Por: Revista Correo. Número 45. Editorial. Nicaragua. 07/09/2016
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, reflexionaba a fines de mayo sobre la situación de los gobiernos progresistas en Nuestra América: “es importante que evaluemos bien dónde hemos tenido tropiezos que están permitiendo que la derecha retome la iniciativa; si nos damos cuenta dónde está nuestra debilidad, podemos superarla e impedir su regreso o retomar la iniciativa para sustituir a la derecha mediante la movilización democrática del pueblo”.
García Linera explicó cinco debilidades que afloraron en la “década virtuosa continental” en la que se dieron avances políticos, sociales y económicos importantes, pero que en la actualidad se encuentran en peligro de retroceso. “Una primera falencia pueden ser las contradicciones al interior de la economía, es como si le hubiéramos dado poca importancia al tema económico al interior de los procesos revolucionarios y ese es un peligro”, explicó. Por eso, García Linera cree vital contar con una base económica cuando el proceso revolucionario se convierte en Estado, cuando está en gestión de gobierno, mediante el cuidado de la economía, la ampliación de los procesos de redistribución y del crecimiento, “pero manteniendo siempre el poder político en manos de los trabajadores”.
Como segunda falencia, García indicó que algunos gobiernos revolucionarios aplicaron medidas económicas que afectaron al bloque social revolucionario, lo que potenció al bloque conservador y facilitó, en algunos países, su retorno al gobierno. “Gobernar para todos no significa tomar decisiones que, por satisfacer a todos, delimiten la base social que dio vida al gobierno revolucionario y que serán los únicos que saldrán a las calles cuando las cosas se pongan difíciles”, es decir, los sectores sociales que alcanzaron un grado de empoderamiento político, que debe estar acompañado de un empoderamiento económico.
“La creación de capacidad económica, asociativa y productiva de los sectores subalternos es la clave que va a definir, hacia futuro, la posibilidad de pasar de un posneliberalismo a un poscapitalismo”, añadió.
La tercera falencia identificada por García Linera es la redistribución de la riqueza sin la politización social, es decir, que gran parte de las medidas ha favorecido a los subalternos, pero si estas no se acompañan con la politización social, “no estamos ganando el sentido común. El gran reto es cómo acompañar a la redistribución de la
riqueza, a la ampliación de la capacidad de consumo, a la ampliación de la capacidad de satisfacción material de los trabajadores con un nuevo sentido común, es decir, los preceptos morales y lógicos con los que la gente organiza su vida. No hay revolución verdadera sin una profunda revolución cultural, ética y lógica”. Añadió que en gestión de gobierno es tan importante un buen ministro y parlamentario como un buen revolucionario dirigente barrial o estudiantil que se hace parte del proceso revolucionario.
“Otro obstáculo es una débil reforma moral. La corrupción es un cáncer que corroe a la sociedad desde siempre, es importante que en lo personal, cada autoridad, en nuestro comportamiento diario no abandonemos la humildad, la sencillez, la austeridad y la transparencia frente a todos”, señaló.
Además, indicó la importancia de trabajar en cómo lograr la continuidad del liderazgo en regímenes democráticos: “no hay revolución verdadera sin líderes ni caudillos, porque es la subjetividad de las personas que se pone en juego y define el destino de un país; pero cómo damos continuidad al proceso teniendo en cuenta que hay límites constitucionales para un líder, para una persona, éste es un gran debate”.
Finalmente, señaló que se ha avanzado en la integración política, “pero la integración económica es más difícil” porque cada país cuida sus intereses, agregó. Es decir, otra falencia de los gobiernos progresistas es la débil integración económica entre ellos y entre los países de Nuestra América. “Estoy convencido de que América Latina solo va a poder convertirse en dueña de su destino en el siglo XXI si logra constituirse en Estado continental plurinacional que respete las estructuras nacionales de cada país, pero que, a la vez, se tenga un segundo piso de instituciones continentales en lo financiero, legal, cultural, político y comercial”.
García Linera recomendó no tener miedo al momento actual que viven los gobiernos revolucionarios en el continente, sino exhortó a preparase mediante el debate y el análisis para la segunda oleada de conquista revolucionaria. “Los revolucionarios nos alimentamos de los tiempos difíciles, venimos desde abajo, y si ahora, temporalmente, tenemos que replegarnos, bienvenido, para eso somos revolucionarios”.