Por: Oswualdo Antonio González. 20/11/2016
Como parte del Comité de Defensa Popular de Zaragoza (CDP-Z) participamos en el Éxodo por la Democracia, caminata encabezada por Andrés Manuel López Obrador, era el inicio de la década de los noventa. Nunca hubo duda como organización, respecto del Partido con el que había que establecer alianzas electorales. El PRD representaba la posibilidad de construir una gran coalición de organizaciones sociales, partidos de izquierda, académicos e iglesia “progresista”, con la suficiente fuerza como para expulsar al PRI del poder público e instaurar un nuevo sistema, donde las decisiones respondieran a los intereses de los de abajo.
Grandes episodios se vivieron en esa coyuntura, basta con recordar la declinación de Heberto Castillo candidato a la Presidencia de la República por el PMS a favor de Cuauhtémoc Cárdenas del naciente PRD.
Pero silenciosamente, una cúpula de arribistas, de “profesionales de la política” se fue apropiando de los espacios de toma de decisión, de los “puestos”, de las “candidaturas”, se fueron formado grupos, que más tarde fueron tribus que se vendían al mejor postor, cuyo valor radicaba en el número de grupos que supuestamente representaban. Así, la esperanza de un nuevo sistema construido con los más necesitados, se fue transformando en abultadas carteras de los nuevos rostros opositores de la izquierda funcional.
¿Qué hicimos mal?
Personalmente, ante la coyuntura de participar en una Organización social o en un Partido político, siempre he optado por la primera, basta con mencionar dos razones: la primera es que el fin no es lograr “puestos públicos”, sino defender un derecho o impulsar una agenda pública y segundo, las acciones se construyen siempre con los “otros” en una relación de aprendizaje colectivo. Puntualizando, se pueden establecer alianzas con Partidos, a nivel de estrategia, pero no en la lógica de subordinación, silencio o complicidad.
Uno de los problemas de fondo en el PRD, fue que las diferencias al interior del partido se procesaron cediendo espacios de poder y aplastando aquellos polos que no se “disciplinaron” a esta forma de hacer política.
El debate público fue sustituido por los “acuerdos en privado” y la crítica solo era aceptada cuando tenía como objetivo a los enemigos externos o internos.
Este camino y sus resultados ya los conocemos, cambian los nombres, las estridencias, pero en el fondo es lo mismo.
Corresponsabilidad por autocensura e invisibilidad.
Tuve la fortuna de nacer en un contexto de lucha social, donde el actuar público y privado se sintetizaba en la siguiente guía: ver, pensar y actuar. Desafortunadamente el relajamiento de la disciplina al interior del CDP-Z y la falta de carácter para navegar en el poder público sin perder “el piso”, provocó la mutación de lo organizacional-social, hacia lo partidista-puestos públicos. Así, dos condiciones se conjugaron para acabar con la posibilidad de tejer un nuevo sistema: en lo macro las “tribus” en el PRD y en lo micro con la reducción de la “organización” a lo electoral. Este es el riesgo en el que nos encontramos en este momento histórico. MORENA representa lo que en su momento representó el PRD y algunas señales ya conocidas se empiezan a presentar.
A diferencia de lo que ocurrió con muchas de nuestras actuaciones, así como la de organizaciones completas ante las señales que emanaban de la práctica institucional del PRD y que pueden sintetizarse en autocensura e invisibilidad, en esta ocasión, hemos decidido a pesar de los costos, asumir una postura de crítica pública, de visibilidad de un polo de análisis histórico, comparativo y prospectivo que al igual que lo hacemos con las actuaciones del PRI o el PAN evidencie las incongruencias y los intereses privados que se impulsan desde el interior de MORENA.
Así pues, para los que nos han preguntado de manera directa si hay un cambio en nuestra postura personal y de grupo hacia MORENA y lo que representa, la respuesta es NO. Mantenemos nuestra convicción y llamado a movilizarnos junto con MORENA como una vía para lograr un cambio desde lo instituido, pero puntualizando, como lo hicimos en el contexto electoral, que esto no implica subordinación y autosilenciamiento. Lamentamos que algunos “amigos” se incomoden con esta postura, pero es una decisión ética y corresponsable.
Finalmente, con varios colegas estamos tejiendo diversas acciones que parten del supuesto de que una ciudadanía informada, formada, participativa y crítica es necesaria si aspiramos a un país donde la corrupción, la injusticia y el influyentismo no tengan lugar. El Portal Insurgencia Magisterial está abierto para difundir cualquier posicionamiento; la Escuela de Cuadros que se desarrolla de manera presencial cada semana puede compartirse con cualquier interesado; la formación periodística básica está a disposición de todos; los espacios académicos locales, nacionales e internacionales están abiertos; las alianzas construidas con diversas organizaciones e instituciones aceptan nuevos tejidos y sobre todo, las puertas están abiertas para todos los que tengan algo que compartir.