Por: Emanuel Duran. 04/01/2017
La parte rosa del primero de enero cada año no dejará de serlo para la gran mayoría que sigue inmerso en los festejos decembrinos y la resaca provocada por el espectáculo mediático de la tristemente célebre quinceañera Rubí. Es a partir de hoy, 2 de enero y primer día laboral de este año que comenzará una serie de protestas que probablemente no lleguen a ningún lado a pesar de los múltiples bloqueos que se llevaron a cabo desde el día sábado en inconformidad por los aumentos desproporcionados en el costo de los combustibles.
Mientras el gobierno presume ya $80.04 como nuevo salario mínimo que representa un incremento neto que llega a casi al 15% real sobre el anterior de $73.04, el incremento en el precio de los servicios apenas se comenzará a percibir de forma sustancial.
Hace ya casi 35 años fuimos testigos de una serie de aumentos “significativos” al salario bajo el gobierno de Miguel de la Madrid, y su sucesor inmediato, herederos de un país destrozado gracias a una serie de pésimas decisiones políticas y económicas tomadas por su predecesor José López Portillo; que empujaron la economía del país a una constante escalada de precios que comenzó con un salario de $280.00 el primero de enero de 1982 y terminó el 31 de diciembre de 1992 en $13,330.00, un forzoso incremento de más del 4700% en el salario base, con la consecuente pérdida de capacidad adquisitiva derivada de una inflación que siempre fue mayor que este escandaloso incremento. Por si esto no es suficiente, bajo el mandato de Carlos Salinas de Gortari llego el cambio en el tipo de moneda. ¿Casualidad? Mejor dicho, una más de las demostraciones de la falta de memoria histórica, mal hereditario del mexicano a todos los niveles, ya que el tema no se detiene aquí, a partir del 1 de enero de 1993, la extracción de los 3 ceros y un salario mínimo de $14.27 ($14,270.00) dio la bienvenida no solo al uso de menos tinta para las operaciones financieras, abrió la puerta para un sistema económico de libre mercado con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con el consecuente aumento en las importaciones y un sistema de flotación de mercado que hasta el momento era desconocido en la economía mexicana que vivió desde la revolución de 1910 bajo el protectorado de un gobierno que a la fecha sigue siendo demagógico y populista, abriendo durante la última década del siglo pasado algo similar a la caja de Pandora, mientras que los números de la macro economía se mantenían boyantes, el mercado doméstico comenzó a vivir el segundo revés más largo del siglo XX, y que continúa en pleno XXI. La depreciación constante, disfrazada con esta nueva moneda, no hace más que disimular una situación más que precaria del mercado interno y la imposibilidad de gobiernos que van y vienen para corregir una serie de sucesos y daños colaterales derivados de la política neoliberal asentada durante el Salinato.
El recién estrenado incremento al combustible (de $13.98 a $16.59 máximo para la gasolina magna) curiosamente es incluso mayor al incremento otorgado al salario mínimo (14.3%) y el aumento para el combustible en esta misma proporción llega al 22%, no son solo $3.29 lo que está en juego.
Bajó el argumento de la variable en los costos de distribución para las diferentes zonas del país este incremento encuentra su falsa justificación (una vez desaparecidas las zonas económicas vigentes hasta 2012) al tiempo que se abre la libre distribución de hidrocarburos para otras empresas dentro del territorio nacional, bajo la promesa de libre elección para escoger el distribuidor más barato o el combustible de mejor calidad. Es así que la entrada de nuevas empresas en este campo solo ha mostrado la punta de un iceberg que solo se desvelará con el paso de los meses, y la tan protegida paraestatal mexicana, pilar de la ya olvidada abundancia de mediados del siglo XX e inagotable botín de las corruptelas de los 80’s comienza su carrera hacia el desmantelamiento, no sin antes dejar el camino llano a los nuevos actores Internacionales que se ocuparan no solo del preciado tesoro heredado por el General Lázaro Cárdenas del Río, sino también con mucha probabilidad en el mediano plazo, de otras fuentes estratégicas de energía y recursos que en otros tiempos, eran facultad exclusiva del estado; el mismo partido-estado preocupado por el resguardo de esos recursos en la lejana década de 1930.
Felíz 2017.
Fotografía: oronoticias