Por: Moctezuma Escobedo. Coahuila. 14/10/2018
Breve reseña para mantener vivo, en la memoria colectiva, el sacrificio de los mártires del 2 de octubre.
La cancha techada en el centro de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales está repleta de jóvenes estudiantes. En un estimado a ojo de pájaro, se ve una mayor presencia de muchachas. Cuando llegó son las 10:30 hrs., es la hora del refrigerio. Llama mi atención, la cantidad de universitarios reunidos, calculo que son alrededor de 300, estos también espartanos, o más bien espartanas. Para salir de la duda que tengo, sobre si están ahí para marchar o porque es hora del recreo le pregunto a una estudiante. Me contesta que se han suspendido las clases y se han concentrado para marchar.
Tendidas sobre el piso se encuentran dos mantas rojinegras de 4 x 2 metros. En una se lee: “FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES”, en la otra, “A 50 del 68, No se Olvida”.
Mientras esperamos que den las 11, una joven desaliñada, bastante delgada, de vivos ojos claros y cabello crespo, es solicitada por otras muchachas, carga en sus manos una cajita azul, con dulces, paletas, bombones, cacahuates, chicles y gomitas. Le compró 5 pesos de gomitas, para platicar un poco. Se llama Verania, estudia en el tercer semestre de Comunicación, ahí mismo en la Facultad. Me cuenta que es del ejido Mieleras y vende chucherías para “ayudarse” con los pasajes y la comida. Contra lo que suponía, me dice que no va a marchar, ella anda sobre “el negocio”, en cierta forma, y para ser franco, me defraudo. Ni modo.
Mientras platicaba con Verania, un grupo de universitarios se reunió alrededor de las mantas, en sus manos tenía carteles alusivos al 2 de octubre y fotos de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Exactamente a las 11 horas se levantan las mantas y nos encaminamos a la salida de la Facultad, antes de tomar el Boulevard Revolución un organizador de la marcha, alzando la voz, recuerda que la marcha es pacífica y recomienda evitar caer en provocaciones.
Ya en la calle, con la energía y fogosidad propia de los jóvenes, se exclaman las primeras consignas, ¡2 de octubre no se olvida!, ¡Ayotzi vive, la lucha sigue!, ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!, ¡Ni perdón ni olvido!
La marcha avanza lentamente por Revolución, Al llegar a la calzada Colón dobla a la derecha rumbo al norte. Las proclamas siguen sin perder intensidad. El sol es benigno. Los transeúntes, se detienen y ven con asombro y curiosidad a los que marchamos y gritamos. Para otros, los menos, simplemente no existimos. Adelante dos policías de Fuerza Coahuila en motos y una patrulla de Vialidad abren paso a los manifestantes. ¡Alerta!, ¡Alerta!, ¡Alerta!, ¡Que camina, la lucha estudiantil por América Latina! Se deja escuchar por todo lo alto. En ningún momento se han dejado de exclamar consignas durante el recorrido, y sólo se ha guardado silencio por respeto a los fallecidos y a sus deudos cuando se ha pasado por enfrente de las dos funerarias que están ubicadas por la Matamoros entre la Mina y la Jiménez.
A las 11:47 arribamos a la Plaza Mayor, el sonido está listo a un lado de la enorme asta bandera. Hace uso de la palabra Ramiro, quien señala, que el compromiso de los estudiantes de hoy es mantener vivo en la memoria colectiva el sacrificio de los mártires de Tlatelolco. Recuerda que la brutal represión y el vil asesinato de estudiantes por parte de las fuerzas represivas del gobierno se repitieron el Jueves de Corpus de 1971 y con los estudiantes de Ayotzinapa en 2014, entre otros muchos ominosos escenarios, en los cuales se ha derramado cobarde e impunemente la sangre estudiantil. Ramiro reafirma la responsabilidad histórica, que como estudiantes de la universidad pública, y de Ciencias Políticas tienen de hacer suyos, todos y cada uno de los problemas sociales, de hacer de la nuestra, una vida entera de lucha, una vida entera solidaria y a favor de quienes más sufren, de los desposeídos, de los que menos tienen. ¡Hasta la victoria siempre! Conluye.
Es la hora del Angelus, el sol que era tibio y benigno al inicio de la marcha, se encendió con el arrebato y la pasión justiciera de las muchachas y muchachos universitarios. Ahora cae a plomo sobre la inmensa plancha de la Plaza Mayor, y hace que muchos busquen refugio formando una larga hilera sobre la sombra que proyecta el asta bandera.
Para mi fortuna, el intenso calor no ha desinflado las desgastadas llantas de mi vieja, pero no por ello, útil bicicleta.
Fotografía: eldiariodecoahuila