Top Posts
México 1964-1977: Telegrafistas, maestros, petroleros y ferrocarrileros
Segunda sesión de la Cátedra Universitaria en Cooperación...
MISERIA PLANIFICADA Y TERRORISMO DE ESTADO DE BAJA...
Los viajes de la muerte
No urge llevar las nuevas tecnologías al aula:...
¿Desdolarización?
¿»Neoliberal y autoritario»? Un análisis simplista que deja...
El Tribunal Supremo Electoral confirmó la inhabilitación de...
SEDESOL-Congreso, golpes al modelo compensatorio socialista
Irán, Venezuela y el orden multipolar
  • Colectivo Insurgencia Magisterial
Portal Insurgencia Magisterial
Banner
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Espacio principalEspacio secundario

El discreto encanto de la pequeña burguesía progresista.

por La Redacción enero 3, 2019
enero 3, 2019
1,3K
De este ARTÍCULO eres el lector: 615

Por: Mariano Dubin. La Tecl@ Eñe Revista. 03/01/2019

Frente a derrotas ideológicas, políticas de larga duración y procesos de fragmentación social crecientes, la pequeña burguesía progresista se ha tornado endogámica en sus obsesiones y frustraciones y su discurso político se ahoga en la supremacía moral.

Las clases medias que hacen de su progresismo un bien cultural legitimado que luego traducen en mejorar sus posiciones objetivas (beca, cargo, cátedra, posición jerárquica, etc.) y reproducen, por tanto, su clase son las mismas que dicen: “los otros se aprovechan de los pobres”.

El progresismo, sabemos, es el monopolio de la sensibilidad social.

Todo camino a las subsecretarías del Estado, las becas, las mejores condiciones laborales, los privilegios sociales está asfaltado con buenas intenciones. Eso sí el trabajo material de ese camino lo hacen siempre los mismos negros de mierda. Porque la pregunta es clave para un programa popular: ¿cuántos negros y negras ocupan voces relevantes de los espacios públicos y políticos? De ese privilegio, bueno, mejor no hablar de ciertas cosas.

¿Pero por qué esta recurrencia tópica de “perder los privilegios”? Los verdaderos privilegios, en realidad, no pueden perderse (“deconstruirse”, como dice la retórica de moda) porque básicamente son estructurales, es decir, no se pueden desarmar en una cifra de 280 caracteres. Lo estructural no es subjetivamente reversible; si lo es, no es estructural.

Nadie podría deconstruir, por caso, la propiedad privada. No porque la propiedad privada no fuera un sentido históricamente construido (de hecho hace poco más de 100 años había poblaciones en el actual territorio argentino que la desconocía: como el pueblo Selknam que fue exterminado por los Braun Menéndez). Los Selknam que cazaban guanacos no encontraron en esas mansas ovejas traídas por la extensión de la frontera ganadera propiedad privada: ¿hoy qué sentido más originario se produce en cualquier intercambio cotidiano –hasta pidiendo prestado un encendedor para prender un pucho- que el de la propiedad privada?

Porque la propiedad privada no puede ser arrojada en la esquina a la primera alcantarilla de nuestras frustraciones personales sino que estamos enajenados a ella por las relaciones materiales de producción contemporáneas.

La supremacía moral de las clases medias progresistas

Existe un proceso de secularización de larga duración donde una clase que ya no puede legitimarse por orden divino troca su justificación de ser en una “razón cultural superior”. Los modos de legitimación actuales imposibilitan decir: el sistema nos permitió estar donde estamos y ustedes se pudrirán donde nacieron.

Este proceso de secularización no elimina, por cierto, dos elementos centrales de la tradición occidental (al menos, en sus inflexiones oficiales): la idea de liberación postrera y la idea de que la acción social esconde una verdad que los sentidos ocultan.

Quienes asumen la potestad de indicar cuál es esa liberación y cuál es esa estructura oculta del mundo son los mismos y hacen de ese supuesto saber una soberbia epistemológica que corresponde relativamente a su posición objetiva en la sociedad. En el siglo XIX el gran tópico fue la raza, en el siglo XX la clase y en este siglo XXI, aparentemente, el género. Sobre este tópico, claro, hay apropiaciones diversas y derivas muy particulares. Sólo nos referimos a sus modos legítimos, aquellos necesarios para la reproducción social, que exigen hablar de un otro popular indefinido, monstruoso, oscuro.

En este marco, el discurso fantasmal sobre la pobreza y los réditos civilizatorios de la cultura para constituirse como clase son perfectos para establecer una clase social media (que en términos identitarios no ha parado de crecer en la historia argentina: cada vez hay más personas que se perciben “clase media”): la pérdida de una identidad proletaria, obrera, trabajadora, popular (o cualquier otra identidad marcada por el trabajo y que unificara mayorías) no es algo local sino global y parte del triunfo postrero del capitalismo.

Por si fuera necesario aclarar: no nos referimos a las izquierdas, los feminismos, los peronismos, los marxismos. El progresismo es una matriz ideológica que puede operar dentro de esos campos y otros porque lo que determina no es una retórica o una adscripción partidaria sino una perspectiva pequeño burguesa de supremacía moral. Hay izquierdas, feminismos, peronismos, marxismos que no aplican a esta definición.

Nunca los discursos se construyen por su contenido o solamente por él. Por ejemplo, decir todos, todas o todes no significa –a priori- ningún cambio que no sea retórico. Esto se sabe: no es el dictum, lo dicho, lo que determina a una ideología sino, principalmente, su enunciación, sus relaciones de posibilidad, su estructura de poder, su acumulación social. Y si uno deja de lado el balbuceo de los discursos modernizadores (donde unos siempre se presentan más allá del determinante social y se asumen a sí mismo libres, autónomos, deconstruidos y a los otros siempre se los presenta como la resaca social, el caso total de la no agencia, la decadencia) hay una continuidad de siglos.

Fuera de las neurosis de las clases medias progresistas, hay un sistema que en su irracionalidad extrema, en su destrucción inmediata, en su colonización de Marte y la Luna al compás de millones que beben agua de zanjas podridas como perros, hace que estalle la crisis (que además de ser material se vive en términos de zozobra, tristeza, odio, rabia, locura). Todo es posible. La destrucción del mundo, por ejemplo. En este contexto, hay tres elementos a señalar: 1) la agudización de la lucha interimperialista (principalmente, Estados Unidos y China pero en un mapa de aliados y enemigos más complejo); 2) el alza creciente de la lucha de clases en términos mundiales (sin síntesis programáticas); 3) la pérdida del “consenso democrático” entre las clases populares (que hoy está siendo vehiculizado, principalmente, por las derechas occidentales).

Momento urgente para articular una política nacional, popular, revolucionaria. No para dejarse zozobrar en esa radicalidad ideológica con nula extensión social a las que nos quieren condenar las clases medias progresistas.

El imperialismo: un tigre de neurosis

¿Estamos discutiendo política? ¿O estamos discutiendo performáticas del yo, laboratorios posibles de un lenguaje cada vez más barroco y dispositivos de autoafirmación de clase?

Frente a derrotas ideológicas y políticas de larga duración y procesos de fragmentación social crecientes, la pequeña burguesía progresista se ha tornado endogámica en sus obsesiones y frustraciones (y, a veces, intolerante en su incapacidad de entender la complejidad de las relaciones humanas y sociales). A su vez, los niveles relativamente bajos, en los últimos años, de la lucha de clases y ciertos niveles de vida que le producían un excedente de tiempo dedicado al ocio (al menos hasta el año 2016) le han facilitado vivir, provisoriamente, en sus precarios paraísos artificiales; en un desmadre social generalizado, esos paraísos se hubieran destruido en mil pedazos de manera inmediata porque sus propias condiciones de existencia desaparecerían. No es el caso. Tal vez, pronto.

Hay una disociación general en estas clases medias progresistas entre su discurso de radicalidad ideológica total y su nula extensión social. Hay un contexto de producción discursiva evidente e inmediato: la fragmentación social. Es lógico, en este marco, que las clases o las subclases -cada vez más pronunciadas en sus sociabilidades intramuros- se comporten ajenas a un patrón cultural general, y más dependientes de sus propios patrones, sistemas de legitimidad, prácticas, lecturas, valores y creencias, etc. Al mismo tiempo como cada subclase tiene a su interior cantidad importante de actores y, asimismo, circuitos y jergas y guiños de autolegitimación constante, pueden vivir en la ilusión de ser una mayoría.

Las clases medias progresistas no poseen como objetivo de representación a las clases populares. Son centro y fin de todas sus proyecciones ideológicas. Se autoperciben como “territorios libres” en una lucha imaginaria donde el imperialismo ha desaparecido como enemigo y se ha convertido en figuras cada vez más fantasmales, imprecisas, neuróticas. El imperialismo hacia el interior de este sector opera básicamente como enajenación completa. El enemigo ya no es el imperialismo sino las leyes culturales opresivas que nos conformaron como sujeto: la autoincriminación.

El capital, hoy, produce atomización radical. Toda ideología que apele al fraccionamiento, en términos objetivos, no hace ningún movimiento disruptivo. Sólo reproduce la lógica del capital. De hecho, mientras el capital se sigue reproduciendo y concentrando y saqueando al mundo, y la guerra interimperialista agudiza todas las contradicciones, y en la Argentina el hambre crece día a día, las clases medias progresistas hacen de su indignación moral un capital cultural que no deja de ser altamente rentable y enmarcado en los modos de producción material contemporáneos.

El imperialismo es un tigre de neurosis que hace ver enemigos en todos lados y en ningún lado.  En este fantasmal escenario, las clases medias progresistas poseen el monopolio de la sensibilidad social. Y su discurso político se ahoga en la supremacía moral. Son el enemigo ideal (grotesco e inofensivo) de las nuevas derechas.

LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ.

Fotografía: La Tecl@ Eñe Revista

Compartir 0 FacebookTwitterWhatsapp
La Redacción

noticia anterior
De pie frente a los inquisidores.
noticia siguiente
“Fracking responsable” y otros disparates del gobierno colombiano.

Visitantes en este momento:

1.031 Usuarios En linea
Usuarios: RedaccionEM,La Redacción,414 Invitados,615 Bots

Síguenos en nuestras Redes Sociales

  • Bluesky
  • Mastodon
  • Telegram
  • WhatsApp

Blog: Perspectivas comunistas

Invitación de la CNTE

Blog de la Columna CORTOCIRCUITOS

Canales de difusión

Artículos publicados por mes

Síguenos en Facebook

Síguenos en Facebook

Artículos por AUTORES

Artículos publicados por FECHA

julio 2025
L M X J V S D
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031  
« Jun    

Artículos más leídos esta semana

  • 1

    Situación de la UPN según la Inteligencia Artificial Deepseek

    julio 10, 2025
  • ¿Cuáles son los elementos de una historieta?

    febrero 15, 2017
  • 3

    Pegasus y el negocio del espionaje en México

    julio 10, 2025
  • 4

    Invita la CNTE al Foro: Balance y testimonios de la huelga nacional

    julio 11, 2025
  • 5

    Panamá en rebelión: entre la soberanía y el autoritarismo

    julio 10, 2025
  • 6

    Álvaro García Linera: shock cognitivo, huelga de ideas, internas y nuevos liderazgos (vídeo).

    julio 11, 2025
  • 7

    Tecno-maternidades: la crianza entre el algoritmo y el capitalismo

    julio 10, 2025
  • 8

    Revista de Perú: El Organizador (79)

    julio 10, 2025
  • 9

    Brasil responsabiliza a las redes sociales por contenido de usuarios

    julio 10, 2025
  • 10

    Las criaturas del sistema mundo capitalista

    julio 10, 2025
  • 11

    Determinadas narrativas fomentan el conflicto del movimiento feminista con el colectivo trans

    julio 11, 2025
  • 12

    La minería controla 157 veces más áreas de la Amazonía que hace cuatro décadas

    julio 9, 2025
  • 13

    Medicina y Homeopatía del IPN se encuentra en paro laboral desde hace dos meses ¡Un llamado a la solidaridad!

    julio 9, 2025
  • 14

    “La democracia es un modelo obsoleto, funcional al poder económico”

    julio 9, 2025

Rolando Revagliatti. Argentina

Raúl Allain. Perú

Juan Antonio Guerrero O. México

Vanesa Monserrat. Argentina

Carolina Vásquez Araya

Ilka Oliva-Corado

Javier Tolcachier

Columna: CORTOCIRCUITOS

Manuel I. Cabezas González

Luis Armando González

Iliana Lo Priore

Jorge Salazar

Adolfo del Ángel Rodríguez

Oswualdo Antonio G.

José Eduardo Celis

Daniel Suárez

Güris J. Fry

Jorge Díaz Piña

Ángel Santiago Villalobos

Andrés Brenner

Alejandra Cortina

José Carlos Buenaventura

Luis Palacios

@2020 - Insurgencia Magisterial

Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
Portal Insurgencia Magisterial
  • Inicio
  • Nosotros/Legal
  • Directorio
  • Alianzas
  • Columnistas
  • Voces que seguimos
  • Calendario de eventos
  • Educooperando
@2020 - Insurgencia Magisterial