Por: José Carlos Buenaventura. Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica: construcción de discursos y prácticas, el cual se realiza en la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. 30/08/2018
El domingo 19 de agosto el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, volvió a decir que la Reforma Educativa llevada a cabo durante el gobierno de Peña Nieto se va abrogar, y el lunes 20 de agosto se llevó a cabo una reunión entre el gabinete de Peña Nieto y el de AMLO, donde mencionó que se va a cancelar la reforma. Lo que nos lleva a preguntar: ¿cuáles son los cambios constituciones y legislativos que se deben llevar a cabo para reformar la Reforma Educativa?
Una de las posibles respuestas está relacionada con el concepto de calidad. Recordemos que los cambios impulsados por la Reforma Educativa fue la integración del concepto de calidad al tercero constitucional. Ejemplo de ello es el párrafo cuarto del artículo constitucional:
El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos.[2]
La aparición de concepto de calidad implicó la construcción de la Ley de Servicio Profesional Docente y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y se realizaron modificaciones en la Ley General de la Educación, desde donde se impulsó la creación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa.
Ubico dos cuestiones importantes para pensar y hacer posible una abrogación de la Reforma Educativa impuesta desde el gobierno de Peña Nieto:
- Eliminación del concepto de calidad en la Constitución y en las leyes secundarias.
- Resignificar el concepto de calidad.
Los dos puntos anteriores son caminos diferentes para hacer una reforma educativa que implique cambiar la dirección y conducción del proyecto educativo mexicano.
La primera propuesta implica modificar completamente la Reforma Educativa, va a la raíz de la reforma, que se considera es el concepto de calidad educativa. Sin embargo, es muy difícil que se lleve a cabo, ya que los que sostienen el contenido y las prácticas educativas que impulsan la calidad en la educación, son el sector empresarial mexicano, cuyo representante más visible ha sido Mexicanos Primero. Ellos han impuesto en el sentido común que la educación que necesita México es una educación de calidad, anulando o negando lo que ya se ha construido a lo largo de la Historia de la Educación Mexicana, y que ha surgido por medio de mucho trabajo y esfuerzo de mexicanos: nociones como educación pública, científica, humanista, gratuita, laica, y podemos unir a estos conceptos el de democratización y dignidad que en los últimos años se han discutido en el campo educativo.
La segunda propuesta puede ser más probable. Implica luchar por el significado de calidad educativa, ya que los significados y contenidos se han construido desde la visión empresarial, neoliberal y privatizadora. La cuestión de la regnificación no sólo se puede quedar en el terreno del análisis semántico, sino implica construir otras prácticas y políticas educativas que se necesitan para resolver los problemas educativos de las grandes mayorías del país, niños, jóvenes, mujeres, pueblos indígenas, pueblos afromexicanos, pueblos mestizos, etc., y no sólo los problemas y las necesidades empresariales para formar capital humano. Señala Luis Hernández Navarro:
El concepto de calidad educativa presente en nuestra legislación es un galimatías. Los legisladores que lo redactaron y aprobaron utilizaron un lenguaje oscuro, frases desordenadas e ideas confusas. No podía ser de otra manera. El término, como han señalado numerosos especialistas, no proviene del mundo de la pedagogía, sino de los negocios.[3]
En esta regnificación que debe de provenir de los diferentes actores educativos, implicará construir significados que provengan del mundo de la pedagogía y la educación, que es conocer la realidad educativa mexicana para afrontar graves problemas educativos como: el analfabetismo, la ignorancia, el colonialismo pedagógico, la violencia, la misoginia, y muchos más que flagelan a la población mexicana.
Es importante subrayar que como está actualmente la Reforma Educativa oculta y promueve diferentes procesos de privatización, como bien han señalado para otros países Michael W. Apple y Pablo Gentili, por ejemplo en Chile, en Argentina, en Estados Unidos, en Inglaterra, donde se impulsó y se impuso el discurso y las políticas de la calidad de la Educación.[4]
Pensado que lo que tiene en su corazón la Reforma Educativa es diferentes modos de privatizaciones, escondiéndose bajo un discurso de lo obligatorio y en algunas ocasiones deformando el discurso de lo público, tenemos que imaginar y llevar a cabo prácticas, políticas e ideas que busquen la desprivatización de la educación, por ello señalamos lo siguiente:
- No pagar ningún tipo de cuotas en ningún nivel educativo, desde educación inicial hasta educación superior, incluyendo el nivel de posgrado.
- Que no intervenga el sector privado y empresarial en la conducción de la educación.
- Que no haya uniformes.
- Que la producción de texto para la educación básica (educación inicial, preescolar, primaria, secundaria y educación media superior) continué en manos de la Comisión Nacional de Libros de Textos Gratuitos (Conaliteg); o, para el caso de la secundaria y la educación media superior, que sean las universidades públicas (por ejemplo la unam, la uam, el ipn, la uacm, las universidades estatales) que editen y publiquen los textos, y que no tengan ningún costo para los estudiantes.
- Que haya comedores gratuitos en cada escuela con alimentos de las regiones, nutritivos y sabrosos.
- Que ya no intervenga ninguna organización privada o asociación en las múltiples evaluaciones que se realizan a los diferentes actores del proceso educativo (maestros, estudiantes, administrativo, escuelas), así como en ningún momento del proceso de evaluación (planeación, diseño y ejecución). En relación a esto, el inee ya no tendría por qué contratar al ceneval para llevar a cabo las evaluaciones y con ello ya no pagar millones de pesos a una institución privada.
- Que las universidades públicas, las de mayor prestigio como la unam, la uam, el ipn, la uacm y las universidades públicas de cada estado, crezcan para cubrir la demanda existente de acceso a los estudios superiores por parte de la juventud mexicana, para que sean éstas macro, mega o super universidades. No se debe de permitir que los rechazados se conviertan en clientes de instituciones de educación privada que no forman a los estudiantes con las herramientas y conocimientos necesarios para resolver los urgentes problemas nacionales.
- Transporte escolar público para todos los estudiantes desde educación inicial hasta educación superior.
- Que no se impulse la competencia entre los estudiantes por medio de las becas escolares, sino que se busque el bien común de las comunidades y de los diferentes sectores sociales.
- Recuperar el proyecto de dormitorios escolares administrados por las escuelas o las autoridades escolares para todos aquellos que tienen problema de alojamiento, estos espacios deben ser limpios, confortables y dignos para los estudiantes.
- Que todos los materiales didácticos sean dados gratuitamente por la sep, impulsando un mercado público de producción y venta de artículos de papelería hechos en México. No concesionar las papelerías escolares a un particular o a alguna empresa nacional o internacional. Ello implicaría impulsar el desarrollo de proyectos comunitarios de producción de materiales de papelería y didácticos.
Referencias
[2] Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
[3] Luis Hernández Navarro, La novela ola magisterial, México, Para leer en libertad, 2016, p. 59.
[4] Se pueden consultar los textos: Michael W. Apple. Educar “como Dios manda”. Mercados, niveles y desigualdad, España, Paidós y Pablo Gentili, “El discurso de la “calidad” como nueva retórica conservadora en el campo educativo”, en: Pablo Gentili, Proyecto neoconservador y crisis educativa, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1994, p.p. 15-79.
Fotografía: grupogqs