Por: Tulio Moreno Reyes. La Jornada Veracruz. 15/08/2017
“Quiero mi pago”
Ya desde antes de las 14 horas, ataviados con pompa unos, la mayoría vestidos del diario, las fuerzas vivas del Sindicato Estatal de Trabajadores al Servicio de la Educación (Setse) sus coches y camiones comenzaron a atestar los alrededores del Estadio Xalapeño.
El local era rodeado por largas filas de una clase media tratada como VIP por vendedores, repartidores de volantes de préstamos e incontables policías dispuestos en la zona ante la posibilidad de que los muchachos del IPAX fueran rebasados por el gentío.
Durante la espera, entre papitas, esquites y hot dogs, los sindicalizados no pararon de quejarse de que el exceso de seguridad impedía meter sombrillas para el intenso sol o la lluvia que no llegó. Tampoco se permitían latas ni el consumo de alcohol.
El arribo de Carlos Cuevas con dificultad mejoró el ánimo, pues los sudados rostros de los docentes ahí sentados traslucían desgano. El único entusiasmo notorio por la fiesta del 55 aniversario del Setse era ganarse en la rifa un coche o “de perdida” una computadora.
Cuando hubo acabado el cantante, iniciaron las formalidades, redoblaron la vigilancia y las entradas del recinto fueron selladas –lo cual impacientó aún más a la audiencia de unos 10 mil docentes, administrativos, y acompañantes– dado que al palco principal del estadio “Heriberto Jara Corona”, encabezado por la sempiterna Acela Servín y el secretario general, Roberto Quezada Morales, se añadieron el titular de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), Enrique Pérez Rodríguez, y el gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, cuyas presentaciones fueron tímidamente abucheadas. Algunos incluso atrevieron un “quiero mi pago”.
La familia Yunes regala coches a los maestros
Entró impetuosa la banda de la Escuela Secundaria General 5, que rodeó el escenario central por la pista, tras la cual maestros y jubilados representantes de las distintas delegaciones sindicales en el estado, exhibieron en pasarela exquisitos atuendos regionales. Enseguida, los jóvenes de la marching band se situaron frente a los jerarcas y representaron un par de danzas y canciones típicas.
Al concluir, el profesor anfitrión enumeró a los ex secretarios presentes y envió saludos. En lo que se alistaban para la primera parte del sorteo, pese a que el discurso dirigido al mandatario estatal –solicitando “compromiso con la educación” y atender la crisis del Instituto de Pensiones del Estado (IPE)–, fue aterciopelado y somero, no pudo evitar azuzar nuevos señalamientos por parte de los maestros.
Pero era evidente que entre la élite las decisiones ya habían sido tomadas. 10 laptops y una pantalla gigante fueron sorteadas y entregadas, por lo que tocó el momento de los coches. Dos del total de cinco iban a ser repartidos. Aunque la gente bromeaba entre sí, la tensión era máxima. Ahora sí tenían la atención del auditorio. De repente, el maestro de ceremonias interrumpió a quienes se encargaban de la tómbola: el gobernador Yunes, a quien comisionaron dar en mano las llaves de los vehículos a los ganadores, tal como habría hecho antes Acosta Lagunes (o Fidel Herrera y Javier Duarte tiempo después) había decidido con “recursos propios” obsequiar un automóvil para ser rifado. El público aplaudió exaltado. Luego de su entrega, Enrique Pérez, el secretario de Educación que había sido pasado por alto también donó un coche. Y cuando el jolgorio parecía no poder estar más enardecido, de repente el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, se acordó del evento en Xalapa y vía telefónica comunicó al anfitrión que sumaba a las dádivas un auto más.
Populismo de derecha
Terminó la rifa y al crepúsculo el aire fresco serenó a los invitados. Era el momento de escuchar del gobernador. Con el terreno allanado, Yunes pudo ofrecer fórmulas rancias sobre la autonomía del sindicato y el mutuo respeto.
Ante los maestros, el Ejecutivo hizo suyo el “logro” de los depósitos atrasados de retroactivo, aumento salarial y del 50% de la Compensación Nacional, a realizarse en las próximas dos quincenas, obligación cuyo cumplimiento ya se había oficializado previamente. El sector magisterial, que hace un par de años había sido insurgente y crítico, aplaudió dócilmente esa adjudicación, lo cual ya se ha vuelto un hábito de Yunes Linares.
Miles de lamparitas se prendían en las gradas y el centro del estadio cada vez que el Ejecutivo hacía una de esas pausas casi imperceptibles –orgulloso y sabedor–, como cuando hizo el anuncio de una aportación de 2 mil millones de pesos al IPE para rescatarlo este año, sin especificar de dónde o cuándo sería llevada a cabo, con todo y que el Congreso únicamente había aprobado 750 millones.
Una vez que terminó de felicitar al gremio setsista, la ceremonia alcanzó un clímax, que ni los Ángeles Azules, quienes se presentaron más tarde, pudieron igualar; los agremiados agasajaron al mandatario con el himno del sindicato y estallaron pintorescamente los fuegos artificiales, consumando el pacto. La familia Yunes se ganó un aliado para la institución de la monarquía familiar.
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Fotografía: La Jornada Veracruz