Por: Jenaro Villamil. Homozapping. 14/08/2017
No terminaban los autoelogios de los priistas por su XXII Asamblea Nacional y las especulaciones sobre su futuro candidato presidencial (todo queda entre tecnócratas) cuando Proceso y Aristegui Noticias difundieron este domingo la investigación sobre los sobornos de Odebrecht. El texto de los periodistas Ignacio Rodríguez Reyna y Alejandra Xanic se orientó contra un personaje del primer círculo de Enrique Peña Nieto.
La acusación documentó que entre 2012 y 2016 el ex director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin, habría recibido 10 millones de dólares en “propinas” o, mejor dicho, en sobornos por parte de la firma brasileña Odebrecht para obtener indebidamente contratos de obra pública.
Esta acusación fue realizada por tres inculpados de la justicia brasileña involucrados en esta extensa y compleja red de corrupción: Luis Alberto de Meneses, Luiz Mameri e Hilberto da Silva.
La acusación es muy detallada: primero, Lozoya recibió sobornos de 4 millones 100 mil dólares entre abril y noviembre de 2012, antes de que iniciara el actual gobierno de Enrique Peña Nieto y él fuera nombrado director de Pemex, es decir, en plena campaña presidencial.
En marzo de 2012, cuando aún era coordinador de Asuntos Internacionales de la campaña peñista, Lozoya les proporcionó el nombre de una empresa off shore, en las Islas Vírgenes Británicas para que se le hicieran los depósitos; a partir de abril de 2012 los depósitos llegarían “en cascada”.
El primer contrato del que se hizo responsable Lozoya Austin sería el de los trabajados de remodelación en la refinería Miguel Hidalgo, de Tula, que han resultado un desastre, como se ha documentado en distintas ocasiones.
Las acusaciones constituyen una madeja de corrupción que confirman lo que desde el principio del escándalo Odebrecht se supo: que Pemex y sus directivos, pero también sus jefes, se convirtieron en parte de esta red de corrupción a gran escala.
En su cuenta de Twitter, Emilio Lozoya subió una “nota aclaratoria” para “negar categóricamente” las imputaciones en su contra. Argumentó que “la información contenida en la nota carece de prueba documental alguna y relata una historia absolutamente falsa, dolosa e inexistente de principio a fin”.
Lozoya deslizó que sus acusadores de Odebrecht son “delincuentes confesos” y “habría que por lo menos mencionar que estas personas pueden decir cualquier cosa a cambio de reducciones de condenas”.
“Jamás he participado en actos de corrupción. Estas publicaciones han mentido reiteradamente en este y otros temas, y jamás han probado sus alegatos”, sentenció Lozoya.
Obvio que el acusado debe negar estas acusaciones, pero las autoridades mexicanas han guardado un hermético silencio, sólo comparable con la intensidad de los comentarios en las redes sociales, lanzados desde el domingo en la tarde.
El nombre de #Lozoya acumuló 42 tuits y 1 millón 129 mil 645 personas habrían visto este hashtag desde su primera mención hasta convertirse en Trending Topic.
En un sondeo lanzado en la cuenta de Twitter @jenarovillamil, con más de 3 mil 100 participantes, el 55 por ciento cree que Lozoya “recibió más” de los 10 millones de dólares; el 44 por ciento no le cree al ex funcionario y sólo 3 por ciento le cree al ex director de Pemex.
En los noticieros de televisión y radio, con tal de no mencionar a los medios mexicanos que dieron la exclusiva (Proceso y Aristegui Noticias) citaron al periódico brasileño O’ Globo.
La mala fama de Lozoya no ayuda en nada. Al contrario, este caso abre la caja de Pandora porque no sólo hay denuncias y sospechas de actos de corrupción entre Pemex y Odebrecht sino también con la trasnacional española OHL. La misma compañía donde el ex director de la paraestatal trabajó como parte del Consejo de Administración.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: homozapping