Jorge Salazar García. 5/03/2018
Para las personas que leen, aunque sea sólo periódicos o navegan en las redes sociales y no ven televisión abierta, la PGR (Procuraduría General de la República), institución encargada de investigar y perseguir delitos del orden federal, en el caso Anaya, sólo está cumpliendo las órdenes del grupo Atlacomulco. Haciendo uso del sentido común y conociendo un poco la Historia reciente del México neoliberal, se puede llegar a esta conclusión.
Según el principio de contradicción una afirmación no puede ser falsa y verdadera al mismo tiempo. Aplicándolo a la confrontación Meade-Anaya, esta o es cierta o es pura farsa. Hay datos que llevan a pensar que este circo para investigar a Ricardo Anaya por presunto lavado de dinero es parte de una estrategia general profraude. Tiene signos de ser una SIMULACIÓN fraguada en los oscuros sótanos del poder, cuyo objetivo no es difícil de adivinar. Quieren imponer a otro empleado en la Presidencia que mantenga las reformas y garantice más impunidad. Anaya es un alfil ideal para eso por su falta de escrúpulos: es uno de lo suyos. Por esta razón, el Estado, no lo meterá a la cárcel. Eso explica su ecuanimidad ante los señalamientos de la PGR
De Ricardo Anaya lo realmente sobresaliente es su audacia para emprender proyectos que satisfagan su inconmensurable ambición de poder y dinero. Toda su inmensa fortuna la ha conseguido mediante la política. Es un tipo sin ética, pero muy elocuente en sus discursos. Es un hombre de extrema derecha al servicio de los poderosos. Su postulación es el resultado de amarres truculentos entre Diego y Salinas a cambio reconocer de inmediato el triunfo fraudulento de Alfredo del Mazo en el Estado de México. Su ascenso en la política va de la mano de la corrupción. No es cierto que nada deba, sus cercanos saben que la deshonestidad del güero no está en tela de juicio. La PGR actúa en su contra por instrucciones.
Para demostrar que la confrontación es falsa, se requiere poseer información sobre los otros actores visibles de este entremés[1]: el grupo Atlacomulco, Alfonso Navarrete Prida y Diego Fernández de Ceballos. Todos pertenecen a los dos partidos usurpadores de la Presidencia (PRI-PAN) que siguen votando juntos y en el mismo sentido las leyes (Seguridad, laboral, ambiental, concesiones mineras y biodiversidad) que afectan a todos los mexicanos.
Comencemos con el grupo Atlacomulco y quienes lo forman. Su capo mayor es Carlos Salinas de Gortari y algunos de sus personajes más representativos son: Carlos Hank, Arturo Montiel, Emilio Chuayffet, César Camacho, Ignacio Pichardo, Mario Ramón Beteta, Alfredo del Mazo, Alfonso Navarrete Prida y Enrique Peña Nieto. Como bien se sabe son orgullosos PRIÍSTAS caracterizados por su corrupción y abuso del poder.
Con respecto al ¿honorable? titular de la PGR, Alfonso Navarrete, miembro distinguido de ese grupo debe resaltarse su relación simbiótica con el poder. Fue secretario de gobierno en las administraciones de Arturo Montiel y Enrique Peña Nieto en el Estado de México. Con este Procurador es muy difícil creer en la actuación autónoma de la PGR en el caso Anaya.
Hagamos ahora una breve semblanza del Jefe Diego: su inmensa fortuna y éxito en la esferas políticas están ligados a sus turbios manejos en la abogacía, servicio público (diputado y senador) y como defensor de narcotraficantes (http://www.proceso.com.mx/189097/la-turbia-fortuna-de-fernandez-de-cevallos). Su poder lo construye con base en la traición. El fue el co-concertador del gran fraude electoral de 1988 contra Cárdenas. Dio legitimidad a Carlos Salinas reconociéndolo como ganador a pesar de existir abrumadoras pruebas de lo contrario. En 1994 fue el candidato del PAN a la presidencia, enfrentando a Colossio, primero, y después al sustituto Ernesto Zedillo (PRI) y a Cuauhtémoc Cárdenas (PRD). Analistas del aquel tiempo lo señalaron por haber recibido dinero de Salinas para que le bajara a su campaña y permitir levantar la de Zedillo. La “ardilla” (porque siempre andaba por los pinos) después de ese “llamado” casi desapareció de los medios. Su liderazgo en las encuestas perdió impulso al callar su verborrea que lo hizo encabezarlas. Parece ser que fue ahí cuando Ceballos, (como tramposo y hábil leguleyo) obtuvo el compromiso de Salinas para transferir la presidencia al PAN a cambio de no cambiar nada del proyecto neoliberal y no castigar “víboras y tepocatas” ( Fox). Al término del sexenio Zedillista se reconoció el triunfo de Vicente Fox y el picapleitos Diego pasó a reserva. Su regreso como defensor de Anaya responde a compromisos asumidos para evitar ser expulsados del poder. Su gran capacidad histriónica (hijos de puta llamó a sus iguales) vuelve a situarlo en el primer plano.
Conclusiones:
*Si el Procurador es aliado del acusado y su abogado defensor y los tres son socios de Salinas, entonces no es creíble que su objetivo sea perseguir delitos y ejercer justicia. Ni siquiera puede aventurarse la existencia de serias desavenencias entre ellos. Su aparente confrontación es un arreglo de conveniencias. Su cohabitación amorosa en privado los desenmascara.
*Este teatro se armó para reducir la ventaja de Manuel López Obrador en la encuestas. El régimen conoce la influencia que los medios de comunicación mercenarios tienen sobre las masas populares y sabe que las preferencias pueden variar dividiéndolas. Sin duda eso facilitaría la manipulación de los resultados electorales y de este modo la compañía gringa Cambridge Anlytica encargada de los programas de conteo en el INE haría ganar a quién le indiquen.
Finalmente, puede afirmarse que NO hay confrontación PRI-PAN: es una FARSA. Los señores del dinero preparan robar nuevamente la presidencia. Lo hacen porque pueden y están convencidos de que los mexicanos, embrutecidos por la tele, no protestarán ni acudirán a los llamados ciudadanos para organizarse y defender el sufragio. Al descarado uso de SEDESOL, INE y Tribunales electoral suman hoy a la PGR, lo cual deja ver su urgencia por sobrevivir políticamente.
Se entiende cuando un animal en peligro de muerte reacciona con todo lo que tiene para conservar la vida; pero el político no es una bestia (aunque muchos lo parezcan) y los votantes (gente que trabaja honradamente) no amenaza su existencia biológica; por lo tanto, debería prevalecer la prudencia en sus decisiones y no echar gasolina a la yesca de la árida pradera mexicana.
[1] Pequeña pieza teatral de carácter cómico y personajes populares que pretende divertir (distraer) al espectador. Se representa en los entreactos de una comedia mayor (las elecciones).