Por: Ane Amondarain. 18/04/2024
‘Como de aire’ es la aplaudida novela autobiográfica de la italiana Ada d’Adamo, ganadora póstuma del Premio Strega, que ahonda en la maternidad, el dolor y la enfermedad para reflexionar sobre el cuidado de una hija con discapacidad, cuando una se ve en la urgente necesidad de atenderse a sí misma.
“Este libro es la historia real de Daria (su hija) y mía. Nuestros nombres y los de las personas, mayores y pequeñas, más cercanas a nosotras son reales. Los demás son inventados, incluidos los de los niños, pero las palabras siguen siendo auténticas”, escribe la autora con una sinceridad punzante en una de las primeras páginas.
D’Adamo (Ortona, Italia, 1967), graduada en la Academia Nacional de Baile y licenciada en Artes Escénicas, se dedicó a la danza clásica y escribió varios ensayos sobre baile y teatro hasta sus últimos años, en los que la detección de un cáncer de mama metastásico la obligó a cambiar de vida.
Murió en 2023 en su casa de Roma, dos días después de que ‘Como de aire’, publicado ahora en español por Lumen, fuera nominado al Premio Strega.
Los cuidados maternofiliales
Al inicio de la obra, la autora recuerda que mientras estaba embarazada de su primera hija, estaba escribiendo un ensayo sobre teatro y discapacidad. “Espero una niña sana, esto no tendrá nada que ver conmigo”, reconoce haber pensado e invocado la buena salud de su futura bebé.
Pero su hija nació con una holoprosencefalia, una malformación cerebral que le causó una discapacidad total. En este libro, D’Adamo vuelve la vista atrás para recordar el nacimiento de Daria y trazar un breve, pero intenso, recorrido por sus vidas hasta el momento en el que a ella le detectan el cáncer cuando su hija tiene once años.
“Cuando tienes un hijo con discapacidad caminas por él, ves por él, tomas el ascensor porque él no puede subir las escaleras, vas en coche porque él no puede subirse al autobús. Te conviertes en sus manos y en sus ojos, en su pierna y su boca. Ocupas el lugar de su cerebro”, confiesa la autora.
Madre e hija se funden en un mismo cuerpo ante la necesidad de los cuidados de la pequeña y la italiana declara que las madres como ella están condenadas a un “eterno presente” porque, a diferencia de las demás, los cuidados de sus hijas no cesan a medida que pasan los años.
Este canto al dolor, al tiempo que al amor por su hija, es también reivindicar una sociedad en la que los cuidados no recaigan sólo en las madres, sino también en los padres y en una sociedad que se haga responsable para que los medios económicos de las familias no condicionen su bienestar.
“No todos disponen de la fuerza física, de las herramientas psicológicas, de la cultura y de los medios económicos necesarios para luchar contra una burocracia implacable, la crueldad de ciertos médicos y el incivismo imperante”, escribe la autora.
Romper con el discurso sobre las ‘malas madres’
A lo largo de los años en los que D’Adamo cuidó de su hija y la acompañó a innumerables citas médicas e intervenciones quirúrgicas, la escritora conoció a muchas mujeres en situaciones similares, y cada una hacía frente a su realidad como sabía y podía.
Pero la autora se aleja de todo apelativo que se le pueda atribuir a una madre que se entrega al cuidado de su hija: madre coraje, heroína, buenas y malas madres. La autora critica estas narrativas sabedora de que muchas veces se actúa desde la supervivencia.
“Lo mío es una cuestión de supervivencia. Aceptar que no se puede, eso también forma parte del trayecto”, reconoce en el libro.
Cuando se hizo todas las pruebas durante el embarazo, el personal médico no detectó la enfermedad con la que nació Daria, y aunque es una pregunta que apenas se plantea vagamente, D’Adamo asegura que le hubiera gustado haber podido elegir entre abortar o no hacerlo.
“Que la Iglesia, la política y la medicina dejen de mirar a las mujeres como putas que no ven la hora de matar a sus hijos. El aborto es una decisión dolorosa para quien debe tomarla, pero es una decisión que debe garantizarse”, se puede leer en ‘Como de aire’.
Una reflexión sobre los cuerpos
Su enfermedad la distanció de su hija, ya que no podía cuidarla como había hecho hasta el momento, no podía levantarla, ni hacer ningún tipo de esfuerzo. Estas páginas recogen así el difícil equilibrio entre los cuidados hacia los otros y hacia una misma, pero de esta realidad también germina una profunda reflexión sobre la corporeidad.
“Quien tiene la suerte de gozar de buena salud carece de motivos para pararse a pensar en el cuerpo y su relación con el exterior: si los órganos funcionan, somos capaces de hacer de todo […]. Damos por sentado nuestro estado, nuestro ser, nuestra realidad”.
El cáncer dañó también su memoria y, como bien sabía, “sin memoria no hay escritura. No hay trabajo, no hay vida”. Sin embargo, pudo escribir esta novela autobiográfica porque, haciendo suyas las palabras de la médica y académica literaria Rita Charon, “es necesario narrar el dolor para sustraerse de su dominio”.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: Efeminista