Por: Jorge Salazar García. 29/10/2018
A partir del primero de diciembre próximo habrá algunas condiciones favorables para descolonizar a México de la cultura chatarra norteamericana. La primera oportunidad se tendrá cuando se revise el artículo 3ª constitucional, modificado por Peña al gusto de los empresarios educados en USA, y sea eliminado el término de “calidad” (F-II, d). El segundo momento vendrá cuando se revisen los contenidos educativos y sea aprovechado para suprimir la verborrea ideológica neoliberal de adoctrinamiento acrítico y se incorporen aquellos cuyos objetivos sea formar espíritus libres, no autómatas narcisistas. En este sentido, debe garantizarse el cumplimiento del inciso “c” (F-II)[1] cuya violación sistemática esta conduciéndonos a la destrucción y menosprecio de lo nacional. Por supuesto, no será fácil desmantelar el bagaje cognitivo basura importado de los Estados Unidos inducido desde las escuelas particulares y los medios masivos de enajenación, principalmente.
Ejemplo de lo anterior puede verse en la mezcla hecha del Halloween con la hermosa conmemoración indígena “Días de muertos” declarada Obra Maestra del Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) desde el año 2003. Ese sincretismo absurdo (revolver el Halloween con nuestra tradición), además de los propósitos mercantiles conlleva la intención de socavar el sentido de pertenencia. Una vez vaciados de este, llenan el alma con fetiches. Fueron los funcionarios ocupantes del poder formal en México, quienes en su estulticia hicieron de la Cultura un negocio privado. El pasado 1 de julio, 32 millones de mexicanos les pasaron la cuenta mandándolos a la finca(2) de AMLO, esperando que los MORENOS gobiernen con una orientación humanista, para la vida, no para servir a grupúsculos apátridas e ignorantes.
Para volver al asunto, se incluyen dos preguntas para la reflexión: ¿cómo son los mexicanos que festejan el Halloween disfrazándose de brujas, momias, zombis y vampiros llamando nacos a quienes no lo hacen? ¿Ignoran que el Halloween promueve el ocultismo, la superchería, la magia negra, el chantaje, el miedo y la destrucción? La respuesta a la segunda es NO. Con respecto a la primera, puede decirse lo siguiente; generalmente son personas citadinas, quienes despojadas de su identidad buscan llenar ese hueco por medio del consumo de productos “de moda” ofrecidos por el mercado. Se caracterizan por ser consumidores compulsivos e insensibles al dolor de sus fraternos. Son el producto terminado del “nuevo modelo educativo” basado en competencias cuyo fin explícito es formar “emprendedores” exitosos. Siendo niños y adolescentes, se comportan con prepotencia y chantaje ante sus padres. Crecen con sentimientos de superioridad y son adoradores de la violencia. Sus héroes son el ratero, al racista, el sicario y sus metas más ambiciosas son poseer armas, mujeres y dinero de la manera más rápida y sin esfuerzo, pues desprecian el trabajo. Por supuesto, hay quienes sólo imitan esa costumbre por sus aspectos lúdicos, para divertirse; siempre hay excepciones.
El éxito del neoliberalismo es haber logrado que no pocos conciban su propia cultura sin valor ni trascendencia; las desarraigan para poder venderles espejitos transparentes y un mundo sin color: el suyo. Por ello es lamentable que escuelas y autoridades fomente el Halloween, olvidando el deber de proteger lo nuestro para “contribuir a la mejor convivencia humana” 1 como los DIAS DE MUERTOS.
¿Por qué la tradición de “Días de muertos” es admirada en el mundo?
– Porque es una expresión cultural viva, sustentada en la pluralidad étnica de México, riquísima en manifestaciones humanas como la lengua, literatura, música, danza, juegos, ritos, artesanías, arquitectura, escultura, etcétera. Porque las actividades involucran a la familia y comunidad, reactivan la economía regional y, por supuesto, por medio de ellas se fortalecen la identidad y el sentido de solidaridad. Además, hace ver a la muerte como un proceso natural de la existencia que debe asumirse con respeto, no con miedo. Es la perduración del amor filial hacia nuestros fallecidos.
Por eso es digno de reconocimiento el apoyo municipal brindado desde la regiduría cuarta (educación, recreación, actos cívicos y deportivos) a grupos e instituciones para realizar múltiples actividades alusivas a esa hermosísima tradición admirada por todo el mundo.
[1] “Contribuirá a la mejor convivencia humana, a fin de fortalecer el aprecio y respeto por la diversidad cultural, la dignidad de la persona, la integridad de la familia…”
[2] Esa propiedad se llama “La Chingada”.