Por: Demián Morassi, Erasmo Calzadilla y Aníbal Hernández. The Oil Crash. 16/07/2018
El primer año [1], con los números de 2014 alertábamos acerca de un inminente pico de consumo de petróleo debido a que se estaban encontrando el aumento de consumo con la caída de la producción.
Al siguiente [2], con los números de 2015, nos percatábamos de que nuestro pronóstico era atinado; de hecho, 2014 se ha convertido en el pico de consumo de petróleo en Latinoamérica y El Caribe. Era hora de una nueva pregunta ¿Habremos llegado al pico de consumo energético total?
Los números de 2016 [3] mostraron que se había llegado a una meseta. En ese año subrayamos el declive de la producción de las tres energías fósiles (el petróleo venía cayendo desde 2006, el gas y carbón siguen sin superar el pico de 2014), y lo difícil que sería para las “renovables”, aún creciendo vertiginosamente, contrarrestar la caída de las anteriores.
Como nuestros pasos parecen ir en la dirección correcta y cada año que pasa nuestros informes son republicados en más medios de comunicación [4], nos animamos a esta nueva cruzada contra los optimismos económicos cantados por nuestros dirigentes y la totalidad de los medios masivos de comunicación. Y lo hacemos con un análisis más largo de lo habitual dividido en dos partes. La primera es una breve introducción al contexto político económico en el que se produce el declive energético de la región dividida en tres partes: México y El Caribe, la Zona Sur y la Zona Andina. La segunda parte incluye los datos de producción de todas las fuentes energéticas primarias, tanto fósiles como renovables que son básicamente una actualización de los datos que presentamos cada año.
En caso de mantenerse estos altos precios en 2018 es posible que los países exportadores puedan mejorar económicamente, lo cual redundaría en un aumento del consumo y a los importadores les sucedería lo contrario.
Los datos de BP para el gas fueron revisados hacia abajo en 2015 y hacia arriba en 2016. Por ahora no podemos saber cuál es o será el pico de consumo. Lo que es claro es que cada vez más, el gas viene jugando un papel importante en la sustitución de una parte del petróleo y el carbón de la matriz energética de la región aunque el techo lo está poniendo la caída en la producción. Si no hay grandes revisiones quedará 2016 como el pico histórico de consumo de gas en Latinoamérica y Caribe.
Las “renovables” siguen creciendo. La hidroeléctrica está recuperando los valores más altos alcanzados en 2011, aumentando en casi todos los países. El aporte de las “Otras Renovables” (44,5 mtep) ya se aproxima a la producida por medio del carbón (45,8 mtep) [10]. Brasil es la que más contribuye por lejos en el desarrollo de estas energías.
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Se consolida la retirada de las tres fósiles, producción, refinería y consumo, arrastrando hacia abajo a la energía total producida en Latinoamérica.
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Continúa el crecimiento constante según BP del mix “renovable” formado por la eólica, solar y geo-biomasa a la vez que hay un repunte de la energía hidroeléctrica. Sin embargo están lejos de compensar la pérdida de energía proveniente de fuentes fósiles.
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Los conflictos directamente relacionados con la escasez energética comienzan a provocar terremotos en el escenario político. Protestas enVenezuela, Paraguay, Haití, Argentina, México y Brasil (en estos tres últimos por la desregulación del precio de las tarifas o los combustibles), inflación constante enArgentina e hiperinflación en Venezuela. En este último caso se consolida un colapso social estrechamente relacionado con el declive de la producción de energía.
REFERENCIAS
[12] La deuda externa como porcentaje del PIB viene aumentando desde el 2008 (representaba el 20,1%) pero acaba de tener un especial incremento entre 2015 (29,3%) y 2016 (37,2%). Fuente: CEPAL.
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Fotografía: The Oil Crash