Por: Lit-ci. 29/03/2023
Hace casi un año, el 11 de marzo del 2022 Gabriel Boric, asumía como el primer gobierno que se dice feminista de nuestra historia. Con el objetivo de lograr la Paridad, la “transversalización de género” era el criterio para conformar los nuevos ministerios; criterio, definido como una “voluntad política” para alcanzar la equidad y la igualdad de género impulsando tres ejes feministas: inserción para el empleo femenino, Sistema Nacional de Cuidados y Ley integral contra la violencia. Esta “voluntad” se apoyaba a su vez en el proceso de Convención constitucional, a través de los sectores feministas de los partidos de gobierno incluido el partido comunista y de otros aliados como los llamados movimientos sociales encabezados por la Coordinadora Feminista 8M, en la plataforma feminista. Sin embargo, la ilusión de que basta aumentar la representación numérica de las mujeres en los cargos de todas las instituciones del estado burgués, sólo ha sido eso; una ilusión que no ha transformado sustancialmente las vidas de las mujeres trabajadoras y esto porque ni la Convención Constituyente -que culminó con el rechazo mayoritario de la población- ni las políticas del gobierno se han enfrentado a los verdaderos responsables de la desigualdad que son las transnacionales y las diez familias que gobiernan en nuestro país.
Hoy, la situación de la mujer trabajadora en Chile, está íntimamente atravesada por la situación económica del país, siendo la inflación uno de los principales factores que intervienen en el empobrecimiento paulatino de nuestras familias: la brecha salarial entre hombres y mujeres, se mantiene, el costo medio de la mano de obra masculina por hora total es de $7.112, mientras para las mujeres es de $6.750, ambos insuficientes para cubrir las necesidades básicas de nuestros hogares. Los salarios acumularon una depreciación de 15 meses de caída real por las alzas sobre todo en alimentación , arriendos o créditos para conseguir una vivienda (al aumento de carpas de familias completas que viven en la calle, debemos agregar más de 1.500 casas siniestradas por los incendios forestales en el sur del país) y el aumento del empleo informal post pandemia donde el 98% del empleo recuperado desde el peor momento de la pandemia es informal o endeble, con altas probabilidades de ser un empleo precario (Fte Fundación SOL). Todo esto, en un país donde 3 de cada 4 mujeres -es decir el 48%- se declara sostenedora de hogar, la mayoría de ellas ubicadas en los sectores de más bajos ingresos y con un 69%, que reconoce tener deudas (Fte CADEM). Si bien, hay avances en la tipificación del delito de femicidio, que incorpora la figura legal de “suicidio femicida”, estos no se detienen, incluso van en aumento, pues desde el mismo Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg), informaron que enero del 2023 representa el principio de año con más víctimas de femicidios consumados en más de una década, con seis víctimas de violencia femicida, además de 18 femicidios frustrados; a ello debemos sumar que en los últimos 12 meses se ha intensificado el tráfico y explotación sexual de mujeres y niñas negras ingresadas por bandas criminales a través de la frontera norte del país.
Frente a toda esta realidad, las políticas de Boric y de su coalición van en el sentido contrario, de nuestras necesidades y de aquellas demandas planteadas el 18 octubre. Las políticas del gobierno supuestamente feminista, fortalecen el patrón de acumulación de la riqueza en pocas manos sin tocar los grandes capitales de las AFP, militarizando el Ngulumapu para proteger a las grandes forestales y acrecentando la violencia al pueblo mapuche, sus mujeres y sus niños. Peor aún, con la firma del tratado de libre comercio TPP 11 (proceso encabezado por la ministra del interior y seguridad pública Carolina Tohá) no sólo se condiciona las futuras políticas de desarrollo económico (como el sistema de pensiones) mediante una serie de mecanismos que resguardan las ganancias de las grandes multinacionales; sino que legaliza el robo de nuestro principal recurso con el cual pudiésemos solucionar nuestros problemas de vivienda, salud, pensiones, educación etc. : el cobre. Mientras mayores sean las ganancias de los grandes grupos, de la banca y de las Afp, más grande será nuestra miseria.
Debemos decir basta a las promesas del gobierno Boric, organizarnos con total independencia de clase y movilizarnos para recuperar el cobre y todos nuestros recursos naturales, para acabar con la carestía de la vida, del pan, de la vivienda, porque sólo un gobierno obrero y popular puede llevar a fondo todas nuestras demandas y así poner fin a la opresión y explotación.
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Fotografía: Lit-ci