Por: NoFM-Radio. 24/06/2017
Estudia, decían. Tendrás un futuro mejor, decían. Lo que necesita este país es educación, decían. Durante años, la educación ha sido concebida como el elemento preponderante para la movilidad social. Igualmente, el acceso a los mayores niveles de escolaridad, así como el éxito en el estudio, son vistos como una combinación entre capacidad y esfuerzo que dan como fruto una vida mejor… O no.
La teoría mil veces repetida por los mayores ha demostrado ser falsa en este nuestro México. El informe más reciente del Observatorio del Salario de la Universidad Iberoamericana de Puebla reporta que, en los últimos años, la educación no sólo ha dejado de ser el mayor aliciente de la movilidad social, sino que ya no garantiza, sea cual sea el grado de escolaridad, el estado mínimo de bienestar social. Esta situación es resultado de distintos factores, desde la inflación y la precarización del empleo, hasta las posturas frente a los derechos humanos.
Para tener un poco más claro este descorazonador reporte del Observatorio del Salario, les dejamos 8 puntos para entender que en la batalla educación contra pobreza, la primera sale perdiendo.
* Y en febrero son las inscripciones
Si empezamos por el principio, lo primero que hay que considerar es la manera en que se ha ido modificando el acceso a la educación en México. En un comparativo entre los años 2000 y 2014, puede verse que la población sin escolaridad o únicamente con la primaria ha disminuido de 62.3% a 51.9%. La población con la preparatoria completa se elevó de 14.9% a 20.3%, la que completó educación superior y con posgrado casi se duplicó del 4.4% al 8.2%. Este aumento es significativo si se toma en cuenta que las cifras se ha incrementando aun cuando las instituciones públicas rechazan a la mayor parte de los aspirantes a bachillerato y licenciatura. Según cifras de la UNAM, en 2014, hubo 161,753 aspirantes a bachillerato, de los cuales ingresaron 34,784; en cuanto a licenciatura, de 244,224 aspirantes, entraron 49,996. Por otro lado, la población de los posgrados pasó de 16,497 alumnos en el año 2000, a 30,363 en 2016. Sin embargo, este crecimiento no implica el desarrollo personal de los estudiantes ni de los egresados.
* Cuánto crees que mereces ganar
El ingreso salarial de acuerdo a la escolaridad es un punto clave del informe del Observatorio del Salario, el cual arroja que hay una caída constante de los salarios de las personas con mayor escolaridad. Un profesionista con posgrado en el año 2005 tenía un salario promedio de $24,121, para el año pasado ese salario promedio se redujo a $14,804. Para los egresados de licenciatura, la caída en el mismo periodo fue de $11,268 a $7,653. Cabe destacar que estas caídas se registran en un contexto en que todos los salarios caen, no importa la escolaridad. Sin embargo, las de los niveles más altos de escolaridad son los más significativos. En los primeros tres meses de este año, el INEGI registró que la mayor parte de las personas que se integraron a la vida laboral, lo hizo con un sueldo menos a los 4 salarios mínimos. Y no sólo ha disminuido el ingreso económico, también el estado de bienestar.
* De qué hablamos cuando hablamos de pobreza
En México, línea de pobreza es un ingreso de entre 7 y 8 salarios mínimos. Así, según el informe del Observatorio del Salario, el 64.1% de la población asalariada vive en pobreza monetaria. Es decir, sus ingresos económicos no le permiten cubrir sus necesidades básicas. De acuerdo al informe, para mantener a una familia de cuatro personas, una persona debería ganar $17, 953 mensuales, es decir, un salario diario de $598.4. El día de hoy, la Confederación Patronal de la República Mexicana pugnaba por un aumento al salario mínimo a 92.72, con el pronóstico de que en 2030, sea sólo de $194.68, que es insuficiente incluso hoy en día.
* Pobres sobrecalificados
Dentro de la población con pobreza monetaria, llaman la atención los niveles de escolaridad. En el año 2000, sólo el 3.02% de los trabajadores con posgrado eran pobres por ingreso, mientras que para 2014 esa cifra aumentó a 8.18%. En el caso de los empleados con licenciatura, los números son más graves: para 2014, el 31.76% están en pobreza monetaria. Por otro lado, para los egresados de preparatoria, los niveles de pobreza monetaria aumentaron de 41.48% a 54.37%. Según este análisis, sólo disminuyó, en alrededor del 10%, el porcentaje de pobres por ingreso de los trabajadores sin escolaridad y con primaria terminada. Es decir, en catorce años, las filas de quienes no pueden cubrir sus necesidades básicas se ha hecho más larga, sin importar todas las variables de accesibilidad, contexto y demás que determinan que alguien pueda ir o no a la escuela. Aun si lo logras, no hay garantía de mayor bienestar.
* ¿El trabajo dignifica al hombre?
Según el INEGI, el 48% de la población desocupada tiene un grado de escolaridad media superior o superior. Pero incluso con empleo, las condiciones son complicadas. También según el INEGI, el 95% de las empresas registradas en el país son microempresas, con 10 trabajadores o menos registrados, en su mayoría informales que no ofrecen seguro social ni prestaciones. Lo anterior también influye en la capacidad para cubrir necesidades básicas: el índice de trabajadores con seguro social que se hallan en pobreza monetaria es de 53%, mientras que en trabajadores sin seguridad social se eleva al 82%. Cabe destacar que estas cifras son independientes de la escolaridad de los trabajadores, sobre todo en la época del emprededurismo.
* Pero, el dinero no lo es todo…
Efectivamente las tías tenían razón: el dinero no lo es todo. Y es que una persona puede ser pobre de muchas formas, no sólo por ingresos. En México, los niveles de pobreza multidimensional son preocupantes. Por pobreza multidimensional entendemos la carencia de al menos tres de los indicadores establecidos por el CONEVAL, a saber, alimentación, servicios de salud, seguridad social, calidad en la vivienda, servicios básicos en la vivienda, educación e ingreso para adquirir o no la canasta básica. Así, en México, el porcentaje de la población en pobreza multidimensional hasta 2104, era del 73%, mismo porcentaje que tenía Venezuela (por que ahora en todo nos comparamos con Venezuela), en los primeros años de la crisis política y económica. Es decir, aún en el caso en que los ingresos satisfagan necesidades básicas, el estado de bienestar puede no alcanzarse. Por ejemplo, un empleado con posgrado con ingresos superiores a los $17 mil pesos, pero que es free lance sin servicios de salud, ni ahorro para el retiro, y que viva en una zona en la que falte constantemente el agua, y que no pueda pagar sus tres alimentos diarios (en donde sea que deba consumirlos por los tiempos de traslado) es considerado pobre.
* … Pero ah cómo aliviana
Las cifras de pobreza monetaria y de pobreza multidimensional en México son muy parecidos, porque el factor del salario que tomamos en el ejemplo anterior casi nunca se cumple. Sin embargo, como propone el Observatorio del Salario, si el salario mínimo estuviera en los límites de la línea de pobreza, el resto de los indicadores disminuiría. Si el salario mínimo se estableciera por decreto constitucional y no por los niveles de inflación, los índices de pobreza multidimensional disminuirían en un 40%. Efectivamente, el dinero seguiría sin serlo todo, pero colocaría el piso menos disparejo.
* Desigualdad ≠ Desarrollo
El tema central del informe del Observatorio del Salario es la garantía de los derechos económicos, sociales y culturales. La precarización del trabajo, la decreciente oferta laboral para ciudadanos con mayores niveles de escolaridad, no son temas únicamente de dinero. El desarrollo y el estado de bienestar social y económico de una persona no está determinada solamente por su trabajo, esfuerzo o capacidad, sino por una sociedad que reparte de manera muy poco equitativa los recursos. Como dice el Observatorio del Salario: “Garantizar alimentación, salud, educación, vivienda, trabajo, implica el más amplio ejercicio de las libertades de asociación e individuales de las personas y grupos sociales organizados”.
Así es, muchachos y muchachas, primero que nada, bajen ese cuchillo, bájense de esa cornisa, quítense la soga del cuello. Sabemos que es muy denso saber de estas cosas. Y más allá de la satisfacción pueril de comprobar que los mayores no tenían la razón (saludos a La Mars), estas cifras nos ayudan a entender que el mundo es muy complejo y que no puede haber soluciones simples para nuestros problemas. Más allá de buscar certezas, en la escuela, el salario o los horóscopos, hay que reconocer que hay una intricada red de elementos para lograr eso que podemos esbozar como bienestar.
Fuente: http://nofm-radio.com/2017/06/de-grados-y-posgrados-no-vive-el-hombre/
Fotografía: nofmradio