Por: Agencia Prensa Rural. 17/10/2017
“Hoy pudieron dispararnos y matar a todos”, campesino de Tumaco Campesinos de la zona de Alto Mira, corregimiento de Llorente, municipio de Tumaco, Nariño, estuvieron bajo el fuego del Estado. La fuerza pública abrió fuego contra la comunidad el jueves 5 de octubre, que se movilizaba en contra de la erradicación forzada de cultivos de uso ilícito.
Hechos como los que ocurrieron en Nariño se vienen presentando por todo el territorio nacional, el uso desmedido de la fuerza por parte de las fuerzas del Estado. La situación en el país cada vez es más compleja. Esto en tanto la fuerza pública no parece estar preparada para la implementación del Acuerdo de paz, sino para para perseguir a un “enemigo interno”, el campesino.
La situación en las comunidades que viven de cultivos de uso ilícito es crítica, mientras tanto continúan las erradicaciones forzadas. Lo que es contrario al punto número 4 del Acuerdo entre FARC-EP y Gobierno Nacional, concerniente a:
«… “La solución al Problema de las Drogas Ilícitas”. Para construir la paz es necesario encontrar una solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, incluyendo los cultivos de uso ilícito y la producción y comercialización de drogas ilícitas. Para lo cual se promueve una nueva visión que dé un tratamiento distinto y diferenciado al fenómeno del consumo, al problema de los cultivos de uso ilícito, y a la criminalidad organizada asociada al narcotráfico, asegurando un enfoque general de derechos humanos y salud pública, diferenciado y de género».
Por otro lado, dos campesinos que sobrevivieron a la masacre de Alto Mira contaron lo siguiente:
“Íbamos llegando allá cuando estaba la montonera de gente, y la policía disparó contra nosotros. Yo vi al policía cuando por ahí a 50 metros me disparó y me hirió en el brazo”.
Al preguntar sobre lo dicho por la fuerza pública, cuya versión afirma que fue un ataque de “disidentes de las FARC” respondió:
“Fueron ellos (la fuerza pública) los que nos dispararon, porque de frente, fueron ellos los que nos dispararon. (…) La gente se amontonó y llegó ahí, y ellos por ahí como un minuto hicieron un “rafagazo”, y ahí quedó el reguero de gente extendida”.
Otro campesino dijo:
“Nosotros íbamos a una mesa de diálogo donde negociáramos los campesinos con ellos, para ver a qué podíamos llegar y estábamos en ésas. Cuando en medio de todos un soldado y un policía de los que estaban ahí armaron la balacera. (…) Sonaban bombas de aturdimiento de todo lo que ellos tienen y artillería pesada”
El sobreviviente agregó que las personas fueron asesinadas en estado de indefensión, “fueron masacradas por las fuerzas del Estado”; dijo también que en los cuerpos de sus compañeros deben estar las pruebas de la munición utilizada.
Lo cierto es el mismo ejército colombiano masacrando a los campesinos, los campesinos de nuestras veredas, los que luchan por tener cada día el pan diario […] porque si tuviéramos plata no anduviéramos pidiendo al Gobierno. Lo único que pido es que no vayan a acabar con el campesino; hoy pudieron dispararnos y matar a todos, el Gobierno sigue engreído y nosotros peor que antes. Ya se reincorporó la guerrilla y ahora imagínese como no pueden darse plomo con ellos ahora van acabar con los campesinos”
Hace dos siglos Bolívar dijo: “Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo”, hoy el Estado colombiano está atacando el narcotráfico por su eslabón más débil, el campesino cultivador. Arremetiendo contra las comunidades campesinas que trabajan por una sustitución gradual y concertada. La manera de abogar e implementar por una política antidrogas más coherente, no puede partir del asesinato de campesinos que reclaman por un Estado Social de Derecho e igualdad social.
- Agradecemos a los comunicadores populares, quienes cubrieron esta situación e hicieron llegar los audios para su difusión.
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Fotografía: Agencia Prensa Rural