Por José Eduardo Celis Ochoa Cordero. Insurgencia Magisterial. 28 de agosto de 2017
Queridos lectores de Insurgencia Magisterial, ya para terminar estos análisis acerca de la nociva tramitología que invade muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, vamos a cerrar con esta parte en la que pretendo hacer un enfoque con algo que tiene mucho que ver con ella y es que se trata de la corrupción y de la impunidad.
Todo comienza -y si no leyeron las acotaciones anteriores, los invito lo hagan únicamente aquí porque son exclusivas para Insurgencia magisterial- porque tuve la necesidad de efectuar unos trámites ante notario y en la serie de requisitos que tuve que cubrir, surgió toda una gama de obstáculos relacionados con cada uno de los pasos que integran ese proceso notarial que la verdad de las cosas me orillaron ha hacer un espacio y regresar al tipo de periodismo al que anteriormente me dedicaba.
Bien, en el momento en que en la Notaría me estaban haciendo la cuenta de la parte de honorarios e impuestos que a ellos compete efectuar, la abogada me hizo una pregunta ¿va a querer que se le expida recibo de honorarios, con el desglose? Obviamente la respuesta fue sí, por favor.
Bien, me dijo la abogada, le voy a presentar entonces el detalle de la integración para que usted sepa en qué se va a ocupar su dinero, porque además cuando le proporcionemos el recibo, este va a ser por una cantidad diferente a la que le estoy detallando en este momento.
¿Cómo, a qué se refiere le pregunté? Es que hay un importe de gratificaciones que se utiliza para ponerle rueditas a su asunto ¿Cómo está eso le repliqué? Pues mire don Eduardo, si usted quiere lo puede pagar o si no lo desea puede omitir este pago, el problema es que entonces el trámite va a prolongarse mucho tiempo porque entonces “pasa a la cola”.
Oiga licenciada, pero eso no debiera ser. Bueno, como le digo usted está en su derecho de negar ese pago, ya queda a su criterio hacerlo o no. La realidad de las cosas es que hay gente que no lo hace, pero ya están consientes de que el trámite se va a alargar.
Queridos lectores, a lo mejor ustedes se preguntarán ¿y qué hiciste? seguramente te negaste a ello. ¡Pues no! Lo acepté aún a sabiendas de que va en contra de mis principios.
Ahora entonces se preguntarán ¿porqué lo admitiste? La respuesta quizá no la entienda mucha gente y chance y tengas que leer mi columna de Cirrus Minor que se llama “The Beatles: Love Songs y When I´m 64”, la puedes buscar tanto aquí como en ECO’s Rock.
La razón es que en virtud de haber cumplido 64 años de edad y no necesariamente haber sentido “pasos en la azotea” tomé la decisión de dejar ya realizados algunos asuntos que son trascendentes en la vida de una persona, uno de ellos fue este trámite de escrituración de una casa y el otro fue el que se refiere a los gastos de funeral, afortunadamente este último gasto para nada tiene que ver con estos exagerados trámites, sino únicamente tienes que elegir el tipo de servicio con sus diferentes característica, pagar y esperar a la calaca.
Así que esa fue la razón por la que acepté que en la notaría “le pusieran rueditas” a mi asunto.
Insisto, esa fue más que nada la razón por la cual acepté es cargo no sujeto comprobación.
Un amigo muy apreciado hace unos días me mandó una nota escrita por María Amparo Casar en donde hace un análisis y crítica acerca de la forma en la que se ha desarrollado en nuestro país la constitución del Sistema Nacional Anticorrupción.
Hay una frase escrita en la nota de la licenciada Casar que me llamó mucho la atención: “No hay nada más fácil que hablar en contra de la corrupción, ni más difícil que hacer algo para combatirla”.
Quien les está escribiendo en este momento se distinguió porque cuando abordó el tema de la corrupción, obtuvo a cambio de ello que el gobernador el “Tío Fidel” confiscara la edición del periódico en donde salía mi columna, de alguna manera ya se los comenté previamente, así que no tiene el caso abundar en ese detalle.
¿Por qué digo que si es el Sistema Nacional Anticorrupción la solución? Por la simple y sencilla razón de que pareciera ser que se está enfocando el aspecto de la corrupción, únicamente hacia los altos niveles, cuando la realidad de las cosas es que esta nociva práctica no es exclusiva de ellos, sino de toda la serie de funcionarios que intervienen ya sea para hacer expedito un trámite que de suyo tendría que serlo o bien para entorpecerlo.
La cuarta acepción que pone el diccionario de la Real Academia Española define a la corrupción como “en las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
Esa definición que viene en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, encaja perfectamente en lo que estamos tratando en este momento.
Las experiencias son muchas, tengo el testimonio a través de un amigo quien me platica de la esposa de otro amigo, ella ya es una persona que ronda por los 75 años de edad con problemas de alzheimer y que de repente se les escapó de la casa a sus familiares. La señora se fue a meter a un Wallmart y se le ocurrió sustraer alguna pequeña mercancía. Los vigilantes la descubrieron y en lugar de ver las condiciones de la anciana y llamar a sus familiares para resolver el problema, a esa bola de descerebrados se les ocurrió llevarla a la cárcel.
Los no menos descerebrados de la cárcel, en lugar de mediar el asunto, encerraron a la señora quien no está por demás decirlo, tiene que tomar toda una serie de medicamentos para estabilizarse.
Pero eso no es todo, cuando por fin los familiares de la señora acudieron al ministerio público, se enfrentaron ante una serie de trámites que fueron desde que los abogados de wallmart insistían en el encarcelamiento, hasta encontrar a un abogadillo de esos que se les llama “coyotes” que les empezó a sacar dinero y hasta el desayuno de toda su familia para sacar a la ancianita del tambo.
Fue solo hasta que el esposo de la señora en el colmo de su desesperación corrió al coyote y amenazó al fiscal o al ministerio público diciéndoles que de afectarse las condiciones de salud de su esposa debido a estas negligencias actuaría personalmente –vía derecho- contra de las personas que obstaculizaban su salida, que por fin los de wallmart se apiadaron de ella y por la módica suma de $500.00 la dejaron el libertad.
Indignante ¿verdad? Pero esa es la realidad de nuestro sistema, por eso siempre he dicho que lo peor que le puede pasar a una persona es caer en manos del sistema judicial mexicano, sobre todo si es inocente.
¿Cuál sería la solución? Bueno creo que un Sistema Nacional Anticorrupción es parte de la solución.
Otra parte de la solución es algo de lo que yo he dicho y muchos mexicanos también lo han hecho en el sentido de que el país requiere de una reingeniería que reoriente todos estos aspectos.
Otra parte es que es necesario que se rescaten los valores que día a día se han ido perdiendo en nuestro país, de hecho en todo el mundo.
Otra parte más es aquella que se refiere a que necesitamos tener gente educada, entendiendo por esto no solo que esté instruida, sino que además se preocupe por lo que sucede en su país y por lo que le sucede a su prójimo.
La otra parte te la pongo ya para cerrar estos artículos, la verdad de las cosas no sé si vuelva a escribir en esta modalidad, porque también pienso que es necesario tener otras alternativas de periodismo como es ECO’s Rock en donde a través del rock quienes integran mi proyecto se ocupan y se preocupan por darte elementos que en un momento determinado contribuyan a hacerte feliz.
Esa otra parte a la que me refiero es muy sencilla, tan sencilla que casi casi es muy difícil lograrla, se trata de una frase de Belisario Domínguez que espero que te cimbre a ti también como lo ha hecho en mi persona.