Por: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro, Marcelino Guerra Mendoza. 25/08/2018
AMLO ya ganó la presidencia de la república. Sus compromisos con el magisterio son muchos. Fue el único candidato que se pronunció por la cancelación de la reforma educativa. Lo hizo después de muchas dudas, confusiones y cavilaciones. En diciembre de 2017 por fin lo dijo con todas sus letras. (Las promesas de AMLO). Y lo ha reiterado en más de una ocasión (AMLO promete cancelar la reforma educativa).
¡Tomémoslo en serio! ¡Debemos recordárselo una y otra vez! ¡Se trata de cancelar la reforma, no de parcharla, ni mejorarla, ni perfeccionarla! ¡Se comprometió a cancelarla!
No será fácil; es necesario advertirlo desde el principio. No basta con decirlo. No es algo así como “El Ejecutivo Federal decreta que se cancela la reforma educativa…” y ya. Recordemos: se encuentra en la Constitución, en leyes, en reglamentos, organismos y, sobre todo, en muchos conceptos y modos de problematizar.
La cuestión es más compleja y complicada de lo que parece. En realidad, por cancelación de la reforma se entienden cosas muy distintas. Hay muchas iniciativas. Todas son diferentes. Pero ya están disponibles y empiezan a circular en los medios políticos, académicos y comunicativos.
Las agrupamos en cuatro series, según la posición que mantienen frente a la actual reforma educativa:
- Funcional. Concibe los problemas de la reforma como fallas de implementación. Tiene cinco elementos, apoyados en un silencio: foros de consulta a padres de familia, especialistas y al magisterio; cambios para una “verdadera evaluación de desempeño”; modificaciones en el proceso evaluador; relajación de los efectos sobre la permanencia; e inyección presupuestal a la capacitación. Es la propuesta de Esteban Moctezuma, cada vez más cercano a las posiciones de Anaya y Meade. Por esta vía se guarda silencio sobre los demás componentes de la reforma (financieros, organizacionales, subjetivos).
- Restauradora. Es la que encabezan las Redes Sociales Progresistas (RSP) del exsecretario del SNTE, Rafael Ochoa, elbista para más señas. Esta es una postura que no les disgusta a algunas corrientes democráticas del magisterio. Su formulación más precisa se encuentra en los Acuerdos de Zacatecas: crear una nueva Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) que “reconozca la carrera sindical como atributo de la gestión y desarrollo del sistema educativo”; y así, todos los procedimientos de restauración del orden corporativo (Los acuerdos de Zacatecas) .
- Reformista. Se encuentra en algunos aspectos del Decálogo de Guelatao (Los diez puntos de educación que AMLO presentó…); comparte con las anteriores la focalización en aspectos laborales y de implementación; desarrolla los aspectos pedagógicos y del Nuevo Modelo Educativo, pero con fraseología liberacionista: fortalecer la educación pública bajo la premisa de que es un derecho -sin precisar cómo se garantizará su cumplimiento-, o elaborar junto con padres, maestros y expertos, un plan para mejorar la calidad de la enseñanza –sin especificar si el concepto de calidad será el mismo que hoy se encuentra en el artículo 3°, reducido a una cuestión de logros-. Esta salida promete resarcir los daños provocados por la reforma, especialmente los de orden laboral y administrativo-, reinstalando a todos los despedidos. Sobre este punto, se propone usar las facultades del Ejecutivo para detener estas afectaciones. Pese a que no cuestiona los fundamentos de la reforma, no será fácil de llevar a cabo. Probablemente detone controversias constitucionales de los sectores más conservadores, para obligar a cumplir el mandato constitucional, que permanecería intocado.
- Constituyente. Propone la creación de una revolución y una reconstrucción del sistema educativo nacional; considera que no se puede salir de la reforma neoliberal si no se cuestionan sus fundamentos. Calidad-aprendizaje y evaluación son lo mismo. La calidad es el máximo logro de aprendizaje, según el artículo 3, la evaluación es el procedimiento para identificar y medir la calidad educativa. No se sale de ahí si no se derriba este fetiche. Esta salida, que es la que nosotros sostenemos, afirma que no se resuelven los problemas educativos a partir de modificaciones puntuales a algunos artículos o algunas leyes; su concreción demanda una fuerza social que reflexione y construya alternativas no escolares solamente, sino salidas educativas a los problemas de la producción, transmisión, distribución de conocimientos, valores, actitudes y comportamientos en la era del capitalismo cognitivo y biopolítico.
Por supuesto, las iniciativas pueden ensamblarse de muchos modos, según la sintaxis y jerarquía que propongan; aquí nos interesa destacar su posición estratégica respecto a la reforma. No es lo mismo un conjunto de iniciativas con claros propósitos restauradores, que otras que la vuelven más funcional, menos aun las que se plantean sustituirla y llamar a una revolución educativa.
No son lo mismo, aunque puedan compartir más de una acción concreta en el tiempo y en la denominación. Las enunciamos así para tener claridad sobre la profundidad de las propuestas que se le presentarán al nuevo gobierno. En mucho, eso definirá el sexenio, sobre todo porque la educativa no sólo fue la primera, sino la más importante de las reformas estructurales del Pacto por México.
Hoy, después del triunfo de AMLO, así se pueden sintetizar las estrategias en lucha; unas apuestan por reformar la reforma, otras por cancelarla.
Fuerzas poderosas que forman parte de los círculos cercanos al futuro gobierno ya han empezado su campaña para mejorar la reforma, por cambiar algunos aspectos de la evaluación. El riesgo de continuar con más de lo mismo, realizando pequeños cambios cosméticos, será muy alto.
Hay que reconocerlo, quienes demandamos la cancelación de la reforma y el inicio de un proceso constituyente educativo estamos a la zaga. Esta vez podría pasarnos lo mismo que cuando se aprobó la reforma educativa: reaccionar a destiempo, con pocas ideas y con diagnósticos errados. Es necesario reaccionar, cambiar ya. ¡Esto apenas empieza!
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