Por: José Yorg. El cooperario. Argentina. 24/06/2018
Pensamos que esa fue la tarea inconclusa, no tan sólo de Lula y de Dilma, sino de todos los gobiernos calificados como progresistas: No profundizaron la democracia, no construyeron una democracia participativa y con revocación de mandatos, como sí lo tienen las cooperativas.
“La agenda pasa claramente por la cuestión de la democratización de los medios [de comunicación], que forma parte de la radicalización de la democracia”. Dilma Rousseff
El título del presente artículo se corresponde con el título que lleva una entrevista a Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil, realizada por Nina Fideles y Leonardo Fernandes (Brasil de fato), nos sugiere, precisamente, ese título toda una definición del tipo de democracia a construir de manera urgente y decidida.
Y es que así lo expresa Dilma muy claramente al decir “el Gobierno que nosotros queremos. Un Gobierno que radicalice la democracia, no sólo en el sentido de los derechos formales, sino de los derechos reales y de las oportunidades”.
Pensamos que esa fue la tarea inconclusa, no tan sólo de Lula y de Dilma, sino de todos los gobiernos calificados como progresistas: No profundizaron la democracia, no construyeron una democracia participativa y con revocación de mandatos, como sí lo tienen las cooperativas.
Cabe recordar una vez más a Manuel Baldomero Ugarte-1875-1951- , a propósito de las aseveraciones de Dilma de los hechos en Brasil, en un extracto de su Manifiesto-anteriormente compartido por “Enfoques cooperativos, Hoy: Los pueblos son sabios” y aquí lo replicamos por considerarlo de vital importancia. Lo realizó Ugarte con motivo del derrocamiento del dictador peruano Leguía y escrito a solicitud del A.P.R.A:
“Lo que urge es reaccionar contra las malas costumbres políticas, contra los errores endémicos, contra la absurda organización de nuestras repúblicas, si es que hemos de llamar “organización” al dominio de una oligarquía o de una plutocracia que nunca tuvo más visión de la patria que sus conveniencias”.
“Nada más peligroso que una revolución a medias. La juventud debe velar para que el sacrificio no sea estéril y no se reduzca todo a la satisfacción aparente. Hay que afrontar al fin nuestros grandes problemas. En el orden interior: la justicia social, la situación del indio, la división de la tierra; la organización de la economía nacional; en el orden exterior: la aspiración hacia la Patria Grande. Hay que organizar a la América Latina en favor de la América Latina misma y no, como ahora, en favor de los inútiles del terruño y de los piratas de afuera”.
El fantasma, mejor dicho, las diez plagas, que recorren el mundo causando calamidades a los pueblos se llama neoliberalismo, y Dilma afirma: “Cada país tiene sus monstruos, y nuestro monstruo es el neoliberalismo, la financiarización y la esclavitud, que instituyó una forma de control social violenta y el privilegio junto con la exclusión”.
Sin esa profundización de la democracia los conflictos sociales son inevitables en la medida en que ello implica menoscabo a los derechos humanos, derecho a una vida digna, a un mejor vivir.
La democracia debe ambientar una relación cooperativa en las sociedades y que ello signifique un continuo ascenso de libertad y prosperidad, allí están las cooperativas generando una nueva concepción sobre el hombre, la sociedad, la empresa, una visión humana y compatible con el respeto a la naturaleza.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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