Por: Raul Olmedo. Iberoamérica Social. 15/12/2017
Se podrá perder la batalla, pero no la guerra; que a pesar de no ser la abanderada de un partido político, tienes el respaldo de esa población a la cual no le han dado más opciones que las mismas de siempre.
México se encuentra en una crisis holística donde todos los aspectos de la vida están bajo la merced del Capital financiero-especulativo; la Política de este país prepara la antesala de las elecciones democráticas con un escenario de luces y tablones para generar una pasarela sin precedente, con la finalidad de dar un nuevo ciclo dentro del mismo sistema.
Sin embargo, en esta ocasión, te presentas ante las y los mexicanos bajo el auspicio de los pueblos indígenas organizados en el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), esos mismos pueblos que aún después de la Colonia siguen luchando por hacerse ver, sentirse parte de esta Nación y contribuyendo a realizar un cambio de pensamiento en la otredad.
Como bien lo mencionaste en tu visita a la Universidad Nacional Autónoma de México el pasado 28 de noviembre, “otra forma de gobernarnos es posible” y lo demuestras con el trabajo, lucha y cosmovisión que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha mantenido desde 1994… Reconozco y comparto el argumento que hoy más que nunca, la necesidad de pensar más allá del consumo es imperante y justo.
Tu participación en esta contienda es el símbolo de la deuda histórica que los mexicanos tenemos con nosotros mismos; porque eres la voz de los desplazados por esta modernidad forzada que premia el dinero más que la vida; tú eres parte de los miles de mexicanos que vivimos la otra cara de la globalización, ésa que se dice consensuada, nueva y plural, y que en realidad es impuesta, vieja y occidental.
El proyecto que encabezas, con fortalezas y debilidades, es perfectible y debe ser creado “desde abajo y hacia la izquierda” con la participación de aquellos que concordamos con las denuncias que realizas, porque siendo realistas (más que tus adversarios “políticos”), esas denuncias no son más que las respuestas prácticas y reales que han sido escritas con sangre, sembradas en la pacha mama y regadas con lágrimas; esas denuncias que son revestidas de demagogia y complicidad por la clase política mexicana que calla y aprueba los proyectos que atentan contra la diversidad, que mercantiliza la cultura y comprometen el bienestar de las futuras generaciones a cambio del fetiche moderno: el dinero…
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Fotografía: Hugo Cruz, Proceso, 2017.