2022, llegó a mis manos el libro El deseo de cambiar, de Bell Hooks, una obra que ha transformado radicalmente mi manera de enfrentarme al patriarcado para estar a la altura de una sociedad inclusiva y justa para todas y todos. Estas letras no son sólo una recomendación literaria; es un ejercicio testimonial que me ha permitido reflexionar sobre cómo el patriarcado ha marcado mi vida, no tanto por mi crianza, sino por la sociedad en la que he crecido.
Hooks aborda con claridad y profundidad el daño que el patriarcado ha infligido a los hombres, un tema que rara vez se discute abiertamente. Como ella señala, el patriarcado es una palabra que muchos hombres asocian únicamente con el feminismo y la liberación de la mujer, por lo que la descartan como irrelevante para sus propias vidas. Sin embargo, la realidad es que el patriarcado es una enfermedad social que ataca el cuerpo y la mente de los hombres de maneras profundas y dañinas.
Desde pequeños, a los hombres se nos ha impuesto una serie de normas que limitan nuestra humanidad. Se nos enseña que no podemos llorar, que no podemos estar sin trabajo, que debemos ser los proveedores. La idea de ir al psicólogo o al psiquiatra se convierte en un tabú, ya que muchos de nosotros creemos que “podemos hacerlo solos”. Estas creencias, profundamente arraigadas en nuestra cultura, han moldeado nuestra identidad y han creado una presión insostenible para cumplir con un ideal de masculinidad que, en última instancia, nos perjudica.
Recuerdo momentos en los que me sentí abrumado por la necesidad de ser “el hombre fuerte”. Situaciones en las que la tristeza o la vulnerabilidad eran vistas como debilidades, y donde expresar mis emociones se sentía como un acto de traición a mi propia masculinidad. Sin embargo, a medida que he ido desafiando estas normas, he comenzado a experimentar una liberación. Este proceso no ha sido fácil, pero ha sido profundamente transformador, y en gran medida ha sido posible gracias a las compañeras que creen en una masculinidad amorosa y sensible.
Hooks argumenta que el patriarcado nos priva de la capacidad de amar y de conectarnos genuinamente con nosotros mismos y con los demás. Nos obliga a jugar roles rígidos y limitantes de masculinidad tóxica que nos impiden ser seres humanos plenos. Y cuando intentamos cuestionar estas normas, enfrentamos la burla y el rechazo de otros hombres que se sienten amenazados por cualquier atisbo de sensibilidad y feminidad, levantando las enormes murallas, sin argumentos, impuestas por el patriarcado.
Sin embargo, el libro de Hooks no se queda solo en señalar el problema; también ofrece vías de solución. Ella hace un llamado a los hombres a tomar conciencia del patriarcado, a nombrarlo y a entender cómo nos daña. Solo así podremos empezar a sanar y a construir nuevas formas de ser hombres, más libres, más amorosos y más humanos.
Este “deseo de cambiar” debe ser una declaración de amor propio. Nos invita a aceptar que el patriarcado no sólo oprime a las mujeres, sino que también nos oprime a nosotros. Al liberarnos de sus garras, no sólo estaremos contribuyendo a una sociedad más justa, sino que también ganaremos en humanidad, en plenitud y en capacidad de amar y ser amados.
En un mundo convulsionado por la violencia machista, la misoginia y la crisis de la masculinidad, el aporte de Bell Hooks es invaluable. Su voz lúcida y valiente nos interpela a enfrentar nuestras sombras, a reconocer nuestros privilegios y nuestras heridas. Nos invita a unirnos a la lucha feminista no como aliados condescendientes, sino como compañeros de ruta que tienen mucho que ganar y mucho que aportar.
Por eso, te invito a leer El deseo de cambiar y a reflexionar sobre cómo podemos construir una masculinidad más sensible y amorosa. Ojalá más hombres se atrevan a pronunciar y a pensar la palabra “patriarcado”. Solo así podremos empezar a sanar las heridas que este sistema ha infligido en nuestras almas. Solo así podremos convertirnos en los hombres que este mundo necesita desesperadamente: hombres libres, hombres amantes, hombres que luchan por un mundo más justo para todas y todos.
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Fotografía: The tricontinental