Por: Jorge Salazar García. 15/08/2016
Desde hace algunos años, parte importante de los ciudadanos mexicanos saben que las reformas estructurales fueron impuestas por organismos internacionales para beneficiar a los empresarios, nacionales y extranjeros. Uno de los principales artífices locales de esos amplios cambios lo es Carlos Salinas de Gortari, quien siendo Presidente de la República (1988-1994) firma el TLC (Tratado de Libre Comercio) comprometiéndose a “desregular” las leyes que acotaban o prohibían la participación de la iniciativa privada en ciertas áreas de la economía nacional. Salinas, comenzó a vender, regalar o revender las empresas paraestatales y bienes nacionales a los amigos, aliados y grandes empresarios que le dieron legitimidad después del fraude electoral que lo impuso como Presidente de México en 1988. Desde entonces no ha soltado el poder. Para mantenerlo, disloca a Colosio, por representar una desviación de lo convenido en el Tratado, planeado para consolidarse en 30 años (ya van 28); y sin “hacerse bolas” impone a Zedillo. Después del sexenio del niño de los dieces quién vende, entre otras paraestatales, los Ferrocarriles nacionales por la bicoca de 1,400 mdd a la empresa de la que hoy es accionista y empleado (Kansas City Southern), Salinas pacta con Diego de Ceballos la “transición” cediendo la gubernatura de Baja California Norte al PAN, para hacer ganar a un empleado de la Cocacola: Vicente Fox, en cuyo discurso inaugural de su gobierno afirmó: “Este es un gobierno de los empresarios, para los empresarios“.
En este sexenio durante el cual ninguna víbora tepocata o pez gordo del PRI (Fox dixit) pagó por sus latrocinios, los empresarios del PRIAN, Salinas, Fox y Ceballos se alían para detener a López Obrador orquestando el fraude electoral de 2006, que impuso Felipe Calderón en la Presidencia. En las elecciones del año 2012, el señor De Gortari, impulsa el Pacto por México (Firmado por la iniciativa privada, PRI, PAN y PRD) haciendo Presidente a Peña Nieto con el objetivo de completar las reformas estructurales, dos años antes de lo planeado.
Como bien se sabe y , sobre todo se padece, Peña Nieto ha acelerado el abandono del Estado de sus responsabilidades sociales (salud, educación, vivienda…) entregando los recursos de la renta nacional a los sectores de inversión privada. Ahora, The lord of the books ha legalizado esas reformas de gran “calado”, adecuando los artículos 27, 123, y 3º Constitucionales, principalmente. Para justificar este desmantelamiento del contenido social de la Constitución, el statuo quo pregona la siguiente falacia: “ sólo se puede acabar con la pobreza creando primero la riqueza; quienes saben hacerlo bien, son los empresarios; por lo tanto hay que darles TODO lo que eleve y asegure la rentabilidad (ganancias) de sus inversiones.
Suena lógico, pero la crisis económica y el ínfimo crecimiento permanentes, les desmiente: el capital NO crea la riqueza; esta es generada únicamente por el Trabajo. Otro dislate intencional, cometido para justificar su gran voracidad, se presenta cuando afirman que al favorecer la acumulación de la riqueza en unos cuantos, éstos después la desparramarán hacia abajo, invirtiendo en la creación de empleos bien remunerados. Lo cual, como bien sabemos, también ha resultado falso: el desempleo crece y las plazas que se generan, en su mayoría, son insuficientes para la población demandante, temporales y en condiciones de esclavismo.
Para cumplir las metas de estos cambios estructurales, establecieron rutas de propaganda y publicidad que pregonaran hasta el hartazgo la disminución de la pobreza y marginación, el abatimiento del analfabetismo, ofreciendo una Educación de Calidad, extendiendo la equidad en las oportunidades, constituyendo un Estado eficaz y trasparente, etcétera. Por supuesto, NADA de lo anterior ha sido cumplido. Ellos: Salinas, la nomenclatura política y los grandes empresarios, lo saben y ven con preocupación el despertar de la población. Por eso el chupacabras ya anda muy activo atacando e infiltrando a MORENA, afirmando que es necesario detener al populista Andrés Manuel López Obrador. En un descuido hasta él mismo Salinas podría postularse como candidato de unidad de los partidos PAN, PRI y PRD, ordenando a esos aliados modificar el artículo 83 Constitucional[1] que le prohíbe ocupar de nueva cuenta ese puesto.
Las políticas neoliberales para mejorar la vida de la ciudadanía, en general han fracasado. Han logrado, eso si, implantar en los desinformados teleadictos una visión empresarial donde todo es mercancía, susceptible de comprarse o venderse y en consecuencia todo debe regirse por la ley de la oferta y la demanda. De la ciudadanía no enajenada y organizada depende que esas formas de vida de culto a la muerte no se impongan más.
[1] Artículo 83. … El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República,..,en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto.
Fotografía: jornada.unam