Por: Rocío Valderrama. Iberoamérica Social. 28/12/2016
Dentro del lenguaje políticamente correcto todos afirman que la educación es la única forma de poder salir de una manera positiva de la crisis y cimentar el futuro; en cambio los políticos se dedican solo a lo importante que es la educación, pero no invierten en ella, más aún, la recortan hasta niveles en que todos los expertos afirman que se está poniendo en peligro la esencialidad de la misma educación.
Los datos del día a día muestran que la educación en nuestro país está cayendo a niveles catatónicos, en cambio los políticos de toda índole y condición lo único que hacen es enfrentarse unos contra otros por la educación, su reforma y de cómo debe ser. Todos reconocen que la educación es esencial, pero da la impresión que es esencial porque es un excelente vehículo para condicionar, manipular, engañar a las futuras generaciones. Marshal McLuhan declaró: «El medio es el mensaje, en este caso la educación».
En España, tres de cada diez niños están en riesgo de pobreza y que el índice de pobreza ha subido del 24,5% al 28,2% en los últimos cinco años. En verdad cuesta entender por qué no se declara ya urgente el rescate de la educación, como se decidió rescatar a la banca. Pues si ésta era necesaria para el equilibrio social, no es menos evidente que la educación es esencial para la cohesión social y el futuro del país. Cinco años de recortes -generales y específicos en educación- han tenido un alto coste para los profesores. Según un cálculo realizado por CCOO, los maestros acumulan una pérdida de poder adquisitivo de entre un 44% y un 63% -según la antigüedad y el cuerpo docente al que pertenezcan-.
El sindicato engloba esta situación en el hecho de que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, “ha gobernado de espaldas al profesorado”, según ha valorado Francisco García, secretario general de Educación de la Federación de Enseñanza de CCOO, y la ciudadanía critica consciente de la importancia de que las decisiones se tomen teniendo en cuenta a las personas directamente afectadas. Se requiere también recuperar ese sentido de la política en democracia que es la relación y el control de los ciudadanos sobre el Estado y las élites que eligen para que les gobiernen en una sociedad ahora conectada y con una mayor capacidad de participación. Función central de la política en democracia es reconciliar economía y sociedad. Y no lo hemos logrado. Hay un desentendimiento de las élites con la ciudadanía, que choca a más de un observador de países conectados globalmente, con un sentido democrático diferente al que hoy sentimos. Cambiar esa situación es una verdadera tarea para estos tiempos, una tarea en la que han de entrar las nuevas generaciones. Pues, una vez más en la historia de España, será necesario para el cambio de política un cambio de generación.
El papel de la educación es esencial, para este cambio, sin embargo como hemos comentado es precisamente en educación donde no se está apostando por el cambio. El nuevo contexto social en que debemos situar el proceso educativo está inmerso en un conjunto de problemas, consecuencia de los grandes cambios sociales producidos por la globalización: tecnologías, nuevas migraciones intercontinentales, nuevas riquezas y nuevas pobrezas, nuevas necesidades de alfabetización, entre otros aspectos. En este contexto, la creación de conocimiento está en constante evolución y sometida permanentemente a cambios relacionados con las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Esta situación nos obliga a replantear el papel de la escuela del futuro y el perfil que debe tener el profesorado del siglo XXI. Desde este punto de vista, las competencias de un nuevo perfil del profesor de secundaria pasan por estimular habilidades no solo cognitivas sino también en el ámbito de la acción y de la reflexión. Según, Carbajo (2005), en el desarrollo de investigaciones relacionadas con la educación y la formación de docentes reflexivos. Actualmente, los cambios científicos acelerados han subrayado el carácter provisional del conocimiento, a la vez que nuevos paradigmas científicos, como el crítico y el ecohumanista, han propiciado el acercamiento entre las ciencias experimentales y las ciencias sociales. La escuela actual, debe enseñar a los estudiantes a transformar la información en conocimiento. Recibimos mucha información de los medios de comunicación y de internet, que nos llega a través de una visión fragmentada de la realidad. El proceso educativo, y el profesor como agente educador, debe ordenar este caos y jerarquizar esta información, para ayudar al alumnado a recomponer una visión global de los problemas.
Para entender la educación de manera global es necesario contar con la comunidad. En realidad, estamos frente a un gran reto, que implica romper con paradigmas educativos y sociales donde estudiantes y ciudadanía dejan de ocupar el lugar de observadores para convertirse en actores centrales de ambos fenómenos. Siguiendo a Lipman (1998), tanto la familia, como el Estado y la escuela son las instituciones responsables de la educación de los individuos. La primera es responsable de las conductas privadas; la segunda de los valores públicos y la última se encarga de hacer una síntesis de ambas buscando crear un proyecto a futuro, desde una ciudadanía más responsable.
En estos escenarios educativos, ya sea en la familia como en la escuela, necesitamos utilizar determinadas herramientas de acción y alternativas metodológicas específicas que favorezcan la participación y la creatividad (Valderrama y Limón, 2010), ya que no podemos afirmar que existe un método mejor que otro. Sin embargo, el grado de participación del alumno dentro de una metodología es directamente proporcional a la significatividad de los aprendizajes que alcanzará (Fernández, 2006). La oportunidad de experimentar con nuevas fórmulas creativas resulta un reto: existen miedos, desconocimientos…, aunque también actitudes emprendedoras, capaces de arriesgarse, aprender y probar desde y con la praxis. En este sentido, el sincronizar actitudes, capacidades, tiempos y espacios plantea otra cuestión a superar desde la reflexión compartida en la posibilidad de emprender conjuntamente acciones creativas en ritmos sincronizados.
Bibliografía
Carbajo, C. (2005). Diez nuevas competencias para enseñar de Ph. Perrenoud. Universidad de Murcia. Recuperada el 22 de agosto de 2012 http://revistas.um.es/index.php/educatio/article/viewFile/127/111.
Fernández, A. (2006). Metodologías activas para la formación de competencias. Universidad de Murcia. Recuperado el 22 de agosto de 2012.http://revistas.um.es/educatio/article/view/152/135
Lipman, M. (1998). Pensamiento complejo y Educación. Ed. De la Torre. Madrid.
Valderrama R, Limón D. (2010). “El mapeo social como herramienta educativa en el trabajo por proyectos: aprendizaje autónomo, activo e inductivo en la comunidad educativa”. Memoria del proyecto de Innovación docente en el marco del I Plan Propio de docencia.
Para citar este artículo: Valderrama, R. (2014). El valor de las alternativas en los escenarios educativos en períodos de crisis. Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales, II, pp. 25-27. Visto en: http://iberoamericasocial.com/el-valor-de-las-alternativas-en-los-escenarios-educativos-en-periodos-de-crisis/
Fuente: http://iberoamericasocial.com/el-valor-de-las-alternativas-en-los-escenarios-educativos-en-periodos-de-crisis/
Fotografía: antinuclearyecologista