Por: Dr. Ismael García Cedillo[1] Profesor-Investigador definitivo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Miembro del SNI, Nivel II. 26/06/2019
Aclaro: no soy educador especial ni trabajo en este subsistema educativo. Junto a un grupo de investigadores, he publicado varias investigaciones que derivan en críticas muy serias a algunos servicios de educación especial, principalmente de las Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular y de los CAM (Centros de Atención Múltiple). Por restricciones de espacio, solamente menciono una: Romero, García, Rubio, Martínez y Barrera, 2018. A pesar de lo anterior, expreso mi más absoluto rechazo a la desaparición de los servicios de educación especial.
Actualmente hay una seria discusión en el país por los cambios ya aprobados a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los que se establece, en el artículo 18 transitorio, que la educación especial, en sus diferentes modalidades, se impartirá en situaciones excepcionales, lo cual se ha interpretado por muchos profesores y profesionales de educación especial como el anuncio de su desaparición, tal como lo promueven algunos grupos de la sociedad civil; los partidarios a favor y en contra de la desaparición de la educación especial se radicalizan cada vez más.
Para empezar, debe aclararse que en el debate mencionado hay algunas imprecisiones. Se debe aclarar qué es lo que se quiere desaparecer: la educación especial, sus servicios o particularmente las escuelas de educación especial.
En relación con la primera postura, resulta absurdo pensar que desaparecerá la educación especial como disciplina, pues ésta no está, en general, sujeta a la política. Entonces, la educación especial seguirá haciendo aportes a la educación en general, los mismos se relacionan con la investigación, el desarrollo de algunas didácticas útiles a todos los alumnos (no solamente a los que presentan discapacidad) y ampliando el conocimiento de las distintas discapacidades, trastornos y también de las capacidades y aptitudes sobresalientes.
En relación con la desaparición de los servicios de la educación especial, ésta podría darse en el sector público, pero no en el sector privado. Esto es, hay muchos servicios y escuelas orientados a discapacidades específicas (por ejemplo los que trabajan con niños con discapacidad física, con discapacidad auditiva o visual, con discapacidad intelectual, con problemas de lenguaje o de conducta) que, al ser privados, no van a desaparecer por cuestiones políticas, pues los alumnos con discapacidad necesitan expertos que los apoyen en el logro de autonomía e independencia, a desarrollar su lenguaje, a expresarse en lengua de señas, a aprender el Braille, a controlar sus funciones motoras, a autorregularse. De hecho, el riesgo es que, si desaparecen estos servicios en el ámbito público, seguramente los privados se verán beneficiados con más demanda, aunque muchos de los usuarios actuales de estos servicios gratuitos no podrán acceder a los mismos. Para dimensionar el punto, debe tomarse en cuenta que los servicios de educación especial públicos atienden a un 99.7% de los alumnos (sí, leyó bien: 99.7%. INEE, 2016).
El estado sí puede desaparecer las escuelas de educación especial, tal como lo hizo Italia, en 1977. Las únicas escuelas especiales que hay en ese país son privadas. Además, este proceso ha sido relativamente exitoso (De Anna, 2010). Sin embargo, Italia no desapareció a la educación especial, sino que la puso al servicio de los alumnos con discapacidad y de todos en las escuelas regulares. Para lograrlo, invirtió una enorme cantidad de recursos.
¿Deben desaparecer las escuelas de educación especial en México?
Es cierto que muchas escuelas de educación especial funcionan con muchas irregularidades (alumnos fantasma, alumnos sin discapacidad, equipos técnicos incompletos, carencia crónica de recursos, asistencia muy irregular de los alumnos, exclusión de alumnos con discapacidades muy severas, etc.), sin embargo, una de sus mayores debilidades se ubica en las escasas expectativas de directivos, docentes y padres de familia hacia las posibilidades de aprendizaje de los alumnos, lo que se refleja en pocas horas de actividades académicas, la falta de planeación y la implementación de currículos muy básicos. Estas irregularidades son sistémicas, gran parte de la responsabilidad recae en la Secretaría de Educación Pública.
También debe decirse que una gran fortaleza de las escuelas de educación especial se relaciona con el trato individualizado que hay hacia los alumnos, las relaciones muy cercanas entre los docentes, los alumnos y los padres de familia y climas escolares y de aula que muchas veces no se encuentran en las escuelas regulares.
¿Por qué no debe desaparecer la educación especial? Van algunas razones:
- La más obvia se relaciona con la educación regular. Son muy pocas las escuelas que cuentan con los recursos en infraestructura, en personal de apoyo, en material didáctico y en la preparación de los docentes, entre otros, para recibir a alumnos con todo tipo de discapacidades. Vamos, muchas escuelas del país ni siquiera cuentan con baños, agua corriente y electricidad. Entonces, como afirma Cigman (2007), enviar a un alumno con una discapacidad muy severa a una escuela regular que no cuenta con los recursos para hacerse cargo de sus muy particulares necesidades, constituye un atentado a sus derechos.
- Porque, hasta donde se sabe, nadie ha consultado a los padres de familia de los alumnos que reciben los servicios del CAM o de la USAER si están de acuerdo con la medida. Porque, hasta donde se sabe, nadie ha consultado a los profesionales de educación especial. Porque, hasta donde se sabe, nadie ha consultado a quienes se van a encargar de su educación, los docentes de las escuelas regulares quienes, si desaparecen los servicios de EE, se tendrán que hacer cargo sin apoyo de un alumnado que seguramente enriquecerá la diversidad presente en sus grupos, pero les impondrá retos adicionales. Por supuesto que nadie ha preguntado a los alumnos.
- Porque no creo que se vaya a ofrecer una actualización pertinente, suficiente, amplia, articulada y orientada a la práctica a los docentes de las escuelas regulares para hacerse cargo del reto, al menos no en el corto plazo.
- Porque si bien es cierto que los servicios de la educación especial en el país discriminan y segregan a algunos estudiantes, esto no necesariamente tiene que ser así. Los CAM pueden y deben esforzarse por ser más incluyentes[2].
- Porque en la lógica seguida por quienes proponen su desaparición, tendrían que desaparecer los servicios que apoyan a los estudiantes con capacidades y aptitudes sobresalientes. ¿Se ha preguntado a los usuarios de estos servicios si están de acuerdo con esta medida?
Por todo lo anterior, propongo que en lugar de desaparecer la educación especial, se le fortalezca (al igual que a la educación regular). A quienes proponen su desaparición, se les sugiere que visiten estas escuelas, que convivan con los alumnos que estudian en ellas, que conversen con padres de familia, maestros y directivos. Que vean su potencial, que ayuden a cubrir sus deficiencias y valoren sus fortalezas. Y sí, probablemente, si todos nos ponemos a trabajar desde ahora, tal vez en el futuro podamos tener a las escuelas especiales con muy pocos alumnos y convertidas en centros de recursos para la educación regular y a la mayoría de los alumnos con discapacidad estudiando con los alumnos sin discapacidad en la escuela común.
Referencias
Cigman, R. (2007). A question of universality: inclusive education and the principle of respect. Journal of Philosophy of Education, 41(4), 775-793.
De Anna, L. (2010). La integración escolar en Italia ((L’integrazione scolastica in Italia). Revista Educación Inclusiva, (3),1, 111-117. Recuperado de: http://www.ujaen.es/revista/rei/linked/documentos/documentos/5-7.pdf
Instituto Nacional Para la Evaluación de la Educación (2016). Panorama Educativo de México. México: autor.
Romero, S., García, I., Rubio, S., Martínez, A. y Barrera, V. J. (2018). Influencia del tipo de escuela (especial o regular) sobre el aprovechamiento académico del alumnado con necesidades educativas especiales. Universitas Psychologica, 17(1), 1-11. Disponible en: https://revistas.javeriana.edu.co/index.php/revPsycho/article/view/14418
[1] Profesor-Investigador definitivo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Miembro del SNI, Nivel II
[2] ¿Pueden las escuelas especiales ser incluyentes? Por supuesto. Para ello se necesita que haya una comunicación fluida y un contacto muy frecuente con las escuelas regulares. De hecho, hay CAM doblemente excluyentes, justo los que no reciben alumnos con discapacidades muy severas.