Por: Oswualdo Antonio González. 15/08/2017
Para Dona
Se asumían como maestros de izquierda. Ahí estaban, venían de diversos “referentes” de lucha contra la Reforma y ahora pensaban como traducir su “fuerza social” en espacios de poder al interior de ese Partido político, el único puro y distinto a los demás, según ellos. Alguien planteó que los espacios se ocupan, que algunos maestros que habían logrado “puestos”, lo habían hecho montados en la movilización de todos y que la mayoría por excesivo respeto al discurso de unidad, lo habían permitido. Hechos e interpretaciones se cruzaban.
Como algo natural surgió la crítica compartida hacia la falta de una formación empresarial, a ese vacío se atribuía el hecho de que no se lograrán obtener espacios de poder al interior de ese partido político y en consecuencia no ser capaces de competir con otros que si sabían. No sabemos emprender, hay muchas formas de obtener recursos, pero no lo hacemos, no aprovechamos los “nichos de mercado”. Hace falta formar a nuestros niños en el “emprendimiento”, se afirmaba.
Estilos de vida que se imponen
Hace algunos días leía un artículo que planteaba que la impunidad “no es un producto del azar, sino de un ejercicio de planeación legislativa. Una ingeniería cuidadosa que diseña lagunas donde debería haber sanciones. Agujeros en las leyes por donde se fugan ex gobernadores y otros delincuentes que están devastando a las instituciones de la República.”. (1) Lo mismo podríamos afirmar de la corrupción, es una práctica planeada y organizada desde los espacios institucionales. Impunidad y corrupción son las dos caras de un estilo de vida que se ha oficializado en el actuar cotidiano de la actual clase política.
Un estilo de vida que busca imponerse ahora desde la educación pública, caracterizado por educar para la vida (como imaginario), con el emprendedurismo como respuesta al desempleo y la pobreza, con la emoción como la categoría que explica problemas como la violencia, las desapariciones o el cobro de piso (el problema, desde esta perspectiva, no es la violencia, sino como el individuo lo procesa y se enfrenta a ellos emocionalmente, una educación que busca que el sujeto no perciba problemas o los oculte mientras cuenta hasta diez). Se pretende que la educación pública capacite a nuestros niños en la inserción exitosa a este mundo compuesto de dos rostros: la impunidad y la corrupción. Y no son los políticos los que llevan de la mano a los estudiantes a este infierno llamado realidad, son los maestros, incluidos algunos autonombrados de izquierda que ven en el emprendedurismo, la posibilidad de usar las armas del propio sistema para atacarlo desde dentro y en el camino obtener un poquito de eso que se roban, “total es nuestro” ya que si no es de nosotros será de alguien más o como aquel, que fue Diputado diciendo que nos representa a todos. Por ejemplo, la justificación del emprendedurista de izquierda, para cobrar los cursos que da a los otros para que aprendan “El método para salirse del capitalismo”, se sintetiza en que a él le costó aprender lo que sabe, en consecuencia nada es gratuito, todo implica esfuerzo en una camino donde compiten varios y pocos lo logran.
Han ganado el gobierno y los empresarios, han logrado que estas reglas del juego capitalista se muevan en nuestra sangre y caminen con nosotros y tomen decisiones por nosotros. Decimos cooperación, pero competimos. Hemos aprendido a dividir la realidad entre el pensar y el actuar, donde el éxito se mide por la competencia en las habilidades de simulación.
Nuestros cuerpos: los primeros espacios de lucha
Con Dona he aprendido por qué nuestras mujeres tienen como primera lucha ganarse su cuerpo, rompiendo las rejas culturales, familiares, económicas, de consumo. Duele ver como se gastan por enfrentarse a lo que se da por hecho, aunque es ese proceso lo que las construye como personas. Ellas, niñas, reconstruyen su mundo, moviéndose del lugar que la historia les ha dado. En ese camino, las letras les ayudan a desmontar lo dado, escriben su historia, narran sus mundos.
Mucho tenemos que aprender como educadores de la lucha de las mujeres por construirse. Debemos reconquistar nuestros cuerpos, sus formas de consumo, de relacionarse con la naturaleza, de mirar al otro.
El gobierno y empresarios van ganando, debemos sacudirnos el estilo de vida que han logrado imponernos, tal vez estas pequeñas decisiones, serían el acto revolucionario más urgente y estratégico.
Fuentes:
- http://imco.org.mx/temas/diseno-la-impunidad/