Por: Gilberto Dorantes Álvarez. 28/01/2018
El voto corporativo que durante décadas usaron los líderes magisteriales como moneda de cambio, llegó a su fin.
Actualmente el magisterio nacional ha dado un paso gigantesco en ese aspecto, perdiendo todas las canonjías que como fuerza política poseyó durante mucho tiempo. Este golpe fue preparado durante varios años, desde que el gobierno instauró “Carrera magisterial”, como el medio para iniciar con el divisionismo al seno del sindicato más grande de América Latina, pues por medio de “carrera magisterial” logró tener maestros de distintas categorías, clasificándolos en distintos niveles y dándoles desiguales salarios a cada grupo de éstos, los cuales fueron 6 distintos niveles, y mientras los del escalón más bajo luchaban por tener mejores ingresos, los del nivel superior se ufanaban y hasta despotricaban de sus compañeros que tenían ingresos inferiores los cuales llegaban a triplicarse, de acuerdo al nivel que lograran alcanzar mediante un examen aplicado cada determinado tiempo para poder lograr un ascenso, llegando a tener en nuestro territorio mexicano y dentro de una misma escuela; maestros de primera de tercera y hasta de sexta que es el nivel con los ingresos económicos más bajos.
Fueron muchos los años cuando el todopoderoso SNTE gobernó en gran parte del territorio veracruzano, y se le hacían invitaciones exprofeso tanto a candidatos como a gobernantes de alto vuelo en las concentraciones masivas del SNTE en las que se lograban reunir de la noche a la mañana a 20, 30 o 50 mil maestros, solo para enseñar el músculo, el poder de convocatoria y un número multiplicado de votos a favor de cierto partido. ¡Claro! La amenaza hacia el candidato en turno o al gobernador, era implícita, pues a cambio de ese voto corporativo, los líderes pedían Secretarías de estado, Presidencias Municipales, Curules Federales y Locales, Sindicaturas, Regidurías y todo aquel puesto que pudieran otorgarle a pseudolíderes a cambio del voto.
Hoy en día la sección 32 del S.N.T.E. y sus oficinas ubicadas en el cerro de Macuiltépetl en la capital veracruzana, son un fantasma, los otrora espacios bulliciosos ocupados por docentes en espera de realizar algún trámite, se asemejan a los espacios ocupados por los monjes durante sus retiros espirituales, las oficinas generales de la sección 32 en el majestuoso Macuiltépetl, podrían ser rentadas para quienes gustan de las prácticas relajantes que da la meditación.
Si antes estaba atestado de transeúntes, es porque la Secretaría de Educación del estado se encontraba bajo el mando del Sindicato Magisterial, y todos los trámites relacionados con el personal: los puestos, cambios de adscripción, plazas y todo aquello que tuviera que ver con la educación, todo, absolutamente “todo” (inclusive quien quisiera ocupar la Secretaría de Educación en el Estado), tenía que acudir con los dirigentes seccionales y en ocasiones se podían tardar varios días para que se les concediera audiencia con el jerarca mayor, algo que hoy en día ya no existe, porque esa mafia de poder, ha sido desmantelada, al grado que el Secretario General de la Sección 32, puede quedarse a dormir en su casa en horas hábiles, debido a que en su oficina nadie llega a solicitar sus servicios.
La gran pregunta es ¿Para qué sirven ahora las cuotas sindicales? ¿Éstas tienen razón de ser? ¿El maestro seguirá permitiendo estas tropelías?
El sindicato ya no propone, ni organiza ni nada, ahora todos los trámites que deban realizarse se hacen directamente en las oficinas gubernamentales correspondientes y no se necesita de ninguna firma sindical, y sólo quedan algunos granujas corruptos que continúan operando desde algunas dependencias, en las cuales aún encuentran incautos para poder robarles, como es el caso de los préstamos que otorga el ISSSTE, los cuales en ocasiones para poder otorgárselos les cobran grandes porcentajes. ¡Reflexionemos mientras llega el próximo café!
Fotografía: e-consulta