Por: Héctor González. Aristegui Noticias. 22/02/2016
La periodista argentina publica ‘Ayotzinapa. Horas eternas’, una investigación donde da voz a los familiares de las normalistas desaparecidos en Iguala.
“Ayotzinapa es un espejo de México”, dice la periodista Paula Mónaco Felipe (Argentina, 1977). A partir de las voces de los sobrevivientes publica,Ayotzinapa. Horas eternas (Ediciones B), investigación que reconstruye lo ocurrido en Iguala los días 26 y 27 de septiembre de 2014. El libro es también una crónica de lo que siguió para ellos: un año de vida suspendida y de intenso peregrinar ante autoridades que consiguen dar una respuesta convincente.
Sus padres desaparecieron en la época de la dictadura argentina, supongo que de ahí le viene el interés por hechos como los sucedidos en Iguala…
No sólo por eso. Le he dedicado bastante tiempo de mi trabajo profesional. No pretendo tener objetividad aunque sí rigor periodístico. Espero que el libro lo refleje en las investigaciones. Reuní entrevistas exclusivas con víctimas y sobrevivientes. Entiendo que en la construcción de los relatos históricos siempre hay distintas fuerzas y pretendo apostar a fortalecer el relato no oficial. La voz de las víctimas siempre es relegada. No hace falta tener a un familiar desaparecido para voltear a temas, sobre todo en un país como México donde los desaparecidos por años se cuentan por decenas de miles.
¿Qué criterios siguió para decidir qué publicar de los testimonios obtenidos?
Tomé sólo aquello que tenía algún valor periodístico y que no ponía ni en riesgo a los familiares. Debemos de tener un respeto muy fuerte para documentar y exhibir el dolor de las otras personas. Hay que tener cuidado de no transformar en una exhibición a las personas que han sufrido por desaparición forzada y otras violencias que estamos viviendo en estos momentos.
Una de las aportaciones de su libro es precisamente, el perfil humano de las víctimas.
Estos temas corren en tiempos que son muy diferentes a los cotidianos. Tal vez hemos visto el tema de Ayotzinapa muy superficialmente; tal vez nos acostumbramos a las fotos en blanco y negro de los muchachos pero es momento de empezar a ver profundamente sus implicaciones y lo qué nos toca hacer como sociedad. Ayotzinapa es un espejo de lo que somos, de lo que podemos y lo que queremos ser. Nuestra sociedad ha recibido golpes muy fuertes en los últimos años. El tejido social está debilitado y sólo nosotros lo podemos reconstruir. Con el libro intento reconstruir una parte y generar inquietud.
En su investigación plantea que nos enfocamos en 43 normalistas desaparecidos, pero que en realidad son más.
Para nosotros las cifras a contar son 48 más decenas de sobrevivientes. Hay 3 asesinados más, 2 heridos de gravedad y decenas de muchachos que sobrevivieron pero que están pagando las secuelas de eso: tiene problemas de angustia, enfrentan amenazas y han tenido que tomar medidas de seguridad para resguardar su vida; esto sin contar los cientos de familiares de los desaparecidos y a quienes también se les transformó la vida.
Al margen de los discursos oficiales y no oficiales, ¿Qué sucede en este caso con la Ley de Víctimas y con la atención a los familiares de estos chicos?
No he trabajado a detalle sobre la Ley de Desaparición Forzada pero he visto en los familiares peregrinar por las puertas del Estado sin encontrar respuestas. He visto estructuras que se crean como la Ley de Víctimas pero que resultan poco amables con los familiares. Veo una estructura que en la teoría es perfecta pero que en la práctica no opera como quisiéramos.
Tlatlaya, Iguala, ahora Tierra Blanca, Veracruz. ¿Éste tipo de operativos se están convirtiendo en una constante?
La desaparición forzada en México alcanzó un nivel que muchos expertos consideran de crisis humanitaria. Los números hablan por sí solos: cerca de 26 mil personas desaparecidas durante la presidencia de Felipe Calderón y más de 10 mil en lo que va del gobierno Enrique Peña Nieto. Lo ocurrido en Tierra Blanca es doloroso y repite las formas aplicadas en Ayotzinapa. Hay una frontera muy borrosa entre la policía y el crimen organizado. No puedo decir que es el modus operandi, pero los datos de las víctimas y los sobrevivientes, muestran que es preocupante el nivel de colusión de las autoridades en los casos de la desaparición forzada.
Es algo que rebasa los partidos, da igual si en PRI, PRD o PAN…
Claro, corresponden distintas administraciones y partidos. Estamos ante un Estado que ha sido rebasado por completo por la delincuencia organizada. Ojalá un día se pueda controlar para que esta sea una sociedad más justa donde puedas salir a la calle sin el miedo de que puedas desaparecer.
Usted pertenece a la organización argentina, Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S). ¿Qué diferencias encuentra en términos de respuesta por parte de las autoridades en comparación con México?
Esta organización también tiene presencia en otros países donde ha habido desapariciones forzadas, incluso en México desde hace más de quince años. Dolorosamente en aquí la desaparición forzada es una práctica que el Estado ha aplicado sistemáticamente en las últimas décadas. En Argentina se logró una respuesta social. Cuando la sociedad se organiza y empieza a reclamar desde distintos ámbitos, urgen a las autoridades a tomar decisiones. Hubo todo un involucramiento no sólo de los familiares, sino de los trabajadores que en su propio gremio reclamaban a sus desaparecidos. Los estudiantes abrieron foros para debatir. Es decir, fue un cambio hecho desde abajo. En México no veremos un freno ni a la desaparición forzada ni a otros crímenes de Estado, hasta que no se involucre toda la sociedad y asuma un papel responsable a largo plazo y enérgico.
Fuente: http://aristeguinoticias.com/1102/lomasdestacado/la-desaparicion-forzada-en-mexico-en-nivel-de-crisis-humanitaria-paula-monaco-felipe/
Fotografía: aristeguinoticias