Por: Rocío Moreno. 06/09/2024
El pasado 9 de agosto, se publicó en el diario oficial de la Federación el acuerdo con el que se expide el catálogo nacional de pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas. En septiembre de 2022, el instituto nacional de pueblos indígena (INPI) abrió un registro para que las comunidades se inscribieran. Estuvo abierto por tres meses, y solo los pueblos y comunidades que atendieron a esta breve convocatoria, y que realizaron y cumplieron con todos los “trámites” que consideró el INPI necesarios para poder ingresarlos, son los que obtuvieron su pase al catálogo nacional en 2024.
¿Quién nombraría y crearía un catálogo sobre las comunidades indígenas y afromexicanos? Cuando escucho esa palabra, no puedo evitar pensar en el periodo colonial, donde todo se inventariaba, se catalogaba, por eso, la palabra de catálogo la asocio a museos, a un listado de cosas, a un inventario, clasificación o registro de algo. Este catálogo, pensado y sentido desde el Estado mexicano, solo es una muestra de la forma en que ven a los pueblos originarios y afrodescendientes en México, como las cosas del pasado-muerto.
Deuda histórica: la larga noche de los quinientos años.
Los últimos quinientos años, los pueblos originarios y los africanos que llegaron esclavizados por los colonizadores europeos, han tenido que librar batallas para sobrevivir como pueblos, como culturas. Si bien, el siglo XVI fue uno de los momentos más críticos y violentos para las poblaciones nativas y africanas, sus condiciones siguieron siendo desfavorables al final del periodo colonial, pero también con el nacimiento del Estado mexicano en el siglo XIX, y con las reformas liberales de Juárez, al igual que con la dictadura de Díaz, la revolución mexicana, la dictadura priista, después panista y ahora con la mal llamada “izquierda” del partido morenista. Todos los cambios de arriba, de la clase política, no han resuelto, y mucho menos, han buscado construir acuerdos respetuosos para la diversidad de pueblos y culturas que habita México(s).
Encuentros – desencuentros
Lo que los de arriba llaman encuentros solo profundiza el desencuentro que hay con la clase gobernante. Han existido momentos en nuestra historia como país, donde no solo omiten y niegan la existencia de los pueblos originarios y afromexicanos, sino que también, se han hecho cacerías para exterminarlos a los pueblos, se han castigado las rebeldías y también las autonomías de nuestros pueblos, por eso nuestra gente esta en las cárceles, o desaparecidos o asesinados. Lo que quiero decir, es que el trato que se ha recibido históricamente, es más allá de ser indignante, es también descarado, burlesco, sinvergüenza, también racista y clasista. Esta es la razón por lo que los “esfuerzos” e “iniciativas” que se generan desde el Estado, no logran acercarse a lo que podría ser el inicio del pago de la deuda histórica que se tiene a los pueblos originarios y afromexicanos.
Catálogo del desprecio del INPI
El INPI está representado por algunos individuos que son parte de un pueblo originario, pero en realidad, su corazón, su pensamiento y sus prácticas son las de un fiel y sometido trabajador del Estado mexicano, y concretamente los funcionarios actuales, son empleados del gobierno de López Obrador. Esa también es la forma en la que el Estado ha incluido a INDIVIDUOS que nacieron en un pueblo originario, y de manera hábil el Estado se sirve de ellos, para justificar su relación con los pueblos originarios y afromexicanos. Este gobierno ha cacareando que tiene un compromiso con los pueblos originarios de México, y bueno, su “compromiso” se reduce a estos listados aprobados por ellos, pero no quiere que se hable, mucho menos que se luche por los derechos territoriales de los pueblos originarios y de como las grandes empresas mineras e industriales están avanzando e invadiendo en muchos territorios indígenas y también, de como el crimen organizado sigue matando y desapareciendo a jóvenes de nuestros pueblos, de eso no se habla. Esta es la razón por la que debemos de ser críticos con estas acciones que realiza el gobierno, donde aparentemente están haciendo cambios benéficos para los pueblos, pero no se dice a cambio de qué.
Este catálogo reconoce la existencia de 71 pueblos, y esos reconocimientos son importantes para nuestros pueblos, pero no determina, ni resuelve ninguna de las problemáticas que enfrentamos día a día. Ahí es donde veo la trampa de la clase política, que busca siempre de controlarnos con pequeñas dosis de paracetamol y hacernos sentir mejor, aunque la enfermedad sigue.
El reconocimiento del pueblo coca
Este catálogo incluyó la existencia del pueblo coca. Mi comunidad es parte de este pueblo, y como lo mencione, la asamblea de comuneros busco la forma de tener este reconocimiento porque también fue una lucha el hacer comprenderles porque Mezcala es un pueblo originario, y porque el mantener su territorio, identidad y usos y costumbres son fundamentales para su sobrevivencia. Entonces, celebramos la lucha y el trabajo que dieron las mujeres y hombres para que se logrará este reconocimiento nacional, pero queremos gritar y denunciar que, aunque nuestro nombre aparece en este catálogo, los problemas siguen en nuestro pueblo:
El invasor Guillermo Moreno Ibarra sigue rondando en nuestra comunidad. Ahora, ha invadido otra zona en nuestro territorio. La misma persona que nos invadió el cerro de El Pandillo por más de 20 años, ahora, con la mano en la cintura, de nuevo, ha iniciado otra invasión. ¿Como es posible que un invasor y criminal vuelva a violentar a la misma comunidad? El estado mexicano no hace nada para frenar y castigar los delitos que hace un individuo rico, al contrario, lo llena de valor y cobija. Mezcala ha mostrado por más de dos décadas que los pueblos buscan y transitan los caminos que el propio Estado sienta para llevar una defensa legal en sus términos, pero el problema es que sus sentencias emitidas son huecas, pues el proceso de justicia es inalcanzable para nuestros pueblos. Por eso, esos tratos sinvergüenzas aparecen siempre en los “encuentros” que se dan con los gobiernos. Por lo pronto, nuestro pueblo que logra su reconocimiento nacional como pueblo originario, ha ingresado a un nuevo pleito legal por la posesión de la tierra.
Otra de las grandes problemáticas en nuestro pueblo, es la alta y creciente contaminación tóxica que generan los industriales en la cuenca Lerma-Santiago-Laguna de Chapala. No solo nuestra Laguna está muriendo, también siguen apareciendo casos de enfermos renales, cáncer, mal formaciones, etc. La laguna muere lentamente, al igual que los pobladores. Al inicio del gobierno de Obrador, la corte interamericana emitió al Estado mexicano que atendiera la situación que se estaba generando en nuestra región. Desde esa fecha, los resultados han sido el facilitar algunas veces el trasporte de los enfermos renales de Mezcala hacia la ciudad de Guadalajara, en ningún momento, se ha señalado a los industriales como los causantes de este ecocidio, y de la muerte de cientos de jóvenes. Evadir y darle la vuelta al saneamiento y rehabilitación de la cuenca Lerma-Santiago-Laguna de Chapala, es solo otra muestra del desprecio e indiferencia que tienen sobre nuestras vidas.
Lo que intento explicar, es que no podemos distraernos con las “buenas voluntades” que muestra el gobierno actual, pues nuestros problemas son enormes, y debemos ser claros en que estamos viviendo una guerra distinta, no como se han vivido en el pasado, sino, una donde nos dicen que todo está bien, aunque en la vía de los hechos, nosotros no podemos reconstruirnos como pueblos, porque la violencia y exterminio siguen azotándonos.
¿Para qué sirve tener el reconocimiento? ¿Para qué sirven sentencias favorables para nuestros pueblos? Hoy como ayer, la guerra de exterminio y de negación hacia los pueblos originarios y afromexicanos sigue vigente, solo hay que ver lo que ocurre en la comunidad nahua de Santa María de Ostula, las desapariciones y asesinatos en las comunidades purépechas y Wixarikas, las constantes agresiones que reciben las comunidades zapatistas, y todas las movilizaciones que hacen nuestros pueblos, y que, sin ningún tapujo, el Narco estado mexicano lo silencia, castiga, y violenta. Por eso, es que estamos lejos de lograr un pleno, real y respetuoso reconocimiento a nuestros pueblos. No es aún tiempo de celebrar, sino, más bien, del fortalecernos como pueblos desde nuestros términos, pues los de ellos, son siempre engañosos y limitados.
LEER EL ARTÍCULO ORIGINAL PULSANDO AQUÍ
Fotografía: Desinformémonos