Por: Egbert Méndez Serrano. 25/01/2025
Querida Carmen, obra del escritor costarricense Jason Arias Vargas, se presentó en la biblioteca Enrique González Rojo Arthur, en Ecatepec de Morelos, Estado de México. Contó con la presencia del autor, José Manuel Vacah —editor del libro— y Arturo Alvar —del Foro Cultural Clavería 22—.
Escrito en forma de epistolario, emergió hace siete años. Producido artesanalmente y distribuido de mano en mano por el mismo Arias, se sigue leyendo en el under de su país, “si es bueno o tiene algo que decir tendría que suceder un fenómeno igual a Costa Rica”, refiere en su intervención. El trabajo llega a México de la mano de Corazón de Diablo Ediciones.
Los atractivos de Querida Carmen es su extensión, portabilidad y prosa, características ideales para quienes se inician en el mundo de la lectura y quieren hacerlo con propuestas literarias fuera de las producciones masivas que da a consumir la cultura dominante.

Aunque la comunicación epistolar está prácticamente en desuso, no así el recurso literario que Jason Arias usa para conectar íntimamente con el lector. Las cartas de su personaje, Rafael Guarda-Calles, expresan el proceso de un duelo amoroso, pasan por la depresión, la nostalgia y el odio. Curiosamente, el drama y la tristeza no se encuentran en la redacción de los mensajes que Rafael dirige a su querida Carmen, pues no son un cliché de dolidos, sino en la soledad en la que se encuentra, él frente a la hoja de papel y no frete a la amada perdida. El aspecto íntimo de su duelo lo vive —como todos, de ahí la conexión— en esa soledad, es él quien tiene que superarlo.
“Alguna vez te dije que a los 25 años iniciaba mi futuro, dejaría de vagar por la mala vida que me diste cuando comenzó tu huida.”
Presionado por su público, que no pudo asumir esa tragedia, recientemente el autor agregó la respuesta de Carmen. ¿Habrá hecho bien? No diré más, eso queda a consideración de cada lector…
El libro se puede conseguir en Librería El Hallazgo (Avenida Mazatlán no. 30, Condesa) y en Liebrería Books (puesto 33), en el corredor cultural Balderas.
Fotografía: Egbert Méndez Serrano