Por: Escaño, C. Iberoamerica Social. 07/09/2016
Fase 1. Instalando el sistema operativo
Cuando se conjugan los tiempos y espacios vinculados a la colonización dejamos llevar nuestro pensamiento (moderno) a la acción de ciertas naciones imperiales –esencialmente- europeas que desde el siglo XVI asumieron el poder cultural y económico global, convirtiendo a Occidente en una etiqueta que trascendía lo geográfico.
Todo proceso colonizador, como señala Josef Estermann (2014), conlleva siempre un aspecto de asimetría y hegemonía, tanto en lo físico y económico, así como en lo cultural y civilizatorio. Esto se traduce en estrategias de violencia y subyugación bien conocidas. Igualmente es conocida la sinrazón que se ejercía hasta el punto de llevar a un grado superlativo tal colonización con la acción de la esclavitud: es decir, una situación jurídica en la que una persona pasa a ser propiedad de otra.
Fase 2. Implementación de programas
Toda potencia colonizadora ocupa un territorio, lo cultiva, se nutre del mismo, lo expolia y propone e impone su propia cultura y marco jurídico que le autolegaliza e incluso llega a generarse un argumentario que le legitima. Si atendemos al proceso histórico evolutivo de esta colonización, los pasos nos sitúan en la época ulterior de la modernización. Hardt y Negri (2005) enuncian: “la sociedad misma llegó a industrializarse lentamente hasta el punto de transformar las relaciones humanas y la naturaleza humana. La sociedad se convirtió en una fábrica” (p. 308). La era de la agricultura cedió ante la era de la industria, la cultura de la explotación y cultivo de la tierra dio paso a otro tipo de cultura de la explotación y cultivo: la de las personas (para qué andarse con rodeos).
Fase 3. Instalación de router y conexión a la Red
Y si seguimos la línea marcada por Michael Hardt y Antonio Negri (y Frederic Jameson, entre otros), la modernización ya concluyó: la producción industrial ya no se expande en sus dominios sobre otras formas económicas y fenómenos sociales. Tras el paso por el sector primario (agricultura y minería), el segundo sector (la industria) -la denominada la modernización- también se agotó como agente hegemónico: bienvenido (hace ya cuatro décadas) el sector terciario de los servicios: la informatización o era de la post-modernización. Toda acción relacionada con el conocimiento se convierte en motor económico: conocimiento, información, afectos, comunicación. La economía informacional muestra su exponente más claro en la articulación de una red de información que entreteje e impregna (el) todo (social y cultural): Internet. En este contexto las estrategias colonialistas tienen otro “terreno” de acción. Pero la colonización y colonialidad -la cual representa un conjunto de fenómenos que abarcan desde lo existencial hasta lo económico, que procuran la determinación y dominación de uno por otro (Estermann, 2014)- en la Red no es nacionalista, sino neoliberal. Siguiendo los cánones de la economía informacional, el instrumento de la nación ha pasado el testigo al instrumento de la corporación comercial. La finalidad sigue siendo la misma y los modos colonizadores muy parecidos: ocupar un territorio, cultivarlo, nutrirse del mismo, expoliarlo y proponer e imponer su propia cultura y marco jurídico que le autolegalice e, igualmente, generando un argumentario que llegue a legitimarle. La Red no se podía conquistar por las naciones -por su propia naturaleza-, pero su conquista es igualmente trascendente: la Red es una sinécdoque de la vida social y cultural presencial. En consecuencia, es un territorio nada baladí para la acción de la (nueva) colonialidad.
Fase 4. Instalar parche/crack
Ignacio Ramonet anunciaba ya en 1998 el advenimiento del poder conquistador en la Red: “¿Cuál será la regla global para el futuro? La propiedad privada de todas las estructuras que constituyen la plataforma del ciberespacio. Los gigantes de las telecomunicaciones (…) esperan con fruición colonizar el ciberespacio” (pp. 163-164). Facebook, Twitter, Amazon, Ebay,… Sólo hay que experimentar la extraña sensación de vértigo que facilita la webhttp://www.internetlivestats.com/ para comprobar el incremento exponencial de consumo y de número usuarios de servicios de redes sociales, y el poder antiemancipatorio y subyugante que están generando. Aquel grado superlativo de la colonización representado en la acción esclavista cobra un sentido que calificaremos de metafórico (por no pecar de frivolidad) en nuestros contextos: el trabajo no remunerado que como usuarios desarrollamos a ciertas grandes corporaciones mediáticas puede asociarse a un (no tan) nuevo modo de servidumbre. La dominación en la red ejercida por grandes corporaciones cosifican (en su acepción marxista) nuestra vida social. Hoy parece evidente que plataformas y productos tipo Facebook o Twitter están colonizando Internet y están ofreciendo un imaginario, representación y manera de pensar el mundo muy concretos (Rodríguez y Martínez, 2016). Como usuarios de Internet y de estos social media debemos ser conscientes de ello y, cuando menos, procurar otros modos de acción sociocomunicativa y, en la medida que se pueda, acudir a las periferias culturales para tejer alianzas del sur (espacios intersticiales entre Europa, Latinoamérica, cuartos mundos… ) ante un norte cultural, subvertir (con nuestro hacer político y educomunicativo) las pretensiones y objetivos del sistema hegemónico desde dentro de estos propios servicios de redes. Hago mías las palabras de Rodríguez Prieto y Fernández Cabezudo (2014): “Cuando se trata la necesidad de decolonizar Internet, nos referimos a la apertura de nuevas ventanas por las que participamos en la Red. Ello implica no solo nuevos sistemas de acceso o de búsqueda, sino nuevos productos y un desarrollo de las voces que participan en un diseño y compresión más diversos de la Red” (p.274).
Referencias:
Estermann, J. (2014). Colonialidad, descolonización e interculturalidad. En Polis. Revista Latinoamericana. (38).
Hardt, M. y Negri, A. (2005). Imperio. Barcelona: Paidós.
Ramonet, I. (1998). La tiranía de la comunicación. Madrid: Temas de debate.
Rodríguez, R. y Martínez, F. (2016). Poder e Internet. Un análisis crítico de la red. Madrid: Cátedra.
Para citar este artículo: Escaño, C. (2016). Colonizar y Decolonizar la Red (4 fases).Iberoamérica Social: revista-red de estudios sociales VI, pp. 28 – 29. Recuperado en: http://iberoamericasocial.com/colonizar-y-decolonizar-la-red-4-fases
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