Por: Gonzalo Jara. 20/05/2016
El desayuno estaba servido. Eran las 10 am y el gobernador Javier Duarte llegaba al World Trade Center de Boca del Río para estar frente al gremio más golpeado y mancillado de su administración: los maestros de Veracruz.
Cuando tocó el momento del discurso oficial, una silbatina estruendosa se apoderó del recinto, eufórico empezó su discurso ante el abucheo generalizado, cada vez que la rechifla, arengas y mentadas de madre fueron subiendo de tono, también subió el timbre de su voz enclenque, en segundos se vio superado por el coro monumental de reclamos y consignas en su contra, era el momento oportuno para el desahogo y catarsis magisterial que lo tuvo a merced para recriminarle el trato indigno y ofensivo que le ha propalado a los maestros de Veracruz. Su rostro se vio avasallado por ríos de sudor que escurrieron sin pausa. El magisterio le cobró factura públicamente ante miles de ojos y oídos que nunca van a olvidar este penoso incidente en la vida de un gobernante veracruzano.
Xóchitl Adela Osorio Martínez, Secretaria de Educación no sabía qué hacer, se le vio desesperada, con el rostro desencajado; finalmente la candidez e inexperiencia de Rosendo Pelayo, Subsecretario de Educación Básica y responsable del evento fue evidente. Al terminar su discurso Duarte iba con las mandíbulas apretadas y la mirada chispeante, estaba furioso, incontenible como un toro de lidia. Llegó hasta el asiento de Xóchitl Osorio y se fundió con ella en un abrazo prolongado, momento que aprovechó para recriminarle al oído por el zafarrancho y dar instrucciones precisas de despedir al responsable del sainete. ¿Quién cabrón organizó este maldito evento? ¿Por qué no previeron ni contuvieron a la disidencia? ¿Por qué abrieron antes de tiempo las entradas para el acceso de familiares de los galardonados? Etc., etc.
Minutos más tarde Duarte abandonó el lugar colérico, rubicundo, sin despedirse de nadie, se levantó, se dirigió hacia la puerta como vendaval sin destino. Ahí terminó el acto protocolario, reinó el caos que pronto se convirtió en romería; ya desahogados, liberados, felices, los docentes continuaron con su festejo.
Fotografía: youtube