Por Luis Bello Estrada. Insurgencia Magisterial. 28 de agosto de 2018
A diferencia de hace pocos días, en tiempos poselectorales en México los acuerdos se deberán construir en torno al principio dialógico, desde Habermas hasta Ulrich Beck, y en lo educativo y socioeducativo con Ramón Flecha y Fernando Bárcenas respectivamente, se precisa el “diálogo igualitario” que postula el valor de la racionalidad de los argumentos, por encima de las pretensiones de poder, de los actores que emiten sus posturas. Definir los rumbos y las acciones de personas y grupos basados en las pretensiones de poder refleja nuestra más profunda y perversa tradición política; desde el México prehispánico hasta el contemporáneo. Contra ello los teóricos mencionados exponen que hoy en día hay que dialogarlo todo, discutirlo, negociarlo y acordarlo; todo. Por ello, más difícil que abrir foros de consulta nacional para definir el ideal educativo está la necesidad de una mentalidad profundamente democrática que deberán observar tanto los organizadores como los participantes. En ello, la convicción dialógica definirá el éxito o el fracaso de los foros.
En la consulta nacional de educación, surge la incertidumbre del nivel de debate que se pueda generar o inclusive, si ¿éste estará presente? Si se tomarán acuerdos, si habrá actas y respuesta a cada una de las propuestas. ¿Qué tratamiento se le dará a cada una de las tres modalidades de trabajo, quién las discutirá? Demasiadas dudas que se contrastan con fuertes ilusiones de los que desde siempre han alzado la voz y no han sido escuchados, ahí las masas docentes reclaman, como principio democrático, la isegoría (derecho a hablar y ser escuchado por todos). Es claro que mucho se construirá en el camino y más aún, será necesario un modelo en construcción permanente, al menos, durante todo el próximo sexenio.
La mayor virtud del proyecto es la participación efectiva de todos los actores educativos, con prerrogativas para los profesionales, ello implica una participación copiosa, sin precedentes de éstos, que por otro lado será sin una tradición, sin estructuras históricas, e ideológicamente desconocida para los más de los participantes. Mucho del trabajo se hará como canta Serrat “haciendo camino al andar”. Muchas acciones serán, en teoría, bajo un cambio social definido por el paradigma de “reforma”, es decir verticalmente desde la cima, hacia la base social de la pirámide, pero la mayor parte deberá ser, para lograr legitimidad, bajo el paradigma contrario, es decir el de “innovación”, desde la base social, los ciudadanos, hacia la cima de la pirámide.
La educación por instituir tendrá necesariamente que definirse por cierto ideal de ser humano y ciudadano, pero cada grupo dentro de la sociedad tiene diferentes expectativas de lo deseable, por ello decimos que la educación es un terreno en litigio. Los modelos tecnócratas neoliberales y privatizadores que privilegiaron mantener el status quo mostraron su fracaso, dadas las votaciones del 1º de julio pasado. Ahora, sin lugar a dudas se demanda un cambio de paradigma, la transformación social hacia el demos (pueblo) empoderado. El pueblo en cooperación de sus maestros hará valer su voz a través de un proceso dialógico que gestione la igualdad y la democracia deseada.
Por ello veremos críticamente el entorno que ahora se tiene (la realidad social) y el camino ideal (método) para lograr ese necesario acuerdo que legitime un nuevo modelo educativo nacional. De antemano sabemos que no convendrá a las élites históricamente beneficiadas, por lo que será rechazado por dicha hegemonía. Por el otro lado es claro que el demos (pueblo), está empoderado electoralmente y ahora en alianza con sus maestros tiene la oportunidad y libertad de empoderarse en la más valiosa de las formas de adquirir libertad y oportunidades; democratizando su educación.
Lo primero en atender en lo curricular será reconocer, por los mentores, que la educación es una cuestión espiritual, como bien lo apunta AMLO, cuando dice que ella significa equidad que fortalece el espíritu. La formación espiritual puede tener un viso religioso del tipo dogmático, diferente a ello, aquí nos referimos a la educación legítima, con valores humanos, que está sustentada en la ética socrática (surgida de Sócrates). La paideia socrática da nacimiento a educación y Filosofía, ahí el permanente deseo y felicidad por aprender prevalece, con ello se edifica una formación social, pública y humanista que deseamos como educación. Por ello la primera asignatura y forma de vida que se debe aprender a amar y a hacer en la escuela es la Filosofía.
Fotografía: almomento.mx