Por: Eduardo Silveyra. La Negra del Sur. 05/04/2020
La cuarenta puede o no, agudizar las miradas sobre la pandemia que afecta al mundo, pero nadie está exento de reflexionar sobre las consecuencias mediatas e inmediatas de la misma. La única certeza es que el mundo ya no será el mismo una vez superada la crisis.
CONVENCIÓN. La convención de los horarios se abandona a los designios del deseo. Como en las épocas antiguas, la división del tiempo se rige entre la noche y el día, tal como acontecía en los tiempos del campesino medieval, hasta la llegada de la peste negra con sus consecuencias y modificaciones, entre ellas las devenidas de los rituales mortuorios. Los muertos de ser velados y enterrados en sus tumbas bendecidas, pasaron a consumirse en el fuego purificador de las hogueras y sus cenizas esparcidas en el viento.
Seis siglos después, la peste se replica con otro nombre, Covid-19 en los mismos lugares de Europa: España, Francia, Alemania en menor medida, por no haber privatizado su sistema de salud, e Italia donde la gente muere aislada, en un cuarto de hospital, sin despedirse de sus afectos y una vez muertos, puestos en un ataúd. El féretro, será entonces apilado en un depósito, junto a otros cientos y al anochecer, recogidos por camiones del ejército, para llevarlos a los crematorios. Te mostraré el miedo, en un puñado de polvo, afirma Eliot en su poema, La Tierra Baldía. Pero ya no es el temor develado el que nos acecha, sino la luz de una certeza, la de estar ante una maquinaria de la muerte y la muerte –afirma Hegel- es lo que más trabajo cuesta. Sin esa aceptación, no es posible la construcción histórica, donde los cuerpos se disputan, se defienden o se aniquilan.
TRUMP. Un loco con fallas neuronales severas y megalómano desconcertante por momentos, aunque el desconcierto descifrado en una lógica, pronto deja de serlo. Una amiga entusiasta, algo que no hay ser en estos tiempos, argüía con argumentos propios del izquierdismo, razones del tipo: “los pueblos se están uniendo contra el capitalismo” o la más pueril “la gente en EE. UU. ya se dio cuenta quién es Trump y va a perder las elecciones”, ante tales equívocos, abandoné la discusión. En su locura de salvaguardar el poder industrial, donde se consolida el poder del capitalismo, Trump ha obrado con la audacia de un todo ´poderoso, para continuar 4 años más en el poder. No se debe dudar que fue el causante de esta guerra virósica, en su confrontación comercial con China. China es el enemigo, pero no el único, construido en el imaginario del pueblo de los EE.UU. Los otros van en un arco que oscila entre Irán y Venezuela, república a cuyo gobierno le puso precios millonarios a sus cabezas, de paso, abrió otro frente de guerra y tal vez sea esa multiplicidad de frentes y no la conciencia del pueblo la que termine con Trump, porque el pueblo ahora recibirá un subsidio de U$S1200 para afrontar la crisis. Este subsidio lo recibirán aquellos que perciban sueldos menores a U$S75.000 anuales o sea salarios de U$S6250 mensuales, lo cual equivale a una cifra que sobrepasa los 2 billones de dólares, la cual equivale a un 20% del PBI. Y como se trata de una guerra, la habilitación de 150.000 camas en el sistema precario de la salud pública. Que tal vez sirvan para atender a los 10.000.000 millones de indigentes inútiles que dañan el sistema económico del imperio, quienes con la aplicación de la lógica maltusiana, serán los eliminados. Ahí también, funciona la maquinaria de la muerte. Son parte del sobrante, del exceso capitalista.
CONFRONTACIÓN. La confrontación dialéctica se da entre el sistema, que piensa un mundo con menos población y subordinado a la decisiones poblacionales y de producción económica y especulación financiera, que ese sistema dicte. Y aquellos que pensamos un mundo con todos y con una distribución de la riqueza equitativa y el cuidado y respeto de la naturaleza. Lo que vendrá será el resultado de esa confrontación, al igual que lo fue en el paso del Medioevo hacía el Renacimiento, donde el poder de la burguesía comercial e industrial estableció pasada la pandemia, la derrota del feudalismo. Tal como sostiene el lacaniano Zizek, el sujeto histórico capaz de ese cambio, es una construcción cultural latente en las solidaridades construidas en el aislamiento, para resguardarnos de la enfermedad capitalista y su síntoma el Covid-19. La derrota, sería el triunfo de un capitalismo monstruoso, erigido como un gobierno global, dueño de todos los destinos humanos con la consiguiente manipulación inhumana de los mismos. Tal como lo preconiza el sur coreano Byung Chul Han, una especie de Fukuyama de estos tiempos.
ARGENTINA. El gobierno ha obrado con rapidez y marcado su postura, entre la economía y la gente, eligió a la gente. Pero el asedio de los medios del poder hegemónico, Clarín, La Nación y sus sucedáneos y replicantes, ya comenzaron a cuestionar las medidas sanitarias entre ellas la cuarentena estricta que se viene llevando a cabo. La excusa, que no se debe detener la productividad ni la actividad económica, estas premisas funestas ya tienen sus actores y puntas de lanzas. La multinacional Techint acaba de despedir a 1450 trabajadores, una forma solapada de presionar al gobierno de Fernández que, cuenta con una aprobación cercana al 90% -algo nunca acontecido en un gobierno peronista- para que la cuarentena sea levantada y se tomen medidas suicidas como las de Paraguay, Chile, Brasil y Uruguay, país este último, donde los fondos solidarios para enfrentar la crisis proviene principalmente de la rebaja de sueldos a los trabajadores y no de las grandes fortunas. Como así también del aumento de las tarifas públicas y esenciales, como las de la luz y el agua. Que se va por el camino correcto en esta guerra, no hay dudas, los países de Europa más afectados, Italia principalmente, se aprestan a tomar las medidas que tomó Argentina desde un primer momento, entre las cuales, la más destacable, es la llegada de los médicos cubanos, con una experiencia digna de una verdadera revolución.
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Fotografía: MSN.com