Por: Gabriel Ibarra Bourjac. Conciencia Pública. 06/05/2018
Hablar y discutir sobre la educación superior nunca dejará de ser un tema de controversia, y más si se trata de la Universidad de Guadalajara (UdeG), la segunda universidad pública del país en cuanto a número de estudiantes que entre media superior y superior, registra una matrícula de 280 mil 297 alumnos en el ciclo escolar 2017-2018 (media superior 156 mil 365 estudiantes, superior 123 mil 932 ciclo).
En estas campañas para gobernador de Jalisco, dos de los candidatos han lanzado la iniciativa de crear una nueva universidad pública, Miguel Castro del PRI, y Carlos Lomelí de Morena, para hacer frente al alto número de rechazados y/o para responder a las exigencias de esta revolución digital que vive el mundo cuando se requiere formar los profesionistas de acuerdo a los nuevos tiempos.
Y en este punto de los rechazados se ha hecho un señalamiento que no es ocurrencia, que ha existido y seguramente sigue presente, que es el negocio con los rechazados, en el que participan quienes son señalados como “dueños” de la Universidad de Guadalajara, que es el negocio con los rechazados, que pagan uno o dos semestres en las universidades de pago que son reconocidas oficialmente por la UdeG, y luego en el tercer semestre entran automáticamente a la misma. ¿Cómo se le puede llamar a esto? ¿No será acaso un tema para que investigue el titular del Sistema Estatal Anticorrupción? ¿Podrá hacerlo el SEA? ¿Se animará a entrar a este territorio?
¿Es una disparatada hablar de una nueva universidad en Jalisco? ¿Es una ocurrencia, como calificó esta propuesta el rector sustituto de la UdeG, Miguel Angel Navarro?
Creo que la discusión pública es sana y muy pertinente, el que se discuta y se confronten ideas en torno a la universidad pública de hoy de cara a los retos del nuevo milenio y revisar si esta gran universidad que registró una reforma educativa hace más de dos décadas con la descentralización y la creación de centros universitarios regionales, cumplen con su tarea y ver si responden a lo que exige el mundo de hoy. Pero la reforma sucedió hace 20 años, la dinámica del mundo es hoy muy distinta, es otra realidad.
Hay un ángulo que se ha tocado y que los que proponen crear una nueva universidad pública quieren llegar, que son los jóvenes rechazados cada año, que no son ni uno ni dos. En los últimos dos años son cuando menos 50 mil jóvenes que han pretendido ingresar a la Universidad de Guadalajara y no han podido cumplir con los requisitos oficiales, al no pasar el examen.
Los detractores de la forma como es administrada la Universidad de Guadalajara y controlada políticamente, como el periodista Pedro Mellado que ha sido un duro crítico del jefe del Grupo Universidad, Raúl Padilla, considera que los éxitos que éste logra en actividades como presidente del Consejo de Administración del Corporativo de Empresas Universitarias (CEU) le cuestan al erario público cientos de millones de pesos, cuyas utilidades que se obtienen están muy lejos de estos 50 mil jóvenes rechazados.
LO QUE PROPONE CASTRO Y LOMELÍ
Ante las críticas que ha recibido Miguel Castro de que se trata de una ocurrencia para hacer proselitismo, ha respondido que la nueva universidad que propone es muy distinta a la Universidad de Guadalajara, estaría basada en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, para la formación de profesionistas listos para ser parte de las comunidades de la creación digital y tecnológica del mundo de hoy e incluiría oferta académica de robótica, inteligencia artificial, medicina con robótica, ciencia de datos, ciberseguridad, nanotecnología, finanzas, manejo de criptomonedas y preparación de abogados 4.0”, y que contrastan con las carreras tradicionales de las que están llenas los centros universitarios regionales, con las carreras de corte humanista.
A Castro se le ha dicho que está fuera de la realidad, que ya existe el Instituto Superior Mario Molina que tiene una planta de poco más de mil profesores y un alumnado de 13 mil.
LA PROPUESTA DE LOMELÍ
La Universidad de Morena que plantea Carlos Lomelí sería para atender a los rechazados y las universidades de Morena que han creado y que son pagadas con el 50% de salario que aportan directamente sus funcionarios se ofrecen las carreras de Agricultura y Agronomía, Contabilidad y Administración Pública, Derecho, Ingeniería Civil, Ingeniería en Computación, Medicina Integral Comunitaria, Normal de Educación Primaria y Escuela Normal Intercultural Bilingüe, ubicadas actualmente en la Ciudad de México, Estado de Campeche, Yucatán y Tabasco. Lomelí ha propuesto acabar con el examen de admisión en la UdeG, pero le han respondido que ésta es autónoma y se rige al margen del Poder Ejecutivo.
La propuesta de ambos candidatos por donde se le vea es positiva, es pertinente revisar la educación superior de Jalisco, revisar el funcionamiento del Instituto Mario Molina, revisar el modelo de educación de la Universidad de Guadalajara, si los cerca de mil millones, de poco más de 13 mil 398 millones de su presupuesto anual que se destinan a actividades de extensión universitaria –corresponden 567 millones este 2018 del Corporativo de Empresas Universitarias que preside Raúl Padilla- es lo mejor para Jalisco y el futuro de sus jóvenes.
Hay visiones encontradas en este tema, quienes ven como intocable a la UdeG, que por su dimensión no deja de ser una institución que vive el fenómeno del gigantismo y que como los grandes mastodontes, se vuelve lenta en sus movimientos, frente a la velocidad que plantean los cambios y transformaciones de los nuevos tiempos.
El debate está abierto. Es un tema que se está discutiendo, habrá que ver la respuesta que tiene la sociedad con su inteligencia. El tema hay que verlo con seriedad cuando en un sexenio pueden ser más de 100 mil jóvenes que no tienen ingreso a la universidad pública en Jalisco.
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Fotografía: Conciencia Pública